Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 12 de julio de 2009 Num: 749

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

De cine y literatura, el híbrido caso de Alberto Fuguet
JUAN MANUEL GARCÍA

Tensar un arco: tres poetas brasileños
JAIR CORTÉS

El pensar apasionado de Franco Volpi
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ

Diálogo con Franco Volpi (fragmentos)
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ

Luciano Valentinotti, un partisano en México
MATTEO DEAN

Elemental, querido Borges (150 aniversario de sir Arthur Conan Doyle)
RICARDO BADA

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
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TIPOGRAFÍA

RAÚL OLVERA MIJARES


Los elementos del estilo tipográfico,
Robert Bringhurst,
Fondo de Cultura Económica,
México, 2008.

El libro en tanto tal, considerado como objeto de cultura y a la vez obra técnica, con una historia y una fisiología propias, se convierte en el eje temático de una colección relativamente nueva del Fondo de Cultura Económica, Libros sobre Libros. Varios volúmenes han aparecido y se tiene en proyecto otros tantos, aunque ninguno tan señero y fundamental como Los elementos del estilo tipográfico, que evoca la memoria de otra obra indispensable de la autoría de Roberto Zavala Ruiz, El libro y sus orillas, caballo de batalla y bastión de la Biblioteca del Editor, auspiciada por la UNAM.

Con frecuencia se desdeña o menosprecia la labor del editor, el tipógrafo y el revisor técnico de libros, confundiéndosela con ese afán de oficiosidad administrativa, protagonismo ante los medios y lobbying en cocteles, prácticas comunes de los llamados publishers o editores de cuello blanco, ésos que velan por los grandes intereses de las casas editoras y ahuyentan a quienes no exhiben un nombre hecho como garantía de venta. En su veneración casi fetichista por la imagen publicitaria, la información rápida y carente de peso, estos profesionales del libro contrastan de manera aguda con el verdadero editor, especie en peligro de extinción, aquel que conoce a cabalidad su oficio milenario, que como escritura a mano iniciara en civilizaciones tan remotas como Sumeria, Egipto o Grecia.

El autor de The Elements of Typographic Style (Hartley & Marks, Vancouver, 2002), el tipógrafo y humanista Robert Bringhurst, se propuso aderezar una obra a la vez histórica y sistemática, buena para el hombre culto en general y para el experto en diseño de libros. Para el lector común el reto consiste en lidiar con una serie de conceptos técnicos, que lo llevarán a terrenos propios de las artes gráficas, las proporciones y la matemática. Para el diseñador será la historia un franco desafío con promesa de enriquecimiento, con el trasfondo predominantemente humanista que el autor pretendió ofrecer como contexto.

A lo largo del volumen se abordan cuestiones menos humanísticas, como la medida de la caja de texto, la colocación de las cabezas y cabecillas de descanso, la armonía de la página y el libro (calculada según proporción áurea), los caracteres especiales con acentos diacríticos y otros símbolos de las distintas lenguas del mundo, las ligaduras o espacios más reducidos entre letras que forman unidades visuales y fonéticas, en fin, todas esas sutilezas que hacen la diferencia entre un mamotreto con letras y un verdadero libro, obra orgánica, expresiva, casi un ente vivo.


IMAGEN DE PANAMÁ

CARLOS FERRER


El Instituto Nacional de Panamá, recuerdos y vivencias de una época,
Aristides Royo,
Círculo Editorial y de Lectura,
Panamá, 2009.

Aristides Royo ha tenido a lo largo de sus sesenta y ocho años responsabilidades tan altas como la jefatura del Estado panameño, ministro, profesor universitario y diplomático, sin olvidar su participación destacada en el equipo negociador de los tratados Torrijos Carter.  A principios de 2009 ha ofrecido una aportación biográfica tan sui géneris como interesante: El Instituto Nacional de Panamá, recuerdos y vivencias de un a época . En 390 páginas contiene una narración detallada sobre su formación preuniversitaria.

  El libro describe cronológicamente cada uno de los seis años escolares, pero está lejos de circunscribirse a lo que sucedía en las aulas. Afloran el ambiente de su Calle 36, el afecto y guía incondicionales de sus progenitores y de su hermano mayor, su grupo de amigos, las aventuras juveniles, los primeros amoríos, sacudimientos personales como la primera (y postrer) borrachera, empleos cuando los hubo en los recesos vacacionales, sucesos como el asesinato de un presidente en 1955 y la reunión de presidentes americanos en 1956. 

A lo largo de la obra emergen con fuerza y agradecimiento los perfiles del personal docente, de los formadores que dejaron huella en su generación. El conjunto es notable por la calidad intelectual y humana, así como la seriedad con que ejercían su magisterio. No es casualidad que la gran mayoría de quienes aprovecharon la oportunidad que ofrecía el colegio, donde la educación siempre ha sido gratuita, hayan logrado sortear sin mayores problemas la formación universitaria futura y los retos de la vida misma. 

Royo trata con generosidad el amor a la patria que los profesores lograron imbuir en sus alumnos. No un amor ciego sino crítico de su entorno. Eran años en que la antigua Zona del Canal constituía un enclave de Estados Unidos en suelo panameño. Las luchas estudiantiles, por tanto, tenían una razón de ser que, en palabras del autor, se sintetizan en estos términos:  “Los estudiantes, en realidad, protestábamos contra la corrupción, las injusticias, la discriminación, contra las enormes diferencias sociales, contra la oligarquía y contra la falta de valentía y de dignidad de nuestros gobiernos frente a Estados Unidos.”

