Sociedad y Justicia
Ver día anteriorViernes 26 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Productores y ecologistas piden a Calderón no permitir su cultivo

Agravará el maíz transgénico los problemas económicos y sociales
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de junio de 2009, p. 47

Las más de 300 organizaciones de productores, ambientalistas, derechos humanos y participantes en la campaña Sin maíz no hay país, hicieron un llamado urgente al presidente Felipe Calderón para que detenga la autorización de las siembras experimentales de maíz transgénico.

En una carta instan al Ejecutivo a que asuma una política de protección del cereal, reconocido por el Banco Mundial como un pilar de la alimentación mundial.

La bioseguridad es un tema crucial en el país. La reciente crisis sanitaria por la influenza nos alertó sobre la trascendencia de la seguridad de los procesos biológicos ligados a la salud. En el caso del maíz, su modificación genética presenta riesgos para el medio ambiente, salud humana y animal, lo que se ha corroborado ampliamente en numerosos estudios científicos.

Antes de la entrega de la carta dirigida a Calderón Hinojosa, el grupo de Sin maíz no hay país realizó un mitin de protesta en la cercanías de Los Pinos. Con máscaras y fotografías de los secretarios de Agricultura, Alberto Cárdenas, y de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, simularon sostener un diálogo con el director de Monsanto, Hugh Grant, a quien le entregaron el patrimonio del país y de la humanidad: el maíz.

Otorgar permisos para la siembra de maíz transgénico en el país significará perder el control sobre la calidad del maíz blanco que usamos en nuestra alimentación, destacaron en su escrito los integrantes de dicha campaña. Advirtieron que los riesgos biológicos, sanitarios y ambientales, así como los problemas económicos, sociales y políticos se agravarán con las prácticas monopólicas características de las empresas extranjeras que promueven las siembra de maíz transgénico en México.

No descartaron que una de las primeras repercusiones sea la exigencia de Monsanto a los campesinos que paguen regalías por el uso de biotecnología, debido a la contaminación de los maíces criollos con las variedades transgénicas. Eso sería la privatización del maíz por la vía de la contaminación y con ello el desmantelamiento de la agricultura de autoconsumo y subsistencia; además se perdería la posibilidad de contar con el reservorio genético del maíz mexicano.

Aleira Lara, coordinadora de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace, sostuvo que la reunión de Felipe Calderón con el presidente de Monsanto, en los primeros días del año, y el menosprecio del mandatario a reunirse con las organizaciones sociales, científicos, académicos y artistas que se pronuncian en contra de la siembra de maíz transgénico, muestran la complicidad del gobierno con las trasnacionales.

En lo que llamó la segunda etapa de la revolución verde, Lara aseveró que las trasnacionales pretenden eliminar cualquier protección al maíz, acción que no frena el gobierno. Agregó que a dos años de iniciarse la campaña sin Maíz no hay país se ha logrado convencer a las comunidades indígenas y campesinas de defender las variedades de maíz criollo; los avances son lentos, pero en México se gesta una gran protesta si no se atiende la demanda de frenar las siembras experimentales de maíz transgénico.