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El éxito no alejó a Frank McCourt de la humildad
 
Periódico La Jornada
Martes 21 de julio de 2009, p. 8

Nueva York, 20 de julio. Millones de personas se conmovieron profundamente con los recuerdos de Frank McCourt sobre su infancia de miseria. Su libro Las cenizas de Ángela, de 1996, se mantuvo durante años en las listas de bestsellers, fue traducido a 40 idiomas y vendió más de 6 millones de ejemplares.

La primera obra del autor estadunidense de origen irlandés fue colmada de premios, y en 1997 recibió el Pulitzer.

McCourt falleció el domingo a los 78 años de un cáncer de piel.

Cuando recuerdo mi infancia me pregunto cómo pude sobrevivir siquiera, escribió en el segundo párrafo de sus memorias. De hecho, el pequeño Frank vivió una pobreza casi inimaginable. Nacido en Nueva York, sus padres de origen irlandés regresaron a su Limerick natal, durante la Gran Depresión estadunidense, cuando el escritor tenía cuatro años. Pero allí todo fue peor.

El padre era alcohólico, se gastaba su magro salario en bebidas y finalmente abandonó a su familia. La madre casi no podía alimentar a sus hijos. En un año murieron tres de seis hermanos. En medio de la indigencia, los golpes de los maestros y las noches en su húmedo hogar, Frank soñaba con vivir en Estados Unidos, incluso tras las rejas: En la prisión todos están abrigados y se come tres veces al día.

A pesar de su éxito, McCourt se mantuvo humilde, siguió siendo gracioso e irónico.