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A la Mitad del Foro

El imperativo territorial

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El PRI obtuvo 237 curules en la Cámara de Diputados, más las logradas por el PVEM, lo que lo convierte en la fracción mayoritariaFoto José Antonio López
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n 1997 perdió el PRI la mayoría en la Cámara de Diputados. Y el PRD alcanzó a ocupar 125 curules, suficientes para desbordar el incontenible optimismo de Porfirio Muñoz Ledo, quien cantó con épica sordina un verso de afirmación estamental y mayestática: Nos que cada uno vale tanto como vos, y todos juntos más que vos... Vendría la alternancia y con ella la coronación de la estulticia y la transición sin cambio de régimen, caldo de cultivo para políticos sin ideologías y partidos sin objetivos. Hasta que se impuso el imperativo territorial.

Claro que se olvidaron de la evolución los de la Creación y la defensa de la vida desde la gestación; los que dejan inermes a los niños en la hoguera de la vanidad privatizadora y el odio irracional al Estado laico. En plena conmemoración oficial de Darwin, los desmemoriados cerraron ojos y oídos a la campaña del PAN en el gobierno, o del desgobierno empeñado en destruir al PRI, mientras se ocupaba de derrotar al PRD, haya sido como haya sido. Pero el 5 de julio ganó el PRI 185 diputaciones de mayoría relativa, más de la mitad de las 300 en disputa, y tendrá 237 diputados, que con los del PVEM les darán la mayoría incontestable. Porque el PAN, devorado por la soberbia y demolido por la incompetencia, tendrá 141 o 142 diputados, menos de la tercera parte que necesita para vetar un presupuesto propuesto y aprobado por la mayoría de la Cámara de Diputados.

El poder de la bolsa es del Congreso, no del Ejecutivo, decidieron los fundadores de la primera república moderna. Allá, donde Barack Obama conduce el cambio mientras aquí damos vueltas a la noria. Cambiar es avanzar, transformar, conjugar revolución y evolución para fijar objetivos y alcanzarlos, señores del dinero que lamentaban la suerte del pobrecito señor Presidente, profetas del mundo al revés, del retorno a un pasado autoritario, del que no pueden distinguir mito y método. Desde la evolución darwiniana nos hace un guiño el ingenio de Tito Monterroso. Cuando el dinosaurio despertó, todavía estaba allí. Locura del priato tardío que al desplomarse el presidencialismo ilustrado improvisó un poder territorial abstracto, por temor y desprecio al sector campesino y al obrero. Del de la CNOP, baste lo atribuido a Pablo Neruda sobre estructura sectorial del PRI: Entonces en México, ¿los obreros y campesinos no son populares?

Haga de cuenta la indefinición del PRD, encumbrado hace tres años y que ahora se quedó con 71 diputados, mientras sus aliados del PT y Convergencia tendrán 13 y 6, respectivamente. Con la agravante de que en plena debacle de la derecha, los progresistas hablan de las nulidades y entonan loas a la sagacidad de los electores de Juanito en Iztapalapa. Pero esos son otros López. Estamos ante el imperativo territorial ignorado por los panistas de Calderón, centralistas de alma que jamás entendieron que la alternancia en el Poder Ejecutivo de la Unión resultaría en reajuste del poder favorable a los gobernadores de los estados de la República.

Reacomodo que desconcierta y molesta a los que hablan del retorno al pasado y afirman que los gobernadores eran señores feudales, caciques de horca y cuchillo. Por rechazar la evolución, congelan la historia... nada cambia, dicen, aunque en el sistema métrico sexenal las medidas de control los sometían al capricho presidencial, a tal punto que desde 1970 no volvió el Senado a declarar desaparecidos los poderes de alguna entidad: los gobernadores renunciaban mansamente, a una señal de Los Pinos. ¿Quién podría dar esa orden hoy? Ya somos 107.6 millones de mexicanos; 27.2% tienen entre 15 y 29 años de edad, y nuestros gobiernos no son capaces de darles educación ni empleo. Pero los enanos del tapanco de la extrema derecha amenazaron a gritos, acusaron de cómplice del crimen organizado a quien no apoyara al Presidente valiente.

