Opinión
Ver día anteriorLunes 3 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El Diario*

Centenaria

Catorce peligrosos reos se fugaron de la cárcel de Atzcapotzalco, D.F.

Uno de ellos, compañero del célebre Tigre de Santa Julia

A

yer, á las tres y media de la madrugada, se fugaron de la cárcel de Atzcapotzalco catorce individuos que se encontraban recluidos en aquella prisión, cumpliendo diversas condenas por varios delitos.

Entre ellos se cuenta como uno de los principales y más peligrosos á Félix León ó Juan Mora, que tiene un expediente lleno de entradas á la Cárcel General por delitos contra la propiedad y por lesiones. Félix León ha sido compañero de Jesús Negrete y se dedica con especialidad al robo de ganado.

Hace poco tiempo fue sentenciado á la pena de diez años de prisión, por la Primera Presidencia de Debates, por haber asaltado al señor Jaramillo, hijo del General de igual nombre, al que lo despojó de su caballo y de una cantidad de dinero.

Como en el Juzgado de Atzcapotzalco tenía cuentas pendientes, se le envió á aquel presidio para la tramitación de su proceso.

Los reclusos para evadirse practicaron una amplia horadación en la bartolina ó separo número 3, comunicándose con la cuadra del cuartel de los rurales, saltaron la tapia que rodea dicha cuadra y entraron en el atrio del templo, saliendo por fin á la calle después de saltar la barda que rodea á aquel.

Uno de los presos, Adolfo Villanueva, fué aprehendido pocas horas después por el gendarme número 50, Modesto González, en el camino de Tacuba.

La prisión estaba vigilada por tres gendarmes que se encontraban respectivamente en el patio, en la azotea y en la puerta de la cárcel. Además, había un celador encargado de la guardia de entrada.

Frente al sitio donde se practicó la horadición y en la cuadra del cuartel de rurales, se encontraba dormido el guardia rural Socorro García, que hacía el servicio de los macheros.

Nadie se dió cuenta de la fuga hasta que hubo pasado mucho tiempo.

Avisado el señor Subalcaide y después el Alcaide, ambos tomaron las medidas del caso para procurar la aprehensión de los fugitivos, que es de suponerse se ocultaron por lo pronto en las cercanías de la población.

El Gobierno del Distrito, que fué avisado oportunamente, comunicó el asunto al señor Inspector General de Policía, a quien á su vez ha encargado al Jefe de la Reservada la captura de los malhechores.

CAL

*Este periódico se publicó de 1906 a 1917.