Economía
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Ingresos petroleros financiaron gasto corriente en un sistema de incentivos desvirtuado

Ortiz: toda crisis económica trae aparejado cierto malestar social

Se evidenció una debilidad estructural en finanzas públicas, que ya arrastramos por décadas

Debemos diversificar nuestros mercados, pues EU tendrá un consumo inferior, plantea

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El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, en la entrevista con La Jornada en sus oficinas del Centro de la ciudad de MéxicoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de agosto de 2009, p. 24

De la crisis económica, al malestar social. Las crisis económicas traen aparejado cierto grado de malestar, plantea Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México (BdeM). Habla de lo que ocurre en el país, un año después de que la quiebra de varias instituciones emblemáticas del sistema financiero mundial derivó en la mayor crisis económica en ocho décadas. México ha sido uno de los países más afectados, señala. En medio de esa caída de la actividad, dice, se ha hecho evidente un problema fiscal. Redondea: los recursos adicionales por un mayor precio del petróleo se usaron en financiar gasto corriente del gobierno, en lo que define como un sistema de incentivos desvirtuado.

En una entrevista con La Jornada se refiere por primera vez de manera pública a su eventual relevo al frente del banco central, del que es gobernador desde enero de 1988. Yo termino el 31 de diciembre de este año, responde cuando es interrogado respecto de si espera ser propuesto al Senado por el titular del Ejecutivo, como permite la ley, para que cumpla un tercer periodo sexenal al frente de la institución.

El mundo entró en crisis económica el año pasado. Ortiz Martínez señala que la caída de México, que estima de entre 10.5 y 11 por ciento en el segundo trimestre (el dato oficial será publicado el jueves), fue de las mayores a nivel mundial.

–¿Y por qué la crisis impactó de esa forma a México?

–Hay varias cosas. Primero, México es una economía bastante abierta: entre 25 y 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) son exportaciones. Cerca de 90 por ciento de la exportación corresponde a productos manufactureros y 80 por ciento va a Estados Unidos.

Desgrana las cifras: hace dos años, en Estados Unidos, el epicentro de la crisis, se vendían 17 millones de autos anualmente. En el primer semestre de 2009 sólo se vendieron 9 millones. ¿Cuánto tiempo va a pasar para que vuelvan a consumir 17 millones de autos? Lo mismo ocurre con los televisores, refrigeradores, lavadoras... Los productos que, junto con los autos, México se especializó en vender a aquel país.

–Respecto de la economía mexicana, ¿cuáles fueron las fortalezas y debilidades que la crisis puso en evidencia?

–Ésa es justamente la pregunta. Entre las debilidades destaca el tema de las finanzas públicas, la dependencia de los ingresos petroleros, que ha coincidido con una caída del precio de niveles sumamente altos que hubo en los dos años anteriores, y una caída muy importante de la producción. Esto ha puesto de manifiesto una debilidad estructural en finanzas públicas que llevamos arrastrando muchísimos años, yo diría décadas.

“En México, la recaudación de impuestos distintos a los generados por la explotación de crudo es equivalente a 9 por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras el promedio latinoamericano es de 15 por ciento del PIB, y en los países avanzados, de 19 por ciento.

El agujero en las finanzas públicas es de más de 400 mil millones de pesos este año y también hay un hoyo importante en 2010. Esto nos pone de manifiesto que hay que hacer un esfuerzo multianual, porque esto no se va a arreglar en un año, de resolver el problema de las finanzas públicas, plantea el gobernador del banco central. Es algo, abunda, que debe planearse para un periodo de tres años, por lo menos, con medidas que vayan entrando en vigor gradualmente, tanto por el lado del gasto como del ingreso.

–Por lo menos en dos ocasiones habló en los últimos años sobre la forma en que se estaban usando los excedentes petroleros en México, y puso de ejemplo lo que hacían otros países durante la época de precios altos. ¿Qué fue lo que falló, qué se hizo mal?