Resulta conmovedor el relato de octubre de 1958 en que su padre, en plena huelga estudiantil, acudió al colegio, sólo le pidió que se cuidara y depositó en el bolsillo del adolescente un billete para que pudiese comer algo. “ Puedo decir que desde ese momento, su conducta fue diferente en el sentido de que me trataba más como un adulto que como menor que era” , apunta Royo y añade: “ Siempre lo quise y admiré por todas sus cualidades, pero desde esa noche lo quise mucho más .”  

El testimonio de Aristides Royo dibuja los tiempos de un estudiante consciente de la oportunidad que se le ofrecía, de una escuela excepcional y de una generación que llegado el momento hubo de dar la cara para afianzar el ser nacional.


LOS HILOS DE LA MADEJA

LEO MENDOZA


Temporada de zopilotes. Una historia narrativa de la Decena Trágica,
Paco Ignacio Taibo II,
Editorial Planeta,
México, 2009.

Junto a su muy exitoso oficio de narrador policíaco, organizador de la Semana Negra de Gijón y promotor cultural, Paco Ignacio Taibo II ha cultivado con notable eficacia el arte de la historia. Así lo atestiguan dos gigantescas y pormenorizadas biografías, además de una narración casi polifónica de las constantes rebeliones, golpes de Estado y resistencia popular en la Cuba precastrista, centrada en la figura de Tony Guiteras (un revolucionario que muchos ni siquiera conocíamos). Los dos primeros libros fueron ampliamente reconocidos, aunque, muy probablemente, es la biografía de Guiteras donde Taibo II combina a la perfección su gusto por contar historias con su afición por el pasado, que ya lo había llevado a convertir en cómic la historia nacional, o bien a recuperar muchos episodios olvidados, como las huelgas inquilinarias en Veracruz y en la colonia Guerrero a principios del siglo xx , o la vida de un general orejón llamado Mariano Escobedo.

La editorial Planeta acaba de publicar Temporada de zopilotes. Una historia narrativa de la Decena Trágica, donde Taibo II cuenta (con un notable respaldo documental sin interrumpir el texto con las siempre eruditas notas) lo que ocurrió en Ciudad de México entre el 8 y el 18 de febrero de 1913, cuando se fragua la caída del gobierno democrático de Madero.

Taibo II narra este episodio sangriento con una gran eficacia y nos presenta, mediante breves capítulos, casi como si se tratara de una narración de suspenso, a los protagonistas de esta historia, los héroes y los villanos: desde Madero y Huerta hasta el embajador estadunidense Wilson o el general Felipe Ángeles.

Apoyado, entre otros, por los testimonios de Urquizo, Tablada (acérrimo crítico del gobierno maderista), Pani, Guzmçan y aun Alfonso Reyes –a quien le asesta un injusto rapapolvo–, Paco Ignacio Taibo ii relata cómo la bonhomía de Madero le impidió ver lo que era más que evidente para muchos otros maderistas (entre ellos, su hermano Gustavo, quien fue brutalmente asesinado en La Ciudadela ): es decir, que se fraguaba una asonada. Y también registra la comedia de equivocaciones que condujeron a los golpistas, encabezados por Bernardo Reyes y Félix Díaz, a retirarse hacia La Ciudadela tras intentar tomar Palacio, acción que dejó muerto sobre la plancha del Zócalo al ex gobernador de Nuevo León víctima “de ametralladora” (como alguna vez le dijo Alfonso Reyes a un médico preguntón).

La llamada Decena Trágica es, sin duda alguna, uno de los momentos más confusos de nuestra historia, por lo que se agradece este texto que deja en claro no sólo por qué ambos bandos parecen actuar de una manera errática, sino también la conjunción de hechos –entre éstos la participación más que decidida del embajador estadunidense Wilson– que hicieron posible que cuatro generales –Huerta, Blanquet, Mondragón y Díaz–, se pusieran de acuerdo para dar un segundo y mortal golpe de Estado contra Madero, quien es asesinado la noche del 22 de febrero de 1913.

Taibo ii nos muestra los hilos de la madeja que condujeron al poder a Huerta y provocaron un nuevo estallido armado. Se trata, sin duda alguna, de un breve e instructivo libro sobre una de las muchas tragedias que pueblan nuestra historia.



Elogios criminales,
Julio Villanueva Chang,
Mondadori, 2008.

Con toda seguridad, este autor peruano es uno de los más afortunados casos de la feliz hibridación que se presenta cuando un editor es en el fondo un escritor, o viceversa, doble afluente que se convierte en un solo y vigoroso cauce, como puede leerse en estos elogios, testimonio de la admiración inteligente que Villanueva profesa por ciertos personajes como Gabriel García Márquez, Werner Herzog y Ryszard Kapuscinski, entre otros.



Arraigo domiciliario,
Óscar Escoffié Padilla,
Versodestierro/Municipio de Ecatepec,
México, 2008.

Esta obra obtuvo un galardón de larguísimo nombre: Premio Nacional de Novela de los Premios Nacionales de Literatura Ciudad Ecatepec del año pasado. Es la primera novela del autor, nacido en el DF en 1972. Escoffi é había publicado antes el poemario La danza del cuervo, el cuentario La basca de oro y el libro para niños Mili y su amiga la computadora.



Lo contrario de la muerte,
Roberto Saviano,
Debate,
México, 2009.

Traducido por Francisco J. Ramos Mena, en este pequeño volumen se reúnen dos relatos de mediano aliento del autor de Gomorra, ahora célebre tristemente más por la persecución de que ha sido víctima precisamente a partir de la publicación de aquella novela, que por la lectura de la misma. Además del relato que da título al libro se incluye “El anillo”, y ambos son muestra fehaciente de la vitalidad narrativa de Saviano.