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Acusan a Insulza de intransigente; se dicen flexibles para considerar una nueva fecha

Impide el régimen de facto la visita de una misión de la OEA

Marchistas cumplen 5 días de caminata “para que regrese Mel, el presidente de los pobres”

El golpe en Honduras no fue por la cuarta urna, sino porque Zelaya frenó a corruptos: campesino

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Zelayistas mantienen las movilizaciones en Tegucigalpa para exigir el retorno del presidente constitucionalFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Lunes 10 de agosto de 2009, p. 22

Guaimaca, Honduras, 9 de agosto. El gobierno de facto gana tiempo. Y para hacerlo, este día suspende la visita de una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) de la que forman parte la canciller mexicana, Patricia Espinosa, y sus homólogos de Argentina, Canadá, Costa Rica, Jamaica y República Dominicana.

¿El argumento? La intransigencia del secretario general (José Miguel Insulza) de insistir en integrar él mismo la misión y de excluir estados miembros que votaron por la suspensión, pero que tienen una actitud de apertura a reconsiderar el caso de Honduras, ha hecho imposible que se convenga la cita en la fecha prevista, dice un comunicado mañanero de la cancillería hondureña.

El gobierno de facto había dado a la misión de la OEA la calidad de oyente, pues los golpistas se quejan todos los días de que el mundo no los ha escuchado. El viernes pasado, el presidente nombrado por el Congreso, Roberto Micheletti, había anticipado el rechazo al secretario general de la OEA: Puede venir a gastar dinero como un turista más.

El rechazo a la misión ocurre pese a que el sábado, ya conocida la lista de los visitantes, el canciller Carlos López Contreras dijera: “Es una oportunidad para intercambiar y acercarnos más… yo lo que anticipo es que vamos a seguir promoviendo la normalización de las relaciones diplomáticas y de cooperación”.

El mismo día, en Washington, Insulza decía que la misión venía a dialogar y no a imponer una posición.

Viraje de último momento

El viraje sucede en unas horas. En un principio, dice la cancillería hondureña, la misión no incluía al secretario general, en vista de su falta de objetividad, imparcialidad y profesionalismo en el ejercicio de sus funciones.

La postura de Insulza, según el régimen, ha redundado en perjuicios serios para la democracia, la República de Honduras y la misma organización regional, al extremo que su informe presentado a la Asamblea General Extraordinaria se ha descalificado por la propuesta del mediador conocida como Acuerdo de San José.

La visita de la misión del organismo continental estaba prevista para este martes, pero que se realice es imposible, aunque el régimen dice también que mantiene toda la flexibilidad para considerar una nueva fecha de la visita de la misión de cancilleres en el marco de la mediación, a quienes se les brindará toda la seguridad y atenciones que se merecen, excluyendo de la misma al señor Insulza que podría ser sustituido por el secretario general adjunto u otros funcionarios de la OEA.

El régimen de Micheletti ya había logrado que en la misión no fueran incluidos cancilleres de los países que forman parte de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), porque ellos son parte del problema y no la solución, según la vicecanciller Martha Alvarado, quien también pidió la semana pasada que se integraran al grupo de la OEA países como Inglaterra y Alemania que, por supuesto, no forman parte del organismo.

El enemigo

Desde el golpe de Estado del 28 de junio, el chileno José Miguel Insulza ha sido uno de los blancos favoritos de los golpistas que, haciendo uso de un ingenio demoledor, le llaman “el Insulso de la OEA”. En rigor, sin embargo, ese juego con el apellido del diplomático es obra del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, archienemigo del régimen de facto. En enero de 2007, Insulza pidió al gobierno venezolano reconsiderar la cancelación de la concesión de la cadena televisiva RCTV. Chávez lo acusó de entrometerse en asuntos internos de su país y le espetó la siguiente frase: Al insulso doctor Insulza debería darle vergüenza, debería renunciar a la secretaría de la OEA.

Los argumentos que se esgrimen contra el secretario general de la OEA, todos los días en los medios hondureños, tienen que ver más con su adscripción ideológica que con su actuación en esta crisis. Los resumió hace unos días el diputado liberal nicaragüense Eliseo Núñez, quien fue recibido por Micheletti con bombo y platillo: No hay que olvidar que Insulza es del Partido Socialista, que se opuso a (Augusto) Pinochet y apoyó a (Salvador) Allende en el desastre en que llevó a Chile.

El Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado declara de inmediato que el rechazo a la misión de cancilleres es una prueba de que el gobierno de los golpistas no pretende resolver la crisis.