–Creo que hay un sistema de incentivos equivocado o un sistema de incentivos desvirtuado en el sentido de que la recaudación propia de los estados es muy baja. Alrededor de 85 por ciento de los ingresos que tienen proviene de recursos federales. Y tienen pocos incentivos para aumentar la recaudación propia. Los estados, a través de sus representantes en el Congreso, tratan de allegarse la mayor cantidad posible de recursos.

Ortiz Martínez señala que buena parte de los recursos adicionales generados por el alto precio del petróleo fueron usados en gasto corriente, tanto a nivel federal como estatal. Y por ello considera necesario que se revise a fondo en qué se está gastando, cómo se está gastando y los mecanismos de rendición de cuentas que, asegura, son muy imperfectos todavía a escala estatal.

Redondea: es cierto que el gasto público en términos reales se ha incrementado de manera muy importante en los últimos años gracias a la disponibilidad de recursos adicionales por los altos precios del petróleo. Las finanzas de los estados y municipios se van a ver afectadas, de eso no hay duda, al igual que las del gobierno federal. Esto quiere decir que se van a tener que hacer ajustes.

Una fortaleza que mostró la economía mexicana, destaca, fue el desempeño del sector financiero. Ante un choque externo tan brutal, el sector financiero, dice, aguantó. Agrega: tuvimos periodos de estrés muy fuertes hacia finales del año pasado y principio de éste, pero eso se ha venido normalizando.

–Más allá de los números sobre la magnitud de la contracción económica, ¿cuál es la pérdida en términos de oportunidades y bienestar por esta crisis?

–La respuesta es evidente: la pérdida de empleos ha sido muy importante. También ha habido una disminución en la capacidad de compra de las familias. Esto le ha pegado más a la gente en los niveles inferiores de ingreso, porque gasta una mayor proporción de sus recursos en alimentos, que han tenido una mayor inflación. Esto ciertamente ha tenido un impacto sobre las familias, sobre la gente, sobre la gente de menores ingresos. Es algo que las cifras muestran claramente.

–¿Es correcto asociar el tema de la crisis económica y el aumento de un malestar social que se percibe en las calles?

–Yo creo que todas las crisis económicas traen aparejado cierto grado de malestar. Por definición, cuando la gente ve afectadas sus posibilidades de empleo, sus posibilidades de gasto, pues evidentemente no le gusta. Yo creo que lo importante es un poco ver hacia delante y corregir los puntos débiles tanto en la parte de finanzas públicas como en la capacidad del país para poder crecer una vez que salgamos de esta crisis. Lo que es previsible es que en los próximos años la economía americana no crezca al mismo ritmo que estaba creciendo en los años previos a la crisis; entonces hay una serie de temas que se han venido discutiendo desde hace mucho tiempo y que son de orden estructural para hacer la economía más productiva, más competitiva.

–En un informe reciente el Banco de México planteó la necesidad de buscar alternativas a Estados Unidos.

–Todas esas transformaciones se tienen que hacer. Efectivamente no se pueden hacer de la noche a la mañana, pero debemos buscar diversificar nuestros mercados, dado que Estados Unidos probablemente tenga un nivel de consumo, sobre todo un crecimiento en el consumo inferior al que tuvo en años anteriores.

–¿Se apostó demasiado a un solo mercado, fue equivocado?

–Siempre podemos hacer un análisis a toro pasado de que las cosas se pudieron hacer mucho mejor, pero yo creo que esta crisis debe ser una oportunidad para hacer los cambios que se han venido posponiendo durante mucho tiempo y que en última instancia deben redundar en una mayor productividad de la economía, que es la característica esencial para que la gente pueda elevar de manera consistente su nivel de vida y su nivel de ingreso. Si la economía no produce, si no hay productividad, no se puede elevar de manera sostenible el nivel de ingreso de la gente.

–Este año termina su segundo periodo al frente del Banco de México. Puede optar por uno más. ¿Cuál es su posición?

–Está muy clara. Yo termino el 31 de diciembre de este año.

–¿Desea seguir?

–Yo termino el 31 de diciembre.