Opinión
Ver día anteriorJueves 23 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Empleo, aterradora realidad

Minisalario, inconstitucional

A

saber cómo le hicieron, porque la situación económica empeora, pero según las cifras oficiales la tasa oficial de desempleo abierto en el país habría descendido en junio pasado con respecto a su nivel de mayo. Eso sí, por mucho que se esforzaron los calculistas gubernamentales, el resultado fue igual de furris que los obtenidos en prácticamente todo lo demás. Así, tal indicador habría descendido de 5.31 a 5.17 por ciento de la población económicamente activa (PEA), es decir, la baja fue de 14 décimas de punto porcentual.

De cualquier suerte, la aterradora realidad indica que alrededor de 2 millones 400 mil mexicanos se mantienen en el desempleo abierto (oficialmente reconocidos como tal), pero como el objetivo es demostrar que hay signos alentadores, el gobierno calderonista celebra la baja de 14 décimas de punto porcentual en los indicadores de desocupación, con lo que, de acuerdo con su versión, cerca de 63 mil empleos se habrían creado en el sexto mes de este caótico año.

Pues bien, de esos 63 mil empleos que se habrían generado en junio, alrededor de 60 mil corresponderían al cada día más voluminoso sector informal de la economía, toda vez que en el formal –de acuerdo con la propia la estadística oficial– en el sexto mes del año sólo se reconocen 3 mil 43 plazas inscritas en el IMSS, eventuales todas ellas. El resto (las 60 mil) deben ser atribuibles a la desesperada población que en dicho mes se sumó al creciente ejército de vendedores de esquina y/o al de los tristes payasitos infantiles que mueven la cola y hacen piruetas en las calles de las ciudades mexicanas para obtener un par de monedas.

Pero eso es lo de menos, ríen en Los Pinos, porque lo importante es celebrar y para hacerlo a la palestra brinca la siempre feliz Secretaría del Trabajo y cuenta un pésimo chiste: la tasa de desocupación en México se ha mantenido estable a pesar de la situación económica, y lo complementa con el sobado estribillo de que aquí el citado indicador es menor al que se observa en países como España, Estados Unidos y Canadá (pero mayor al de otras naciones de la OCDE), como si responsabilidad no fuera atender las urgencias laborales internas. Felicidades, pues, pero la tarea del gobierno mexicano es el empleo en México no en España, Estados Unidos o Canadá.

Por lo que hace a la estabilidad de la tasa oficial de desocupación, la dependencia a cargo de un pianista olvida un detalle: de junio de 2008 a igual mes de 2009, dicho indicador se incrementó 45.6 por ciento, al pasar de 3.55 a 5.17 por ciento de una a otra fecha (lo que se traduce en alrededor de 700 mil desempleados adicionales en el periodo), lo que no precisamente apuntala la versión de la Secretaría del Trabajo.

De hecho, la estabilidad presumida por la referida dependencia viene de atrás (en tiempos de Fox dijo lo mismo) y se clarifica utilizando las propias cifras gubernamentales: en los dos gobiernos panistas, la tasa de desempleo abierto en el país se ha incrementado alrededor de 138 por ciento; en el sexenio del hotelero de las ideas cortas y la lengua larga pasó de 2.17 a 3.58 por ciento (primero de diciembre de 2000 al 30 de noviembre de 2006) y en lo que va de Calderón de 3.58 a 5.17 (primero de diciembre de 2006 al 30 de junio de 2009).

La estabilidad que presume la Secretaría del Trabajo también se registra en el ámbito laboral de las principales ciudades del país (aquellas con más de 100 mil habitantes), en las que la tasa de desempleo abierto se incrementó un modesto 40 por ciento entre junio de 2008 e igual mes de 2009, de acuerdo con el reporte del Inegi. Lo mismo se observa en el renglón de subempleo: de una fecha a la otra este indicador reportó un incremento de 32 por ciento, de tal suerte que con esa exactitud para medir la estabilidad, todo indica que para la STPS un terremoto de 9 grados apenas sería un estornudo.

El Inegi, en su reporte correspondiente a junio, ofrece otros elementos: 42.2 por ciento de la PEA se concentró en los servicios, 20 por ciento en el comercio, 14.5 en la industria manufacturera; 13.6 en las actividades agropecuarias; 8.1 en la construcción y 0.9 en otras actividades económicas (que incluyen minería, electricidad, agua y suministro de gas) y el 0.7 restante no especificó su actividad.

Según su posición en la ocupación, 65.3 por ciento de los ocupados se identificó como trabajador subordinado y remunerado; 23.4 como trabajador por cuenta propia; 6.8 como trabajador sin pago, y 4.5 agrupó a los empleadores. La población subocupada representó 8.9 por ciento de la población ocupada, contra 6.7 por ciento en junio de 2008.

Los datos preliminares indican que 58.3 por ciento de la población de 14 años y más es económicamente activa (está ocupada o busca estarlo), mientras que 41.7 se dedica al hogar, estudia, está jubilado o pensionado, tiene impedimentos personales o lleva a cabo otras actividades (población no económicamente activa).

Para redondear la pregonada estabilidad, retomo la siguiente información: en la primera quincena de julio el dinero que percibió el trabajador mexicano le alcanzó en promedio para 13.08 días, mientras que en la primera quincena de junio el rendimiento fue de 13.42 días, según la firma De la Riva Group. Según el Índice de Final de Quincena (IFQ) elaborado por la empresa con base en datos de la una encuesta telefónica nacional, el factor de mayor impacto fue el recorte de gastos que pasó de 33 por ciento en junio a 37 por ciento en julio. Por ello, la solicitud de préstamos y créditos para cubrir los compromisos de la quincena también se incrementó de 13 por ciento en la primera quincena del sexto mes, a 15 por ciento en julio. De acuerdo con la empresa especializada en investigaciones de mercado, como consecuencia de esta baja en la percepción del trabajador mexicano, el atraso en pagos también ascendió de 22 por ciento en junio a 24 por ciento en julio. (Notimex).

Las rebanadas del pastel

Después de muchas vueltas, la Ley de Salarios Máximos adquiere rango constitucional; así, el ingreso presidencial se ubica en el decil superior de ingreso en el país. Por el contrario, el salario mínimo se localiza, con lupa, en el último escalón de ingreso nacional, amén que la reciente encuesta del Inegi sobre ingreso y gasto de los hogares documenta lo que ya se sabía: que el minisalario incumple lo establecido en la Constitución, de tal suerte que ahora la chamba del Legislativo es actualizar la Ley del Salario Mínimo… Después de la ensuciada que ayer le dieron a la camiseta puma, ábrase una colecta para enviarla a la lavandería.