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Ver día anteriorViernes 31 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Cuba, desde 47 años de bloqueo económico a la crisis actual

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e acuerdo con información del gobierno cubano, el costo económico del bloqueo ilegalmente impuesto por Estados Unidos a la isla supera los 140 mil millones de dólares, amén de limitar el acceso de sus productos a los mercados internacionales y complicar al extremo la obtención de financiamiento en condiciones aceptables. Aún así, casi medio siglo de embargo –léase bloqueo– no ha logrado el propósito de la administración Kennedy ni el de sus sucesores. A pesar de todos los pesares, la mayor de las Antillas se ha mantenido en pie, pero como planteó el presidente cubano el pasado 26 de julio, ante la crisis y los problemas económicos “no es cuestión de gritar ‘patria o muerte’, ‘abajo el imperialismo’, ‘el bloqueo nos golpea’”, sino que hay que trabajar y seguir adelante.

La Cepal aterriza el viaje por la economía cubana con lo siguiente: la estimación oficial de daños y pérdidas por los eventos climáticos de 2008 asciende a 9 mil 700 millones de dólares y es superior a todos los daños acumulados en Cuba entre 2000 y 2007, estimados en 9 mil 100 millones de dólares. Los daños más graves de estos eventos climáticos se registraron en el sector agrícola y de vivienda (530 mil viviendas afectadas, de las cuales 90 mil fueron destruidas). Para dar una idea de la magnitud del daño, vale mencionar que la capacidad de construcción de la economía cubana es de unas 50 mil viviendas al año. Por las pérdidas en la agricultura, el país tuvo que hacer importaciones extraordinarias de alimentos.

Por otra parte, el sector de transportes, almacenamiento y comunicaciones se expandió 8.3 por ciento, en gran medida por la adquisición de autobuses y camiones, con lo que se eliminó un importante cuello de botella de la economía cubana. El sector de comercio, restaurantes y hoteles mostró un declive de 2.6 por ciento respecto del alto nivel de 2006 y 2007 debido a las ventas masivas de electrodomésticos registradas en ese periodo como parte del programa de restructuración energética. Los servicios comunales, sociales y personales aumentaron 8.4 por ciento y continuaron con el buen desempeño de los años anteriores.

Al crecer sólo 1.1 por ciento, la industria manufacturera no pudo mantener el dinamismo del año anterior (9.9). Sin embargo, varios alimentos, como el azúcar crudo y refinado, la harina de trigo, los quesos y las pastas alimenticias, registraron aumentos notables. En oposición, el valor agregado de los productos metálicos, no metálicos, químicos, de cuero y de madera se contrajo. La construcción presentó resultados encontrados, con una disminución en la vivienda y un aumento en el área no residencial, para terminar el año con un aumento de 3.3 por ciento.

Medida con el índice de precios al consumidor de diciembre a diciembre, la inflación de 2008 registró una leve disminución de 0.1 por ciento en los mercados donde se utiliza la moneda nacional (peso cubano). La variación media anual fue de 2.2 por ciento, lo que refleja el impacto de los precios de los alimentos como consecuencia de los huracanes en el tercer trimestre. Sin embargo, el control de precios por parte de las autoridades logró revertir las presiones inflacionarias en el último trimestre.

La tasa de desempleo se redujo de 1.8 por ciento de la población económicamente activa a 1.6 por ciento. La tasa de desocupación femenina (2 por ciento) se mantiene ligeramente por encima de la masculina (1.3). Sin embargo, según las cifras oficiales, hay 189 mil personas en edad de trabajar que no laboran ni estudian. Esto preocupa a las autoridades, porque se trata de un segmento de la población que goza de los servicios públicos y de otros beneficios que proporciona el Estado, pero no contribuye a la sociedad.

En promedio, los salarios reales en pesos cubanos sufrieron una leve reducción (0.5 por ciento) en 2008. En cambio, los salarios medios en pesos cubanos y pesos convertibles (lo que se introdujo como una medida para estimular la productividad) mostraron un ligero incremento de 0.2 por ciento. Por su parte, los salarios mínimos tuvieron una caída de 2.2 por ciento.

Sobre el sector externo de la economía cubana, la Cepal señala que las secuelas de la crisis mundial redundaron en un vuelco del resultado de la cuenta corriente de la balanza de pagos isleña, que pasó de un superávit equivalente a 0.8 por ciento del producto interno bruto en 2007 a un déficit de varios puntos del producto interno bruto en 2008. El valor de las exportaciones de bienes se redujo 0.6 por ciento en 2008, a pesar del incremento del volumen exportado (12.2 por ciento). La determinante primordial de esta evolución fue la notable reducción del precio internacional del níquel, principal producto de exportación de Cuba. Mientras en sus niveles más altos durante el reciente auge, una tonelada valía cerca de 50 mil dólares, a comienzos de 2009 costaba menos de la quinta parte (9 mil dólares). También registraron contracciones las exportaciones de pescados y mariscos, cítricos, conservas de fruta, tabaco y medicamentos.

En lo que respecta al valor de las importaciones, el incremento fue notorio (41.3 por ciento). Casi la totalidad se debió al aumento de los precios, ya que el volumen importado creció sólo 4.4 por ciento. Mientras las importaciones de bienes intermedios se expandieron 61.7 por ciento por los altos precios del petróleo y los alimentos, las importaciones de bienes de capital sufrieron una leve reducción (0.4 por ciento). En el marco de estas tendencias negativas que afectaron el comercio, el país sufrió un deterioro de los términos de intercambio de 34.5 por ciento. El déficit comercial no pudo compensarse con los servicios que tradicionalmente tienen un resultado positivo por el turismo y las ventas de servicios médicos.

Las rebanadas del pastel

Hasta allí el informe de la Cepal. Entonces, no queda más que echarle ganas, coño, que si 47 años de miserable bloqueo (con el enorme costo financiero, económico y social que para la isla ha implicado) no han logrado doblegarlos, menos lo hará una crisis que, dicen, es pasajera. Así que menos rumba y menos bongó, chico, y pa’lante con mayor producción.