Opinión
Ver día anteriorSábado 11 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El retorno de los brujos
U

n grupo de 13 chavos y chavas de entre 19 y 21 años son quienes conforman los anulistos, estudiantes de ciencias políticas de la FES Acatlán de la UNAM. Casi todos viven con sus padres y sólo tres de ellos tienen algún trabajo más bien temporal. Varios cuentan con pequeñas becas para comprar libros y sobreviven con alrededor de 600 pesos al mes.

Hace seis meses organizaron un seminario sobre la coyuntura política en México. Invitaron a varios analistas, debatieron y discutieron. Crearon un blog, http://las2milpalabras.blogspot.com, en homenaje a la gran novela de Kundera. Se consideran de izquierda. Leen bastante, textos políticos y de literatura. Decidieron hacer campaña por el voto nulo. Un buen día, armados con megáfonos se embarcaron en una larga jornada por el Metro. Invitaban a ir a sufragar y explicaban las razones por las cuales ellos emitirían un voto nulo. Los temas recurrentes fueron: la ausencia de canales de participación ciudadana; la impunidad de los poderosos; los agravios a que se ve sometida la ciudadanía frente a un sistema político que no escucha; la ausencia de empleos, y la crisis económica. Dos demandas emergieron con fuerza: mayores canales de participación ciudadana y rendición de cuentas.

Varios sábados y domingos fueron al Zócalo o a la Alameda. Hicieron mítines y repartieron volantes, y a quienes se acercaban les pedían que escribieran algo con un plumón en un pedazo de tela. Todos esos trozos terminaron formando parte de una bandera de las demandas ciudadanas. Se metieron con una manta del voto nulo al festival Viva Latino. Varios de ellos, como Paco, Aurora, Allan y la comandanta Cienfuegos, se pasan horas frente a su compu enviando mensajes a todos los nuevos contactos que han hecho a raíz del movimiento anulista. Muchos más se la pasan twiteando desde sus celulares. Ayer y hoy han iniciado una nueva campaña para agradecer al millón ochocientos mil electores que decidieron anular su voto.

Relato la experiencia de este grupo porque estoy persuadido de que éstas son las características centrales de comunidades reales y virtuales de jóvenes que constituyen la columna vertebral de un movimiento descentralizado, con amplias ramificaciones por todo el país. Hoy se expresó mediante las campañas del voto nulo; mañana, con mayor vigor por otras demandas. Muchas de estas comunidades, como el conjunto de anulistas en Jalisco, han encabezado antes movimientos por el rescate ecológico o la conquista de espacios públicos en la zona metropolitana de ese estado.

Dos impactos centrales ha tenido el movimiento por el sufragio nulo. Fijó una agenda de propuestas y reformas frente a una campaña insulsa que giró en torno de espots. También contribuyó a que un segmento importante de abstencionistas se decidiera a acudir a las urnas para expresar su malestar y hartazgo.

En el nuevo tablero político que surge de estas elecciones intermedias otros rasgos también son clave. Un electorado sumamente volátil que oscila por regiones y hasta municipios entre el PRI y el PAN, y entre el PRI y las izquierdas en función, sobre todo de desempeños políticos previos. Una intervención cada vez más evidente de los poderes fácticos en los asuntos públicos y particularmente en los procesos electorales. Un amplio y complejo proceso de restauración conservadora que se expresa en lo político, pero también en los ámbitos sociales y culturales.

Cuatro preguntas a responder con los datos electorales definitivos en mis próximos artículos: ¿Cuál es la naturaleza del voto de castigo que recibió el gobierno de Calderón y su partido? ¿Por qué se desplomó el voto de las izquierdas? ¿Cómo intepretar eventos extraordinarios, como la elección en Sonora y sobre todo el triunfo de la izquierda en Iztapalapa? ¿Cuáles fueron los factores que llevaron a un triunfo contundente del PRI? En todo caso, se trata del retorno de los brujos.