El secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, exigió ayer que no se calumnie a la Policía Federal (PF) y que la crítica se deslinde de la estrategia propagandística de grupos criminales.

En momentos en que el gobierno recibe duras críticas de organismos internacionales y de Estados Unidos por abusos cometidos por las fuerzas federales en la lucha contra la delincuencia, se quejó de que no es difícil calumniar a toda una institución cuando un criminal se logra infiltrar en sus filas, y tampoco es difícil denigrar a una corporación o destruir una reputación a partir de falsas referencias.

Sin duda, la opinión pública merece información clara por parte de quienes estamos a cargo de tareas de gobierno. Pero debe evitarse el recurso fácil de la descalificación de los esfuerzos institucionales, que son para beneficio de todos los mexicanos, expresó ante el presidente Felipe Calderón y policías federales que fueron condecorados.

En ese momento planteó que adquiere la mayor importancia deslindar el análisis y la crítica de la estrategia propagandística de los grupos criminales. No está de más recordar que la batalla contra el crimen organizado no responde a una visión coyuntural o de capricho.

García Luna reconoció que deben hacer un mayor esfuerzo para crear conciencia de la labor que desempeñan miles de policías y funcionarios honestos en condiciones adversas, inclusive de gran riesgo personal.

Aseguró que un Estado moderno y democrático es incompatible con la perspectiva de administrar el delito, por lo que insistió en el discurso oficial, de que no habrá diálogo con los grupos criminales.

Rodeado de miembros del rebautizado cuerpo de seguridad, García Luna reiteró que la PF nunca cederá al chantaje ni se replegará.

El funcionario incluyó una crítica a gobiernos pasados, al señalar que por mucho tiempo la corrupción policial se asumió como un mal necesario, ajena, y en ocasiones enfrentada con quien debería ser su más cercana y principal aliada: la comunidad.

Ante policías federales, elogió a Calderón, porque ningún presidente anterior había dado tan decidido respaldo a un proyecto de seguridad ni había estado tan cerca de las necesidades, dificultades y aspiraciones de la policía.

Como remate de la ceremonia, se cantó el himno de la PF, a lo que se sumó Calderón, quien bajaba la vista para seguir la letra escrita en un papel.