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Propone Ortega continuar el debate sobre posibles expulsiones

Se acusan corrientes por la derrota electoral del PRD

Izquierda Unida defiende a AMLO y exige la salida del dirigente

 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de julio de 2009, p. 9

Agobiados por los magros resultados obtenidos en la pasada contienda electoral, los integrantes del Consejo Nacional del PRD reconocieron que existe ánimo para solucionar la crisis que los condujo a obtener sólo poco más de 12 por ciento de la votación nacional.

La conclusión del encuentro que sostuvieron ayer –que se prolongó más allá de medianoche– es que la derrota electoral obedeció a dificultades internas y manipulaciones externas.

El primer factor se atribuyó al “desencuentro entre las izquierdas electorales y la diferencia de apreciación entre las corrientes Izquierda Unida (IU) y Nueva Izquierda (NI) acerca del papel que desempeñó Andrés Manuel López Obrador.

Para IU, fue un error haber enfrentado al ex candidato presidencial y no reconocer su liderazgo, mientras para NI gran parte de la pérdida de votos obedeció a la rijosidad de López Obrador.

El segundo factor se atrinuyó a la manipulación político electoral en Zacatecas y Michoacán, así como a la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) acerca de Iztapalapa, considerados tres casos paradigmáticos que coadyuvaron a la debacle perredista.

Cuentas alegres

No obstante, los consejeros calcularon que la izquierda electoral tiene 18.5 por ciento de preferencias en el país –contando los votos de PT y Convergencia.

Los consejeros allanaron la ruta para elaborar una estrategia electoral que retribuya al PRD mayor respaldo popular rumbo al proceso federal de 2012.

En reunión cerrada, evidenciaron las alejadas posiciones políticas y programáticas que enarbolan y los caracterizan. IU confrontada con NI y su apéndice Alianza Democrática Nacional (ADN) se expresaron mediante documentos presentados en el orden del día, integrada por tres puntos: balance, conclusiones y ruta crítica.

El presidente del PRD, Jesús Ortega, presentó a consideración de los consejeros un texto donde se revela escasa autocrítica y un tenue llamado a la reconciliación, que no convenció a la mayoría, ni siquiera al bloque de los chuchos.

A pesar de que la víspera anunció que presentaría una propuesta para concretar la expulsión de aquellos militantes que hicieron campaña en favor de otros institutos, reculó con el argumento de que existen diferencias acerca de qué debe hacer la dirección del partido respecto a aquellos perredistas que fueron candidatos por otros partidos, que son representantes de otras organizaciones partidistas o que son dirigentes formales de otros partidos. Este es un tema sobre el que debemos continuar la discusión.

Ortega planteó que en el Consejo Nacional debe aprobarse la comisión que elabore el proyecto de resolución que haga posible la construcción del bloque político electoral de las izquierdas, elemento indispensable para enfrentar al priísmo que busca regresar al gobierno y con ello constituirse como una regresión política; igualmente para enfrentar al panismo, que aunque debilitado, mantiene posibilidades de recuperación electoral. Un bloque de las izquierdas que se presente como alternativa de gobierno en las elecciones locales y especialmente de cara a las presidenciales del 2012.

Sin exponer soluciones concretas a la caída electoral, señaló que el congreso nacional extraordinario, previsto a celebrarse en noviembre próximo, será la tabla de salvación, porque se edificarán los cimientos de una nueva institucionalidad partidaria.

A su vez, IU emprendió un ataque a la conducción de Ortega y le atribuyó la derrota sin el menor atisbo de autocrítica.

El texto de IU, denominado Balance de las elecciones de julio de 2009, plantea que las cifras del pasado proceso electoral podrían tener “las siguientes características: a) una estrepitosa derrota de Calderón y el PAN; b) el regreso de los dinosaurios salinistas del PRI; c) el fracaso de los chuchos; d) la salvación del registro del PT y Convergencia; e) la telebancada del PVEM; f) la cancelación del registro del PSD, y g) que no todo está perdido; si se suman PRD, PT y Convergencia se parte de 20 por ciento de la votación para volver a comenzar”.

La composición de la bancada del PRD fue punto medular en el reclamo de IU a NI porque, señaló, “conviene decir que los 39 diputados ganados en distritos en su mayoría son de Izquierda Unida; sin embargo, a pesar que Nueva Izquierda casi no gana distritos acapara la mayoría de plurinominales, lo cual resulta injusto dado que las pluris se alcanzan por el porcentaje de votos obtenidos en las urnas”. Dicho de otra manera, esas curules fueron acaparadas por NI a pesar de que quien ganó los votos fue IU.

A pesar de ello, NI tendrá 19 diputados federales; Izquierda Democrática Nacional, 14; ADN, seis; Foro Nuevo Sol, seis; el gobernador de Michoacán, cinco; el jefe de Gobierno del Distrito Federal, tres; los mandatarios de Chiapas, tres; de Baja California Sur, dos, y de Guerrero, uno; Unidad y Renovación, dos; Izquierda Social, dos; AER uno, y siete externos.

IU acusa a NI

IU acusó a NI de asumir “una línea de confrontación con el presidente legítimo de México; adoptaron actitudes confrontacionistas desde varios escenarios; usaron la presidencia de la Cámara de Diputados, con Ruth Zavaleta, para golpear al movimiento, mientras ella se reunía con Margarita Zavala; se hicieron eco de las maniobras mediáticas contra López Obrador; boicoteaban los trabajos durante las jornadas de lucha en defensa del petróleo, se avaló a Leonardo Valdés en la presidencia del IFE y a los magistrados del TEPJF, en franca oposición a la línea lanzada por el gobierno legítimo.

“Se le retiró el poco apoyo de prerrogativas al movimiento encabezado por Andrés Manuel a pesar de que esos recursos se ganaron principalmente por él durante la campaña presidencial; se desalojó al gobierno legítimo y al FAP del edificio de Monterrey 50 y se metieron los chuchos apropiándose como corriente de ese edificio; se deslindaban públicamente de sus posicionamientos y del movimiento, etcétera. Parecía que el adversario principal de Nueva Izquierda era el ex candidato presidencial y no la derecha reaccionaria”.

Por tal razón, Izquierda Unida solcitó, en el texto que presentó en el encuentro, la salida del presidente del PRD, porque Jesús Ortega, su corriente y sus aliados (ADN) apostaron a una estrategia política y perdieron.