Ausente de la contienda real el lopezobradorismo, decidieron dar gran lanzada a moro muerto y liquidar el PRI. Literalmente, desaparecerlo. Gerardo Ruiz, secretario de Economía, dijo que si llegara a ganar el PRI, gobernaría un narco a México. Que se hacen drogadictos los jóvenes porque no creen en Dios, dijo Felipe Calderón; y en Los Pinos, ante gobernadores priístas exclamaría: Dios no permita que el PRI regrese al poder presidencial.

Esos gobernadores respondieron con capacidad de buenos operadores políticos. Apabullaron al PAN y derrotaron en toda la línea a la tortuosa campaña sucia de inspiración falangista. Los politólogos y académicos de buenas credenciales y ostentosos prejuicios para eludir la mínima sospecha de ser intelectuales orgánicos, atribuyen los resultados al uso y abuso del poder a favor de prácticas tradicionales: ganaron donde gobierna el PRI, dicen. Y no: en Morelos ganaron las cinco diputaciones federales, Cuernavaca y otros 15 municipios. Y en Jalisco ganaron el gobierno de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Lagos de Moreno y Puerto Vallarta. Recuperaron Querétaro con José Calzada, y San Luis Potosí con Fernando Toranzo. Ganó Mario Anguiano en Colima, Rodrigo Medina en Nuevo León y Fernando Ortega en Campeche.

Toda política es local. En Sonora pagó el PRI la prepotente estulticia de Eduardo Bours: Guillermo Padrés Elías, del PAN, será gobernador. Y los 48 niños criminalmente muertos en Hermosillo son testimonio irrefutable de la avidez y corrupción en la complicidad de la subrogación: No vengo a defender modelo, dijo, impávido, insensible, Daniel Karam ante legisladores de la Comisión Permanente. Lo exhibieron, pero le permitieron eludir toda respuesta directa. Ya no digamos renunciar, que eso queda para la retórica del tartufo que habló de la cultura de la dimisión.

Beatriz Paredes respetó la capacidad de decisión local: 300 convocatorias de mayoría para los estados; y las de representación proporcional para el CEN. Son 19 gobernadores y 10 ganaron de todas, todas: Félix González Canto, las 3 de Quintana Roo; Ivonne Ortega, las 5 de Yucatán; Jorge Carlos Hurtado, las 2 de Campeche; Humberto Moreira, 7 de Coahuila; Ismael Hernández Deras, las 4 de Durango; Eugenio Hernández, las 8 de Tamaulipas; Miguel Osorio Chong, las 7 de Hidalgo; Jesús Padilla, contra viento y marea, las 8 de Sinaloa, Ulises Ruiz, 11 de 11 en Oaxaca, a pesar del feroz sitio solapado por el empeño foxiano en que pidiera licencia. Y Puebla para pasmo de tirios y troyanos.

El activismo eficaz de Enrique Peña Nieto concentró la atención del futurismo; el estado de México tiene el mayor número de votantes; 44 distritos electorales y el PRI ganó 40. Veracruz, tercero en población, politizada y de amargos contrastes. Gobierna Fidel Herrera, político de vocación, con voluntad de poder; incansable ejecutor de acciones para el presente y proyectos futuros.

Son los del poder real en espacios reales; nueva generación de la que depende que el PRI pueda ganar las elecciones presidenciales de 2012. Beatriz Paredes recordó lo que ignoraron los panistas: ¡Es la economía, estúpido!, y el PRI tiene que actuar para superar la recesión y generar empleos. Manlio Fabio Beltrones desechó el revanchismo estéril, sin olvidar la campaña sucia de la ultraderecha: votó el pueblo y los hizo perder la mayoría; no hay peor castigo para un gobierno.

La segunda entidad en número de electores es el Distrito Federal; es el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard: sobre el PRD, decidiremos los que ganamos elecciones. Y se reunió con Amalia García, de Zacatecas, y Leonel Godoy, de Michoacán. Y vuelve a escena Cuauhtémoc Cárdenas.

Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud.