Opinión
Ver día anteriorDomingo 12 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Las pasadas elecciones
E

mpiezo por comentar algunos casos particulares, y a partir de ahí será más claro el cuadro general. Lo primero, y en cierto sentido lo más importante, es la victoria en Iztapalapa de una combinación encaminada a echar abajo la decisión de la suprema autoridad electoral, de quitar a la candidata del PRD, electa por mayoría, por una perdedora en esa misma elección primaria.

Ya hablamos de esto la semana pasada. Se recurrió a votar por el candidato del Partido del Trabajo, con una combinación posterior encaminada a que la original candidata mayoritaria, Clara Brugada, ocupara en su momento la jefatura delegacional. Ahora lo nuevo es que la votación del PT fue claramente mayoritaria. Fue un trabajo de primer nivel, encabezado por López Obrador.

La dirección del PRD hablaba de obtener 18 por ciento de la votación y obtuvo 12 por ciento y fracción. La suma de los otros dos partidos de izquierda fue de aproximadamente 6 por ciento. Y yo creo que parte de los votos de la izquierda se anularon por confusión.

Se habla mucho de los votos nulos adrede. En mi opinión, frente a la campaña en televisión y otros medios para que no se votara, esta campaña fue un fracaso. De un antecedente de 3.5 por ciento de anulados, ahora, a escala nacional, fue de 5.2 por ciento la campaña no llegó a jalar al 2 por ciento de los votantes. Pero hay más.

Las candidaturas, por lo menos en el Distrito Federal, eran muy confusas. Pongo por ejemplo la delegación Miguel Hidalgo, donde fui presidente de casilla. La candidata a la jefatura delegacional era postulada por los tres partidos de la izquierda. Pero el candidato a diputado a la Asamblea Legislativa, tenía el apoyo de PRD y Convergencia. Eso no lo sabían los electores. Varios de los votos anulados lo fueron porque el votante marcaba PRD y PT, o PT y Convergencia. En esta elección no hubo una sola boleta por PRD y Convergencia. Los sufragios por este diputado que no se anularon fueron, o por el PRD solo, o por Convergencia sola. En cambio, en la casilla para la jefatura delegacional no hubo ninguna boleta con este tipo de errores, porque los tres partidos de izquierda apoyaban a la misma candidata, no se podían equivocar en este sentido. Hubo otros votos que se anularon, muy probablemente por confusión del empadronado. Y, sí, los que anularon su voto adrede. Pero no eran todos.

No estuvo claro para mucha gente si el candidato del PRD en su distrito era partidario de la dirección nacional de ese partido o de la dirección del Distrito Federal, de López Obrador, o de estos dos últimos. En algunas casillas aparecía un porcentaje minoritario, pero relativamente alto, de votos por el PT.

De todos modos, la mayoría de los jefes delegacionales, y de los diputados locales y federales por mayoría, fueron para el PRD. Con menos que antes. En varios lados escuché quejas de personas de izquierda de que a la gente del PRD no la habían visto en toda la campaña, y que la del PAN se movía mucho y con muchos recursos.

En general, el PRI en el Distrito Federal se fue, nuevamente, al tercer lugar, en todos los sentidos. Pero tuvo más votos que en la elección anterior.

En el plano nacional, ya hablamos de los porcentajes de la izquierda. Pero en ese plano el gran perdedor fue el PAN o, si queremos hablar con más propiedad, el gobierno federal. Varias gubernaturas perdidas a manos del PRI. Menos diputados. Pero tampoco se debe exagerar el efecto de la posible mayoría del PRI en alianza con el Partido Verde. Aun si esto sucede, el Senado sigue con la composición anterior, porque fue electo para seis años y no para tres, como los diputados. La Cámara de Diputados puede bloquear –de hecho, ha habido bastantes formas de bloquear– pero no puede aprobar iniciativas por sí sola, salvo el presupuesto federal, que es enviado por la Secretaría de Hacienda.

No es el primer golpe que recibe el gobierno federal. Hace unos meses nombró a un secretario de Gobernación de origen priísta. A finales del año pasado se frustró su intento de que se hicieran refinerías por parte de empresas privadas, de hecho trasnacionales.

En este cuadro en que se vio el gobierno federal contaron varios factores, entre los que podemos mencionar no haber tomado medidas eficaces contra la crisis, la forma como se manejó y se maneja la epidemia de influenza, y no sólo el incendio de la guardería en Hermosillo, Sonora, sino el que se mantenga la intención de seguir adelante con el sistema de pagar a particulares –incluyendo familiares de funcionarios– por operar las guarderías del IMSS.