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El veterinario José Luis Alarcón la impulsa en México con exitosos resultados

La caninoterapia se perfila como alternativa de sanación a bajo costo

Puede complementar tratamientos médicos y sicológicos, pero también representa la posibilidad de explotar el binomio perfecto, al asociarse al llamado mejor amigo del hombre, explica

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Periódico La Jornada
Martes 28 de julio de 2009, p. 8

Cuando a Roberto le diagnosticaron epilepsia, la neuróloga me dijo que tenía que buscarle una terapia alternativa, como la delfinoterapia. ¡Uy!, pero es muy cara, comentó Guadalupe Montoya, madre del niño, quien también padece déficit de atención y dislexia. Sólo dos semanas de ese tratamiento, que incluye varias sesiones de minutos con los animales y un par de encefalogramas cuesta alrededor de 10 mil pesos.

Entonces mis primas me hablaron de la caninoterapia, agregó Guadalupe Montoya, férrea defensora de ese tratamiento después de haber visto cambios positivos en sus dos hijos, Roberto Carlos, de siete años de edad, y Jocelyn Lizeth, de seis, quien superó una crisis depresiva.

El niño comenzó a cambiar, antes no podía tomar de manera delicada las cosas, las arrebataba, y ahora coordina mucho mejor. Las calificaciones en la escuela cambiaron bastante y pone más atención. Ya trabaja en grupo, porque aprendió a convivir: antes se aislaba mucho, explicó. La niña, quien resintió la atención familiar hacia su hermano debido a la epilepsia, se comía las uñas y lloraba mucho, pero se repuso y “están más unidos como hermanitos; ahora platican de Aston, Pepino y Papa, que son los perritos con los que trabajan”.

La caninoterapia surge como alternativa en varios sentidos, pues puede complementar tratamientos médicos y sicológicos aplicados a diversos problemas de salud, conducta o personalidad, pero también porque representa la posibilidad de explotar el binomio perfecto, al asociarse con un animal cercano amigo del hombre, y una opción de bajo costo, no elitista como el trabajo con delfines, explicó el veterinario José Luis Alarcón, impulsor de esta terapia en la ciudad de México.

Propuesta versátil

Alarcón agregó que la propuesta es versátil y, en su caso, la practica con varios grupos: niños con capacidades diferentes y que requieren cuidados especiales; adolescentes con problemas de integración; niños en situación de calle; personas de la tercera edad, así como adictos y alcohólicos en recuperación.

Partiendo del beneficio de que el animal no pone etiquetas, Alarcón insistió en que no hay una lista de enfermedades o problemas específicos excluyentes para optar por la caninoterapia.

Agregó que las temáticas que se abordan son diversas: tolerancia, aceptación y autoestima, disciplina, límites, confianza, estimulación afectiva, aprender a dar y recibir cariño, así como congruencia entre el decir y el hacer.

Los niños trabajan fundamentalmente el entrenamiento canino. Tienen que aprender a seguir instrucciones, a disciplinarse, a tener límites y respetar al animal, que son aspectos que no tienen vuelta de hoja. No es a la primera ni mediante una patada, aunque sí con tono de autoridad, como se pueden poner límites. Siempre tratamos de ponerlos para que los niños no los sobrepasen y puedan relacionarse con su entorno, porque un niño que no respeta, que no tiene límites, la sociedad lo excluye, aunque sea muy inteligente, puntualizó.

Precisamente esa parte de la terapia es la que trabaja Alex, de cuatro años, hijo único, quien empezó a evidenciar que algo no estaba bien después del divorcio de sus padres, explicó su mamá, Yésica.

Es un niño muy inteligente que utiliza todo para verse beneficiado y empezó a hacer sólo lo que él quería, como tomar la clase debajo de la mesa. El año pasado, recurrentemente era llevado a la oficina de la directora y ahora es un niño de 9 y 10, aunque le sigue costando trabajo. No todo está resuelto, pero sus calificaciones van mejorando. Convivir con más niños y obedecer, que eran los puntos críticos, son algunos de sus logros, expresó.

Karim, de 12 años, también implica un desafío para sus terapeutas, porque destaca por su capacidad intelectual, pero también presenta problemas de conducta: no respeta a la autoridad, explicó Columba Eslava, quien lo acompaña a la caninoterapia.

“En mi defensa digo: yo me porto bien, en las clases voy muy bien, lo que me falla es el temperamento y la relación con mis compañeros. Porque me provocan, me molestan, insultan, ofenden, me dicen majaderías. Con las mises es regalado, ves qué le gusta, hablas de ese tema y ya”, interrumpió Karim.

