Política
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Homenaje a 132 elementos asesinados durante su gobierno

Exhorta Felipe Calderón a depurar cuerpos policiacos

Poco a poco, las fuerzas armadas saldrán de la primera línea de batalla

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Los titulares de la PGR, Eduardo Medina Mora, y de la SSP, Genaro García Luna, durante la ceremonia en honor de 200 policías distinguidosFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de agosto de 2009, p. 11

El presidente Felipe Calderón aseguró –en un discurso en el que varias veces golpeó el atril con la mano– que tiene absoluta tranquilidad de conciencia por haber corregido errores de las fuerzas federales para hacerlas íntegras y eficaces, y apremió a los órdenes estatales y municipales a cumplir con este deber elemental.

Desde la perspectiva del mandatario, su gobierno también ha dejado en claro que combate sin distingos ni excepciones a todos los que atentan contra la vida, la seguridad y la paz de los ciudadanos en cualquier punto del territorio nacional.

En momentos en que las fuerzas federales han sido acusadas de cometer violaciones a los derechos humanos, al estar involucradas en la lucha contra la delincuencia, demandó lealtad y voluntad inquebrantables a los mexicanos en la finalidad de convertir a éste en un país seguro.

Su visita a las instalaciones de la Policía Federal obedeció a dos motivos: la develación de un muro con los nombres de los 132 policías asesinados en lo que va del sexenio y la entrega de condecoraciones a 200 elementos que se han distinguido por su desempeño en la persecución de delincuentes.

A su llegada, primero montó una guardia de honor junto con los secretarios de Seguridad, Genaro García Luna; de Marina, Mariano Saynez, y el procurador Eduardo Medina Mora, en el memorial dedicado a quienes Calderón definió como ejemplo a seguir por el legado de lealtad que dejaron.

Los he llamado héroes y así los califico, porque héroe es aquel que ofrenda la vida por la patria o por los demás; porque cuando México sea una patria segura, libre, justa, se deberá precisamente al sacrificio de los hijos que hoy, con dolor, extrañamos y honramos, diría luego.

El Presidente era observado por un reducido número de viudas de policías, ubicadas cerca del templete, en comparación con el amplio grupo que el año pasado protestó frente a él. También estaban cientos de efectivos, algunos de los que se auxiliaban con bastones para caminar o tenían otras lesiones visibles ocasionadas por sus enfrentamientos con el hampa.

Frente a ellos, el mandatario, quien llegó en helicóptero, protegido por fuertes medidas de seguridad, justificó su política anticrimen al señalar que no podía resignarse a dejarle el país a los delincuentes, aún cuando dijo saber el riesgo que se corre y que la tarea es ardua y difícil.

En su alocución, que duró 36 minutos y en la cual alzó la voz en varias ocasiones para enfatizar su mensaje, exaltó de nuevo el respaldo del Ejército y la Marina en la misión de salvaguardar la seguridad interior del país, aunque también insistió en que sus efectivos serán paulatinamente relevados de la primera línea de batalla, una vez que sea reconstruida la Policía Federal.

También volvió a demandar a la sociedad que no encubra y sí señale a los delincuentes.

Al hacer un balance del desempeño de la Policía Federal, destacó que de agosto a la fecha ha detenido a 989 secuestradores, desarticulado a más de 150 bandas y liberado a 800 víctimas. Enumeró a los principales delincuentes detenidos, mencionando hasta sus apodos; entre los que citó a la banda de Los Petriciolet, con el señalamiento de que uno de sus integrantes confesó haber sido el autor material del asesinado del joven secuestrado Fernando Martí.

Mística más que remuneración

Al final de su discurso, Calderón reconoció que su gobierno debe mejorar las condiciones de vida de los efectivos de seguridad, aunque también señaló que “en el cumplimiento del servicio no puede ser sólo el aspecto patrimonial o de remuneración lo que mueva a un policía o a un servidor público.

Se requiere que para todos nosotros haya una fuerza superior a ello, que haya una motivación profunda que haga, precisamente, que cambien las cosas para donde queremos que cambie; que haya un ideal, que haya un principio, que haya una aspiración, que haya una mística, que haya un sentido de la vida en el cumplimiento del deber, que haya verdaderamente una razón distinta, afirmó.

Destacó que aunque insuficiente, han homologado los salarios de los policías federales, lo que ha representado un incremento promedio de 20 por ciento directo en sus percepciones; además, ha otorgado mil 600 ascensos.