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Los empresarios, oportunistas; pactan con ambos bandos, dicen

Micheletti tiene un doble juego con aliados anti Obama, aseguran congresistas de EU
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Periódico La Jornada
Jueves 6 de agosto de 2009, p. 22

Tegucigalpa, 5 de agosto. A pesar de sus trucos publicitarios, el presidente José Manuel Zelaya Rosales ha aceptado las dos propuestas de Óscar Arias, mandatario de Costa Rica y mediador en el conflicto hondureño, cosa que no ha hecho el gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti, quizá porque es un estúpido sin sentido común.

Un documento elaborado en un comité del Senado estadunidense, enviado desde Washington y que circula en esta ciudad, plantea lo anterior y también que los golpistas han buscado crear, con la ayuda de sus amigos en la capital de Estados Unidos, la imagen de que existe un caos en la administración del presidente Barack Obama sobre el tema de Honduras.

El documento, un breve análisis del conflicto con énfasis en el papel de Washington, afirma que Micheletti tiene un doble juego, que los militares hondureños están molestos porque les quieren cargar todos los costos del golpe de Estado, y que los poderosos empresarios de este país son unos oportunistas porque, en privado, le dicen al presidente de facto que están con él, mientras que, también en privado, dicen en Washington estar con el Acuerdo de San José.

El régimen de Micheletti ha estado muy poco dispuesto a cooperar. Ha fingido participación en el proceso de San José, pero ha rechazado cada solución razonable a la crisis. Ha fallado incluso en llevar a la mesa sus objeciones, dice el texto.

La carta del Departamento de Estado al senador Richard Lugar, en la que se afirma que Estados Unidos no ejercerá sanciones económicas severas y buscará una salida por la ruta de la no intervención, parece indicar que Micheletti no es el único con doble juego.

Quien parece con opciones más limitadas es Zelaya, que reclama en México la tibieza de Obama quien, dice, con una sola mano y en cinco minutos podría echar a los golpistas.

Zelaya destaca el papel de Estados Unidos y deja en segundo plano los esfuerzos de la Organización de Estados Americanos (OEA), que este día aprueba, a petición de su secretario general José Miguel Insulza, integrar una misión de cancilleres para visitar Honduras.

Toda la estrategia de Zelaya es que Washington va a respaldar su regreso, confirma y resume el diputado Marvin Ponce, del partido Unificación Democrática.

Bastaría con que Estados Unidos sacara de la jugada a los militares, con eso Micheletti se derrumba, dice uno de los principales líderes del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado.

“El documento del Senado da cuenta de las intensas negociaciones realizadas en Washington entre funcionarios de la administración Obama, legisladores estadunidenses y representantes de los golpistas, incluyendo, según versiones de prensa, a dos coroneles enviados por el general Romeo Vásquez, quienes redactaron allá, con funcionarios estadunidenses, el comunicado en el cual las fuerzas armadas dieron su respaldo al Acuerdo de San José.

Cada vez que un paquete de medidas comienza a cristalizar, el régimen y sus partidarios se echan para atrás, ponen nuevos alegatos exagerados y preocupaciones que torpedean cualquier progreso, sigue el documento.

Una y otra vez, el documento vuelve a las jugadas de Micheletti y sus aliados en la capital estadunidense: Es claro que las preocupaciones del régimen y sus demandas crecientes son solamente una táctica para atascar el proceso, dejar correr el reloj, en una estrategia para consolidar su control y suprimir la disidencia.

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Los golpistas hondureños han reiterado que no hubo golpe de Estado porque Manuel Zelaya ya no era presidente cuando fue capturado por los militares el 28 de junio. La Constitución se defiende sola. Expulsa de su cargo a las personas que la intenten derogar y por esa razón, al momento de la publicación del decreto para un referendo, Zelaya da un autogolpe al transgredir la norma constitucional, ha dicho Vilma Morales, ex presidenta de la Suprema Corte de Justicia y representante del presidente de facto Roberto Micheletti en los diálogos de San José. El documento firmado por el juez Tomás Arita Valle, uno de los cuatro funcionarios a quienes Estados Unidos canceló la visa diplomática, ordena al general Romeo Vásquez capturar al ciudadano presidente de la República de Honduras

Disidencia, dicho sea de paso, que hoy tensa la cuerda con el arranque de dos caminatas desde el interior del país, que llegarán a Tegucigalpa y San Pedro Sula el próximo martes, quizás a tiempo para recibir a los cancilleres que vendrán para apoyar la ruta trazada en Costa Rica y conseguir el restablecimiento de la democracia en Honduras, según define Insulza en Washington.

En aquella ciudad, dice el documento citado, el régimen golpista ha recurrido a individuos en Washington que utilizan la crisis de Honduras para desacreditar a Obama y (Hillary) Clinton, al estilo de la polarización de los ochenta.

El texto insiste en subrayar la resistencia de Micheletti al retorno de Zelaya y en sentido contrario a la carta del Departamento de Estado, habla de la posibilidad de incrementar las sanciones. También dice que pese a su supuesta apertura al diálogo, el presidente de facto no está dispuesto a ningún acuerdo que implique el retorno de Zelaya: O Micheletti nos toma por tontos y no cree que las sanciones serán impuestas; o Micheletti sigue los malos consejos de las fuerzas anti Obama y anti Clinton en Washington, o Micheletti es un estúpido sin sentido común.

El documento establece que el objetivo de Estados Unidos sigue siendo la restitución de Zelaya y de la democracia tan pronto como sea posible.

Claro, en el contexto del Acuerdo de San José, la mejor solución posible, porque ofrece el regreso condicionado y mecanismos adecuados de comprobación.

El texto de los senadores estadunidenses celebra que Zelaya ha abrazado coherentemente el Acuerdo, incluyendo las restricciones severas que pondría a su poder.

Entre las principales restricciones severas se cuentan el compromiso de renunciar a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, la integración de un gabinete de composición y la aceptación del presupuesto ya aprobado por el Congreso.

–Sería un presidente que regresa a su silla pero sin la posibilidad de ejercer el mando en los próximos meses, ¿así le gustaría mirarse a usted?– le planteó a Zelaya el periodista hondureño Félix Antonio Molina, la víspera de su llegada a la frontera.

–Cinco minutos de poder, aunque el poder sea parcial, son importantes para las sociedades. Las decisiones que he tomado, las he tomado en cinco minutos… Usted me habla de cuatro meses, es bastante tiempo, es casi un mundo. No veo el tiempo como un factor determinante, sino la voluntad política– fue la respuesta de Zelaya.

Si el régimen golpista se niega a aceptar un acuerdo que le salva la cara, dice el documento, los senadores apoyarán activamente medidas cada vez más agresivas contra el régimen y plantearán que se abandone la idea de una salida digna para Micheletti y su equipo.

Entre los más preocupados frente a ese escenario están los militares, enojados debido a que los civiles los dejan llevar la carga del golpe de Estado. El texto asegura que las fuerzas armadas aceptarán, pero no apretarán para lograr el Acuerdo.

Si dicho acuerdo no se concreta, Estados Unidos y la OEA no aceptarán las legitimidad de elecciones en noviembre, y Honduras se hundirá en una crisis prolongada con implicaciones severas.