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La drogadicción juvenil, por falta de oportunidades, no por ateísmo
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de junio de 2009, p. 4

El consumo de drogas entre jóvenes no está vinculado a sus creencias religiosas, sino a la carencia de afecto y un futuro donde puedan desarrollarse en lo laboral y educativo, afirmó José Antonio Pérez Islas, coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien destacó que 85 por ciento de este sector poblacional se declara católico y creyente en Dios, mientras que sólo 0.8 por ciento se asume como ateo.

Tras la afirmación del presidente Felipe Calderón de que la falta de asideros trascendentes entre los jóvenes, como la creencia en Dios, es caldo de cultivo para el uso de sustancias ilícitas, Pérez Islas agregó que nada está más alejado de la realidad que pretender buscar explicaciones espirituales para la drogadicción, mucho menos la falta de valores.

Se ha comprobado –indicó– que toda adicción está vinculada a una carencia, y en el caso de los jóvenes hay falta de afectividad y autoestima, pero también de oportunidades para alcanzar el éxito laboral o educativo, lo que genera sentimientos de frustración y abandono. Afirmó que en la Encuesta Nacional de Juventud 2005, en la que participó como coordinador, se detectó que sí valoran la familia, incluso se ubica entre los primeros sitios de importancia, pero también nos enfrentamos a la realidad de que, en general, son muy conservadores.

A la pregunta de si se asumen como católicos, 88 por ciento dijo que sí, y entre éstos, 3 por ciento dijo además ser devoto de la Virgen de Guadalupe, es decir, su religiosidad se expresa de muchas formas, pero no incide en el consumo de sustancias ilícitas, pues cuando se les interroga qué tanto influye la religión en su vida responden que sobre todo se relaciona con su actividad sexual.

Cree y serás salvado

Hugo Aboites, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana y especialista en el sistema educativo, destacó que las declaraciones del Ejecutivo sólo hacen evidente la carencia de políticas públicas y de una visión de Estado para atender los problemas que enfrentan millones de jóvenes en el país. Recurrir a explicaciones sobrenaturales –indicó– no sólo es preocupante; cabe preguntarnos a dónde vamos con un gobierno encabezado por quien considera que el problema del consumo de drogas se puede resolver creyendo en Dios. Es como decir a un joven que no tiene acceso a una educación de calidad ni a un empleo digno: cree, y serás salvado.