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Ver día anteriorDomingo 2 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El derrumbe del empleo en Estados Unidos
N

uestros vecinos han sufrido un profundo desgarramiento social. La pérdida millonaria de empleos lo explica. Sí, millonaria. Hace muchos años –pero muchos– que no habían experimentado un deterioro tan grave en la ocupación. Actualmente, con una población de 307 millones de habitantes al mes de junio, nuestros vecinos dan ocupación formal a 131.7 millones de personas: 109.1 millones en empresas privadas (82.8 por ciento en 7.5 millones de establecimientos) y 22.6 millones en el sector público (17.2 por ciento en 286 mil establecimientos, suma de gobiernos locales, estatales y federal).

Pero, atención. A finales de 2007 tenían ocupación 138.2 personas, 115.8 en el sector privado y 22.4 en el gobierno. Así, según los últimos registros oficiales de las encuestas nacionales a los hogares del Departamento del Trabajo del vecino país (national survey of households) en términos absolutos la ocupación ha disminuido en seis y medio millones de empleos, justamente 4.7 por ciento del total registrado en diciembre de 2007. Esto ha llevado la tasa oficial de desempleo a un nivel no observado desde la primavera de 1958.

En otros momentos económicos difíciles el empleo disminuyó, pero nunca en los términos absolutos que lo ha hecho ahora. Sí, en cambio, con mayor profundidad relativa. Por ejemplo entre abril de 1944 y abril de 1946, el empleo registró tasas mensuales negativas, siempre en relación con el mismo mes del año anterior. Y, a pesar de que en esos meses acumuló una pérdida de empleos de poco menos de 2 millones, por el nivel de ocupación de esa época estos 2 millones representaron una caída de 10 por ciento en relación con el valor máximo de ocupación de entonces. Hoy, en cambio, la pérdida de seis y medio millones de empleos representa 4.7 por ciento. Es una cifra muy menor a la de aquella coyuntura de 1944 a 1946. Pero es la segunda mayor de toda la historia reciente de la economía estadunidense. Y representa uno de los mayores dramas de su vida social contemporánea.

Pero me quiero concentrar en algunos datos sectoriales de este derrumbe de la ocupación. ¿Qué esferas económicas, qué actividades han resentido más la violenta crisis? ¿Lo adivina usted? No lo creo. La caída más brutal de la ocupación en Estados Unidos de hoy no es –como acaso se podría pensar– la de la industria de la construcción.

Efectivamente, de un número máximo histórico de 7 millones 737 empleos en la industria de la construcción, correspondiente a enero de 2007, el pasado mes de junio se registraron 6 millones 240 mil empleos. Esto representa –ni más ni menos– una pérdida de un millón 497 mil empleos, justamente 19.4 por ciento de aquel valor máximo de enero de 2007, mes en el que esta industria colaboró con 5.6 por ciento de la ocupación formal que proporcionan las empresas privadas y los gobiernos, local, estatal y federal. Pero otro sector –en realidad supersector– tuvo una caída más severa que la construcción. Es el oficialmente llamado provisión de servicios a la industria que concentra 85.7 por ciento del total indicado de ocupación (suma de privados y gobierno), que de un valor máximos de 116.1 millones de ocupados en diciembre de 2007, registró 112.9 millones en junio pasado.

En este supersector están los servicios de comercio, transporte e información, financieros y de seguros, inmobiliarios, educativos y de salud y seguridad social. Pero también las llamadas en inglés utilities, entre las que se encuentran las industrias eléctrica y de provisión de gas natural, de vapor y de agua, pero también la de manejo y remoción de aguas residuales. Sí, 3 millones 232 mil ocupados fueron despedidos de este importante y estratégico supersector estadunidense. Y los mayores volúmenes de desocupados correspondieron –millón y medio cada uno– a comercio y utilities, por un lado, y servicios profesionales y administrativos por el otro.

En este caso, buena parte de los desocupados –como indican los datos de la oficina del Trabajo del gobierno estadunidense– se forma con personal altamente calificado. Así, en las calles de Nueva York y Chicago, por ejemplo, deambulan centenas de maestros y doctores de las grandes y famosas universidades, hoy despedidos por las grandes, medianas y pequeñas corredurías que participan en el juego de los mercados en Wall Street y en el famoso CME (Chicago Mercantil Exchange).

Y en el caso de la industria de la construcción, la mayoría está conformada por personal de trabajo manual –por cierto, de gran habilidad y destreza– entre el que se cuentan muchos, muchísimos latinoamericanos. Dos caras de una misma moneda. Dos aspectos de una misma realidad que hoy –sin duda– es tremenda para nuestros vecinos. Pero –primordialmente por las remesas, pero no sólo– también para nosotros. Termino diciendo que la tasa de desempleo llegó en junio a 9.5, muy pero muy cercana a los más altos niveles históricos de desocupación experimentados de finales de 1981 a fines de 1983. Pero –siempre un pero– hoy la duración del desempleo es mayor que entonces.

En aquella época el valor máximo fue de 21 semanas. Hoy ya superó las 24 semanas –seis terribles meses– y está por llegar a 25 semanas Además, hoy hay un porcentaje mayor que entonces de trabajadores altamente calificados dramáticamente desocupados. Lamentablemente. Ah, por cierto, a los que no se ha despedido se les obliga a trabajar más por el mismo o aun por menos ingreso. Ya lo veremos. Como también veremos que nadie en su sano juicio se ha atrevido a decir que ya se tocó fondo y empezó su recuperación. De veras.