A tres meses de empezar el tratamiento, Eslava ha notado que hay grandes progresos, porque Karim controla más el temperamento y mejoró su rendimiento académico.

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La terapia es versátil. Se trabaja con niños que requieren atención especial, con jóvenes con problemas de integración y personas de la tercera de edad, entre otrasFoto José Carlo González
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José Luis Alarcón practica el tratamiento desde hace 10 añosFoto José Carlo González

Por su parte, Claudia González, coordinadora del departamento de sicología del colegio Lowell, al cual asiste el jovencito, confirmó que la experiencia terapéutica hasta ahora es totalmente positiva. Y como su mejoría fue muy notoria hacia el final del periodo, me reservaría para ver si él puede quedarse en el siguiente ciclo.

Karim estaba sometido a mucha presión para poder continuar en la institución, porque de ello dependía la asistencia a un viaje de fin de cursos, explicó la sicóloga, quien aclaró que en cualquier tratamiento el desafío es la continuidad: lo más importante siempre es mantenerse, porque eso habla de que realmente se crearon hábitos, de que los cambios fueron reales.

Pese a que aún resulta un tanto desconocida, esa variante de la zooterapia es impulsada en otros países, como Guatemala, Ecuador y Argentina. Tras realizar un experimento interdisciplinario en un hogar para menores con problemas o en situación de calle en Uruguay, en 2005, los doctores Mario Berta, Pepe Lein, Lucas Servetti y el sicólogo Leonardo Buero concluyeron que la caninoterapia es un procedimiento efectivo de rehabilitación, cuyos alcances y limitaciones deben ser cuidadosamente explorados en el futuro, sin prejuicios positivos ni negativos. La educación de valores encuentra en este tratamiento un ejemplo paradigmático de formación axiológica que beneficia no sólo a seres humanos de diversas edades, sino también a los animales, que llamamos con razón amigos del hombre.

La responsabilidad, otro factor

La propuesta que Alarcón practica desde hace 10 años es benéfica también en jóvenes, adultos y ancianos. El adiestramiento canino incluye el extra de trabajar responsabilidades, como promover el uso de bolsas para los desechos de las mascotas, y la preocupación por realizar actividades, como coordinar la donación y adopción de animales abandonados o no queridos. Con estos grupos se apunta a logros específicos, como elevar la autoestima y suplir la autocompasión por el trabajo físico y mental que implica entrenar al perro.

Alarcón explicó que en las sesiones específicas para Alcohólicos Anónimos, esto representa la oportunidad para dejar de lamerse las heridas y trabajar en el entrenamiento del animal, al generar en ellos una responsabilidad con logros palpables. Los adultos mayores pueden superar la sensación de abandono, al contar con la compañía de un perro, pero también sentir que se valora su experiencia y volver a ser productivos.

En este momento el veterinario participa en algunos programas en los Centros de Asistencia e Integración Social del Gobierno del Distrito Federal, como en Torres de Potrero y Coruña, en una secundaria, en un centro para la tercera edad de San Bernabé y grupos de Alcohólicos Anónimos de la delegación Magdalena Contreras.

La selección rigurosa de perros reduce al mínimo los riesgos de sufrir accidentes o ataques, porque algunas razas tienen genéticamente el carácter adecuado, como labradores, beagles y terriers, pero no es necesario tener un ejemplar de raza, aunque la situación puede controlarse aún más si se conocen los progenitores y otros ancestros, que predeterminan el carácter del animal, explicó Alarcón, experto en etología.

De manera adicional, la popularización de esta propuesta terapéutica permitiría encontrar hogar y cariño para cientos de perros abandonados y evitar la contaminación que sus heces provocan en la vía pública.

En cuanto a costos, la caninoterapia se sitúa en el polo opuesto de la delfinoterapia, ya que Alarcón cobra 10 pesos por hora de trabajo, una cuota simbólica. No reniega del trabajo con delfines, sino de su empleo elitista. Presentó un proyecto al Gobierno del Distrito Federal para que obligue a Jorge Hank, concesionario del zoológico de Aragón por 99 años, a realizar tratamientos baratos con delfines, pero aún no ha recibido respuesta.

Aunque de forma ocasional se ha coordinado con algunas instancias oficiales, el veterinario investiga e impulsa la práctica de la caninoterapia a escala particular desde hace 10 años. En 2008 dio mil 335 terapias y su aspiración es generalizar el tratamiento, que exista al menos un centro por delegación, pero no será posible si no se cuenta con el apoyo oficial o de la iniciativa privada, admitió.