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Presentaron su poemario más reciente, Nuevas destrucciones

Ibargoyen explora las metamorfosis alucinantes de las grandes urbes
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de junio de 2009, p. 5

En su más reciente libro de poemas, titulado Nuevas destrucciones, Saúl Ibargoyen, escritor y editor, se propone dar una imagen de la movilidad, la transformación que se presenta en las grandes ciudades con toda su luminosidad y podredumbre, con todos sus rebaños humanos que a veces no saben a dónde van, explicó el autor.

“El efecto de la palabra poética –prosiguió– trata de representar ese cambio o movimiento alucinante, enajenado. La palabra es también un elemento que cambia, que participa de esa transformación, sin dejar de ser palabra.”

Se trata de un lenguaje “a veces escatológico, que para algunos oídos quizá pueda resultar desagradable, pero –dijo Ibargoyen– pienso que cada poeta debe mostrar su verdad, y ésta no tiene precio, pues la verdad poética no se vende.

“Todos compartimos y manejamos el lenguaje, en nuestro caso el idioma español, pero el poeta lo maneja de otra manera para ofrecer su propia visión del mundo, tratando de cuidarlo como una especie de sistema ecológico que siempre se transforma, se combina.

Cuando uno habla de destrucción está hablando de trasmutaciones, de una metamorfosis permanente en la cual todos estamos incluidos y esa inclusión es la que nos lleva de modo inevitable a la participación con el verbo poético en esos cambios, destacó el escritor durante la presentación del volumen, que se realizó la noche del martes en la Casa del Poeta.

Para el autor, cuyos poemas y cuentos han sido traducidos a más de 10 idiomas, la verbalización poética en este caso participa de dicha transformación, para que la mugre se convierta en materia limpia; para que la rosa florezca, hay que abonarla con sustancias podredumbres o fecales.

Reconstrucción de pesadillas

Publicado por el Instituto Mexiquense de Cultura, Nuevas destrucciones se divide en tres apartados: Destrucciones, Otras destrucciones y Los sueños del Hombre. Comenzando por el tercero, el cual fue escrito mucho tiempo antes de los dos primeros, es una reconstrucción de los sueños, o mejor dicho, de las pesadillas que tenía, expresó Ibargoyen, quien al revisar esos textos se dio cuenta del parentesco respecto del tono poético que tenían con las dos primeras partes, poemas que fueron escritos más recientemente, hace dos o tres años.

Titulos como El otro verbo, ¿La palabra?, La banqueta, La voz, Las Musas, Sangre, Alacranes urbanos, Ciudad carnal, Alimaña roja, Visión posmoderna, ¿Nacimiento? (ruptura del sistema) y Musa en rojo mayor, entre otros, integran los dos primeros apartados.

En el caso de Ibargoyen –quien ha publicado más de 50 títulos entre novela, cuento, poesía, ensayo y teatro para niños–, el compromiso poético-social es uno solo. “En la medida en que utilizo un lenguaje, construido durante miles de años, por miles de personas, estoy utilizando un instrumento social, por tanto y en principio, ya estoy comprometido con ese instrumento, lo que se haga luego con él es otra cuestión.

Según mi propia ideología marxista-leninista, inevitablemente, por más influencias que tenga del budismo y del sufismo, la escritura es también un sistema ideológico, por tanto, ese sistema que está integrado a la personalidad no puede quedar fuera de la escritura. Si sale algo que se llame compromiso político es porque está encarnado en uno mismo. No porque uno quiera utilizarlo de manera panfletaria o partidista. Aquello ya esta encarnado en el ser, incorporado en mí.

Como poeta, concluyó, uno siempre busca y, generalmente, aparece algo que no se busca. Por eso es que uno sigue buscando, para saber qué es lo que realmente deseamos decir.