Sociedad y Justicia
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Mueren más de un millón de personas al año por condiciones inherentes a ellas, sostiene

Megaciudades, dañinas para la salud: experto

Sufren enfermedades por la contaminación, sanidad deficiente, estrés y otros problemas

 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de julio de 2009, p. 38

Se estima que cada año mueren más de un millón de residentes urbanos por enfermedades derivadas de la contaminación, la mala calidad del agua, las deficientes condiciones sanitarias, el estrés y otros problemas que enfrentan las megaciudades.

Adrián Guillermo Aguilar, del Instituto de Geografía de la UNAM, explicó que las grandes urbes –de más de 10 millones de habitantes– tienen una serie de desafíos sociales para brindar a sus ciudadanos una buena calidad de vida.

Uno de los principales problemas en las megaciudades es el estrés con el que viven sus ciudadanos. El especialista en desarrollo urbano resaltó que el crecimiento desordenado de las ciudades ha provocado que las personas vivan con presión por el exceso de trabajo y falta de tiempo para recreación. Los ciudadanos viven una gran tensión por los desplazamientos en el transporte y la fuerte carga de trabajo; esto provoca que las personas dediquen poco tiempo para ellos mismos o sus familias.

Diversos estudios revelan que los habitantes de las grandes urbes presentan un trastorno llamado síndrome de la felicidad aplazada, que no es otra cosa que una profunda angustia de las personas, que no tienen tiempo suficiente para cumplir con sus obligaciones laborales, por lo que posponen experiencias placenteras, el ocio y la recreación, intentando recuperarlas en un futuro que nunca llega.

Aguilar informó que existen en el mundo más de 20 megaciudades, la mayoría con problemáticas como la falta de abastecimiento de recursos naturales y alimentos, escasez de vivienda digna y económica, ineficiente gobernabilidad, expansión de asentamientos irregulares, desigualdades extremas entre su población, violencia, criminalidad y narcomenudeo.

El investigador señaló que existen dos modelos para planificar el crecimiento de las ciudades: el compacto y el difuso. El primero edifica el crecimiento de la ciudad poco a poco, con una compacta zona construida, contigua, sin que surjan desarrollos lejanos de la urbe. Para este modelo se necesitan visiones metropolitanas, regionales y planificadas.

Agregó que el modelo difuso –en el que se encuentra la ciudad de México– es en el que no existe un plan de desarrollo y de aprovechamiento racional del terreno. Se permite que la ciudad crezca adonde sea, inclusive hacia sitios muy lejanos. Este modelo consume mucho espacio, lo cual no es recomendable cuando no se tienen muchos recursos o cuando se pierden terrenos agrícolas. El fenómeno que se presenta es que al tener desarrollos (habitacionales) muy separados de la ciudad, cuesta mucho construir vialidades y redes de drenaje y agua, porque son más metros de construcción; hay más problemas de transporte y vialidades, la población consume mucho tiempo en sus traslados. Problemas que provocan malestar, enfermedades y distracción entre los ciudadanos.

Nueva York fue la primera megaciudad del mundo, al alcanzar 10 millones de habitantes en la década de los 50 del siglo pasado. Posteriormente otras urbes se sumaron a ese grupo. Actualmente algunas de las más pobladas son Tokio, Japón, con más de 35 millones de ciudadanos; Seúl, Corea del Sur, arriba de 23 millones, y la ciudad de México y su zona metropolitana, donde actualmente viven 20 millones de personas; además de que recientemente han surgido grandes urbes en el sureste asiático, en particular en India y China.