Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Onerosa salud de la clase política

Neglicencia médica en el ISSSTE

SCJN y guardería ABC

A

los miles de millones de pesos que anual y obligadamente salen de sus agujereados bolsillos para cubrir todo tipo de pifias, excesos y atracos cometidos por el gobierno en turno, los mexicanos deben sumar jugosas cantidades para garantizar amplia cobertura y atención médica privada de lujo a su distinguidísima cuan eficiente clase política (y a sus respectivas familias), la cual se niega a ejercer su derecho de acudir al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para sanar sus padecimientos.

Al inquilino de Los Pinos, los funcionarios de primer nivel de su gabinetazo, legisladores, magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), integrantes del Consejo de la Judicatura Federal y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; a la jerarquía del Instituto Federal Electoral y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; a la plana mayor de Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro, y ya en el exceso a la del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del ISSSTE, los mexicanos deben pagar un jugoso seguro de gastos médicos mayores para que se atiendan en clínicas y hospitales de primer mundo.

Por ejemplo, la protección médica durante los tres años de la 60 Legislatura de la Cámara de Diputados costó 155 millones 892 mil pesos. La seguridad médica de los 500 diputados federales y sus 2 mil 342 familiares se garantizó por medio de una póliza de seguro de gastos médicos mayores, con Met Life (...) Esta póliza cubre un padrón total de 2 mil 342 personas, de las cuales 500 son diputados; 408 son cónyuges, 870 hijos y 564 padres. Esta cobertura (...) se suma a otras como una bolsa de 51 mil pesos anuales (en años completos fue de 79 mil pesos) para la compra de medicamentos y pago de consultas no cubiertas por el seguro, o para los gastos derivados de atención dental. (Nota publicada ayer por El Universal.)

Sirva el contexto para entender la siguiente denuncia, fechada en La Paz, Baja California Sur, y enviada a México SA: “(Crónica de una muerte anunciada en el ISSSTE) Personal docente, de investigación, no docente y estudiantes del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional manifestamos nuestro repudio a la política de atención que recibimos los derechohabientes del ISSSTE (que a pesar de su ‘renovación’ mantiene los viejos vicios, e incluso está empeorando). Hacemos esta declaración debido al deceso de la compañera de trabajo, la doctora en ciencias Patricia Rodríguez, profesora-investigadora de 39 años de edad y con casi 10 en el servicio, que falleció el 26 de junio por negligencia médica del ISSSTE.

“La doctora Rodríguez fue hospitalizada en el ISSSTE de La Paz, BCS, el 17 de Mayo debido a un aneurisma, el cual requiere de una cirugía inmediata, la cual no se aplica en esta ciudad, por lo que después de tres días de burocracia médica fue remitida al ISSSTE de Culiacán el viernes 22 de mayo, donde, tras más estudios clínicos, le detectaron un segundo aneurisma. Considerando el alto riesgo de las intervenciones quirúrgicas, decidieron remitirla a otro hospital y después de 3 días de burocracia, el viernes 29 de mayo fue trasladada al hospital 20 de Noviembre, en el Distrito Federal. Para entonces ya habían transcurrido 12 días desde que ingresó al ISSSTE y 17 desde que se inició su padecimiento.

“Se supone que el hospital 20 de Noviembre es de primer nivel, pero tristemente y con enojo nos damos cuenta de que ni la administración, ni la infraestructura humana y de equipamiento están a ese nivel. Justificaciones del ISSSTE como ‘mantenimiento de área quirúrgica’, ‘fin de semana’, ‘horario del especialista’, son las razones que dan para no prestar el servicio de urgencia. Así, fue en la segunda semana en el hospital 20 de Noviembre (cuarta desde que comenzó su padecimiento) cuando a la doctora Rodríguez le realizaron una angiografía que le provocó fuertes dolores de cabeza (seguramente por derrame cerebral); no la operaron de inmediato, sino que la programaron para el viernes 19 de junio (es decir, para dos días después) y aún así le prometieron 95 por ciento de éxito. Su estado de salud empeoró, su cerebro se inflamó y el jueves 18 tuvo un paro respiratorio y le practicaron una traqueotomía; no la operaron el viernes 19, argumentando que la inflamación del cerebro no cedía. Para el viernes 26 de junio los médicos declararon que su cerebro había muerto, y unas horas después la doctora Rodríguez falleció después de seis semanas de ‘atención ISSSTE’. Nunca llegó a la mesa de operaciones, su vida se perdió en el papeleo y en un quirófano en mantenimiento. Esta es una clara negligencia médica que acabó con la vida de la doctora Rodríguez.

“Días antes de su fallecimiento, familiares y amigos quisimos retirar a la compañera y llevarla a un hospital particular. Solicitamos una segunda opinión a un médico que hace cuatro años operó con éxito a otra colega con el mismo cuadro clínico, pero el ISSSTE no le permitió la entrada, argumentando que el reglamento exige primero darla de alta y, además, que los familiares, bajo su responsabilidad, podrían sacar a la compañera; los médicos mencionaron que si moría en el traslado, los familiares serían responsables.

“Todos los que ahora sufrimos el fallecimiento de la compañera, sabemos que la mató la burocracia y la mala atención del ISSSTE. Sabemos quiénes son los responsables: el cuerpo médico, que nunca llegó a practicar la cirugía; la administración, que prolonga los trámites de traslado y atención al paciente; la dirección de la institución, que conoce estos problemas, no los resuelve y aún así nos promete un ISSSTE renovado; el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y sus líderes, que encubren en lugar de demandar un mejor servicio de la institución de seguridad social, y el gobierno federal, que vigila a la institución y no la provee, utilizando las cuotas que todos aportamos, de la infraestructura necesaria.

“Nuestra compañera no es la primera que muere en manos de la negligencia médica, y no será la última en tanto el ISSSTE siga siendo usado por los que actualmente lo dirigen para propósitos completamente diferentes a los de dar salud a sus derechohabientes. Esperamos que la presente demanda motive a otros derechohabientes a manifestar su inconformidad y repudio a los procedimientos del aparato burocrático y los vicios del ‘viejo’ o ‘renovado’ ISSSTE, que, como en este caso, han conducido a la muerte de nuestra compañera y a la de otros tantos derechohabientes. Descanse en paz. Sus compañeros y amigos.” (Más de cien firmas, debidamente acreditadas.)

Las rebanadas del pastel

Si de subrogaciones se trata, el ISSSTE tiene su propia historia. ¿Por qué los diputados no le piden nombres y montos, como al IMSS?… A 38 días de la tragedia, la SCJN decide hoy si investiga lo sucedido en la guardería ABC de Hermosillo, porque las otras instancias parecen no estar dispuestas.