Micheletti no quiere que los cancilleres vean la resistencia del pueblo, la marcha que tendremos este martes aquí, cuando estaba prevista su llegada, dice Rafael Alegría. Es la decisión de un régimen fascista, y provocará una reacción más fuerte de la comunidad internacional.

Los dirigentes de la resistencia temen que el gobierno de facto impida la entrada a Tegucigalpa y San Pedro Sula de miles de simpatizantes de Zelaya que marchan por las carreteras desde el miércoles pasado. Los dirigentes dicen contar con informes de que el gobierno de facto pretende declarar el estado de emergencia pretextando que se debe enfrentar la propagación del virus AH1N1. Si así fuera, también debería ordenar que el juego de futbol Honduras-Costa Rica, programado para el miércoles en San Pedro Sula, se celebre sin aficionados.

Del campo a la ciudad

Los marchistas se refugian del tremendo chaparrón en el precario techo de un puesto de rosquillas, al lado de la carretera. Otros se tapan con plásticos. Los menos traen paraguas. Se han detenido a comer y descansar cerca de Guaimaca, tras cinco días de caminata desde el enorme departamento de Olancho, la tierra donde el presidente José Manuel Mel Zelaya Rosales tiene su rancho, y donde hizo muchos años negocios ganaderos y madereros.

Vamos caminando para que regrese Mel, porque es el presidente de los pobres. Ya no queremos presidentes empresarios, que le han robado a Honduras cien años, dice el viejo agricultor Francisco Martínez.

Oiga, pero Zelaya es un empresario también. No, es un campesino.

“Si San Pablo se convirtió…”, completa el sacerdote Andrés Tamayo, quien desde hace 20 años acompaña las luchas de los olanchanos contra los latifundistas y los empresarios madereros que arrasan los bosques de la región.

Para Tamayo, Zelaya ha tenido un cambio de mentalidad que pasó por la venta de sus aserraderos, de los que sacó su riqueza.

El sacerdote habla mientras los jóvenes tratan de controlar el tráfico carretero y se despacha frases sin dejar de dar órdenes: Vamos a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), dice.

Se le hace ver que uno de los puntos del Acuerdo de San José establece que el presidente Zelaya tendría que renunciar a su intención de convocar una ANC. Van a amarrar a Mel, no al pueblo.

La marcha está compuesta sobre todo por campesinos y empleados públicos de varios municipios del departamento de Olancho.

Uno de ellos es el agricultor Martínez, un convencido de que el golpe de Estado no se ejecutó a consecuencia de la consulta por la cuarta urna, sino porque Zelaya impidió que otros políticos siguieran robándose el dinero de los pobres y porque les cobró impuestos a empresarios que nunca habían pagado. Y, claro, también porque nos dio un aumento al salario mínimo para hacerlo justo.

En enero pasado, ciertamente, Zelaya decretó un aumento al salario mínimo mensual en más de 50 por ciento (de 2 mil 500 a unos 4 mil 100 pesos mexicanos), aunque excluyó a la industria maquiladora. Los empresarios se opusieron y siguen acusando a Zelaya de haberlos obligado a despedir muchos empleados.

A su paso, hay viajeros que saludan a los marchistas. Una señora clasemediera para su camioneta a un lado de la carretera y reparte emparedados. De otro carro les dan un paquete con bolsas de agua. Carlos Javier Funes, del municipio de Santa María del Real, cuenta que el alcalde de su municipio nos dio la cena anoche y nos dejó una vaca para mañana. La vaca no se ve por ningún lado.

Funes es miembro del Partido Liberal y orgullosamente afirma que fue uno de los que abucheó a Roberto Micheletti en la pasada convención de su partido: “Le gritamos ‘¡fuera!’ y le lanzamos bolsas de agua”.

A Funes le cuesta cinco vueltas definir la diferencia entre los Partidos Liberal y Nacional. Finalmente dice que todas las obras de caminos, electricidad, productivas, que vea en cualquiera de los 301 municipios son de nosotros los liberales.

Los marchistas tienen planeado llegar a las afueras de Tegucigalpa el lunes. Y el martes incorporar a la gran marcha. Temen, claro, que el ejército y la policía los pueden parar en el camino.

Y también lamentan que el presidente Zelaya le haya dado todo a las fuerzas del orden. Les dio mucho dinero. El ejército estaba dormido y Mel lo despertó, dice una muchacha de nombre Gabriela.

Las fuerzas armadas tenían razón: hay un sector de los hondureños que no los quiere más en el escenario nacional.

Nelson Rosales, otro de los marchistas, lo pone de este modo: el ejército sólo ha servido para reprimir al pueblo. La única vez que lo necesitamos, en la guerra con El Salvador, nos cachimbearon. El ejército debería desaparecer, como en Costa Rica.