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Golpe de Estado en Honduras

Zelayistas se manifiestan en carreteras de todo el país; el otro bando hace cadena de oración

Los hondureños, sin esperanzas reales en la negociación realizada en Costa Rica

Revuelo entre golpistas al recibir el respaldo de Lucía, la hija de Augusto Pinochet

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Protesta contra Roberto Micheletti, presidente hondureño de facto, ayer frente a la casa de Óscar Arias, en Costa RicaFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Viernes 10 de julio de 2009, p. 21

Tegucigalpa, 9 de julio. En el puente Germania están contentos. Acaban de escuchar que el presidente Manuel Zelaya Rosales no se verá con Roberto Micheletti en Costa Rica y lanzan vivas.

En la iglesia evangélica Vida Abundante están rece que rece, en un maratón de 24 horas. Escuchan y ven a sus hermanos mexicanos, que se enlazan vía satélite desde el Distrito Federal, seguros de que el Señor hará grandes cosas por Honduras.

Los partidarios y los enemigos del golpe de Estado llevan así desde el 28 de junio. Hoy, los seguidores de Zelaya estrangulan durante seis horas la Carretera Panamericana: la fila de trailers con mercaderías rumbo a El Salvador es interminable. Y hacen lo mismo en carreteras de todo el país.

No se puede decir que los partidarios del golpe lo sean del señor Roberto Micheletti, porque a muchos de ellos les parece impresentable, pero las cúpulas de las iglesias católicas y una nube de evangélicas, los empresarios y la mayoría de los dirigentes partidistas no han dejado pasar día sin movilizaciones, así las disfracen de ciudadanas. Hoy es el turno de Choluteca, donde marchan convocados por la Cámara de Comercio e Industria del Sur, entre otras agrupaciones.

El acto estelar, sin embargo, es la cadena de oración organizada por el pastor evangélico Evelio Reyes, quien desde el primer día se sumó a los partidarios del golpe (una cuarta parte de los hondureños se declara evangélico).

Los candidatos partidistas

A la cadena de oración se suman los candidatos a la presidencia de los dos partidos más grandes del país, el Nacional y el Liberal, quienes han hecho malabares para no comprometerse en el desastre actual, aunque ambos apoyaron el golpe (y participaron en su planeación, según los zelayistas).

Porfirio Lobo, candidato nacional (o cachureco, como les dicen a los militantes de ese partido de derecha), sigue en la misma línea que maneja desde el principio del golpe: Hay que deponer cualquier actitud intransigente, dicen en su mensaje a los negociadores en Costa Rica, antes de ponerse a rezar.

Elvin Santos, quien fuera vicepresidente con Zelaya, es el candidato de los liberales y habla del encuentro en San José: Sé que Dios va estar ahí presente y sé que el pueblo hondureño va estar pidiéndole también su intercesión.

Ninguno arriesga una fórmula de las que se manejan aquí: el adelanto de las elecciones previstas para noviembre; una amnistía para el presidente Zelaya y sus colaboradores o bien para los golpistas; un gabinete de unidad nacional, etcétera.

Hace cosa de un año, el pastor Evelio Reyes sacó a sus feligreses a la calle para apoyar la huelga de hambre de un par de fiscales que acusaban a sus superiores de congelar las investigaciones de sonados casos de corrupción. Reyes los apoyó y se enfrentó a Micheletti, entonces líder del Congreso, a quien comparó con un gobernante egipcio: “Tuve una visión…que nunca veré al faraón investido de presidente de la República”.

La visión del pastor no era del todo incorrecta: él sí ve presidente a Micheletti, pero el mundo entero ve un golpista.

Los golpes que siguen

Los hondureños amanecen pegados a la radio y la televisión, pero pocos parecen tener esperanzas reales en la mediación de Óscar Arias.

Y menos cuando se enteran que Micheletti regresa de inmediato al país y que Zelaya se va a República Dominicana, haciendo polvo la primera promesa del presidente de Costa Rica, de no dejarlos salir de su casa hasta no hallar un arreglo.

En la calle y en los templos no ven mucho espacio para la negociación. Como el joven que carga un letrero en la toma del puente: Ultima hora: la comisión negociadora de Micheletti va rumbo a Marte, porque en la tierra nadie la reconoce.

Los dirigentes mantienen comunicación permanente con sus enviados a San José, y la transmiten de inmediato a los manifestantes: Se van a reunir en cuartos separados y Óscar Arias irá de uno a otro.

Carlos Humberto Reyes, líder sindical y candidato presidencial independiente, pone en palabras la ovación que sigue al informe: Nuestra postura es que no hay más que la restitución del presidente Zelaya, y después de eso vamos a seguir trabajando para llegar a una Constituyente, a una nueva Constitución para Honduras.

–¿No hay más salida que el retorno de Zelaya?

–No. Este es un golpe militar, y hemos advertido a la comunidad internacional que de no restaurarse la legalidad, de agudizarse la crisis, pueden continuar y profundizarse los actos criminales, como en los 80, cuando aquí los orquestó John Dimitri Negroponte. Los que están con Micheletti son los mismos de entonces.

En el golpe está la mano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dice, en la misma línea Salvador Zuniga, dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copih) y uno de los cuatro representantes de Zelaya en Costa Rica.

Entrevistado hace unos días Zuniga aseguró que ex miembros de la CIA, que actúan al margen del gobierno estadunidense, acompañados de golpistas venezolanos y la mafia cubana, pretenden atrincherarse en Honduras para comenzar a dar golpes similares en otras partes del continente. Tengo para mí que sigue Guatemala, y candidatos fuertes son El Salvador, Bolivia y Ecuador.

El dirigente popular veía para Honduras un escenario de guerra civil, y aseguraba que el mensaje del golpe de Estado es que las elecciones no sirven para nada, que ellos, los poderes fácticos, pueden quitar a cualquier presidente en el momento que les dé la gana.

En Washington, los temores de José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, andan en la misma sintonía.

Primer cambio en el gobierno de facto

Los zelayistas seguirán en las calles. Para este viernes, segundo día de diálogo en Costa Rica, tienen previsto bloquear las salidas de Tegucigalpa en los cuatro puntos cardinales.

Naturalmente, serán actividades matutinas y vespertinas porque, con todo y diálogo, el gobierno de Micheletti mantiene el toque de queda.

Cercado, con los empresarios desmarcándose más cada día, el gobierno de Micheletti da tumbos mientras sigue acumulando acusaciones contra los zelayistas: este día anuncia que investigará las cuentas de 40 funcionarios del gobierno anterior, y también de periodistas y líderes sociales, algunos de los cuales participan en el diálogo en Costa Rica.

En coincidencia con el primer viaje internacional de Micheletti, se anuncia también el primer relevo en su gobierno, con apenas 12 días en el poder: Enrique Ortez Colindres (el que dijo que Barack Obama era un negrito del batey), no es más canciller, sino ministro de Gobernación y Justicia.

Mientras, los medios nacionales favorables al nuevo gobierno –casi todos– se siguen viendo en problemas para publicar información de apoyos internacionales a los golpistas. Es notorio que expurgan la prensa internacional en busca de un poco de aliento. Naturalmente, repitieron hasta el cansancio un editorial del Walt Street Journal y las declaraciones de algunos legisladores republicanos (especialmente los de origen cubano). Pero hoy se vuelan la barda, al publicar el respaldo de una demócrata chilena de nombre Lucía: sí, la hija de Augusto Pinochet.