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A 10 años de su muerte, expertos analizan la vigencia del legado teórico del director polaco

Grotowski cambió para siempre el discurso teatral: Luis de Tavira

El acceso a su acervo no es fácil; se obtiene mediante terceras personas, lamentó Joanna Addeo

Para seguir la conmemoración luctuosa se escenificará El príncipe constante en El Galeón

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En su búsqueda de la esencia del teatro, Grotowski concluyó que en escena los únicos insustituibles eran el actor y el espectador; más adelante, para él sólo existía el primero. Arriba, el investigador en 1994Foto Archivo
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de agosto de 2009, p. 2

Hoy día, el acceso a las propuestas y enseñanzas escénicas que dejó el director y teórico teatral Jerzy Grotowski (Rzeszow, 1933-Pontedera, 1999) se obtienen mediante terceras personas.

“La mayor parte de su legado artístico, teórico y filmográfico se encuentra en el Centro para la Investigación y Experimentación Teatral Grotowski, en Pontedera, Italia, resguardado por sus discípulos más cercanos, quienes interpretan sus enseñanzas y las dan a conocer por medio de una colección de libros.

De manera extraoficial, se sabe que eso depende de los derechos de autor, pues los seguidores de Grotowski se consideran a sí mismos como sus herederos; lamentablemente no siempre es fácil tener acceso (a Grotowski como fuente directa), comentó a La Jornada, Joanna Addeo, consejera de Asuntos Culturales de la embajada de la República de Polonia en México, al término de la conferencia La vigencia de Grotowski en el tercer milenio, con motivo del décimo aniversario luctuoso del gran director polaco, la cual se llevó a cabo en el teatro El Galeón, del Centro Cultural del Bosque.

Replantear, cuestionar

Luego de cursar estudios teatrales en Cracovia y Moscú, Grotowski comenzó su carrera de director y teórico teatral al fundar en la ciudad de Opole su propia compañía (el Teatro de las 13 filas), que dirigió entre 1959 y 1964. En 1965 se trasladó a Wroclaw, donde fundó su reconocido Teatro Laboratorio.

De acuerdo con el maestro Luis de Tavira, tanto en Opole como en Wroclaw, Grotowski creó un laboratorio de investigación actoral, asesorado por sicólogos, fonólogos, antropólogos. Indagó los orígenes de la teatralidad en las fuentes del hombre, experimentó con rigor la relación actor-espectador; replanteó desde el punto de vista del público las convenciones del espacio escénico. Asimismo, cuestionó sin cesar la dialéctica texto-puesta en escena, la finalidad del teatro, la ética de la vida artística y, sobre todo, el entrenamiento y la técnica del actor.

Entre las estancias de Grotowski a otros países se encuentra México, que visitó en dos ocasiones: en 1968 para presentar su mundialmente célebre adaptación libre de El príncipe constante, de Pedro Calderón de la Barca, y en 1980 para, entre otras cuestiones, acercarse a la cultura indígena de la sierra nayarita.

Grotowski salió exiliado de Polonia en 1982, trabajó tres años en París, cesó de realizar puestas en escena, para luego instalarse definitivamente en Italia, donde dedicó los últimos años de su vida a investigar el arte del actor con el apoyo financiero del Centro para la Investigación y Experimentación Teatral de Pontedera, Italia, donde le ofrecieron dedicarse a la investigación pura, sin someterlo a la exigencia de generar resultados rápidos y tangibles.

Su legado como director y teórico teatral, sus propuestas y enseñanzas son las que hoy son interpretadas y dadas a conocer por terceras personas, o en el mejor de los casos por sus discípulos más cercanos.

Dicho acervo original, sobre todo el de sus últimos años como uno de los artistas más enigmáticos del siglo XX, recobra singular relevancia toda vez lo dicho por el maestro Luis de Tavira en la conferencia por su décimo aniversario luctuoso.

“La trayectoria de Grotowski fue un progresivo cuestionamiento sobre la esencia del teatro, el cual puede existir sin luz, sin música, sin vestuario, sin decorados y sin texto, pero no sin actor.

“Su trayectoria lo llevó a presentar desde espectáculos deslumbrantes hasta una radicalidad que modificó para siempre el discurso teatral y sus contenidos esenciales, como el actor desde el cuerpo y su energía, y la puesta en escena como diseño y escritura en la mente del espectador, entre otros aspectos.

Esa misma radicalidad y búsqueda lo llevó a dejar el teatro como espectáculo para indagar en su esencia, en el sentido más profundo, formulación que le hizo pensar que los únicos insustituibles eran el actor y el espectador; pero, de este principio abolió al espectador.

Grotowski, citó De Tavira, decía “que todo aquel que abraza la vida del teatro, en realidad está buscando un espectador, y al final de su camino él creyó haberlo encontrado: Dios.

“Por eso, en el monasterio de Pontedera, donde terminó su búsqueda no cabían espectadores. En las largas vigilias en las que la comunidad de Pontedera se reunía para cantar sólo había un espectador.

Por tanto, las convergencias y divergencias frente a Grotowski pasan de estéticas a teológicas, pues, ¿qué se entiende por ese Dios?

Ahí, señaló De Tavira, es donde me desmarco, porque reconozco que Grotowski está más cerca del budismo, y yo intento ser cristiano, y como tal me digo como San Juan: a Dios no lo ha visto nadie, y si dices que amas a Dios, a quien no ves, pero no amas a tu hermano, al que tienes enfrente, te estás engañando; por eso me interesa seguir haciendo teatro para los espectadores.

Herencia de preguntas

No obstante convergencias y divergencias al respecto, apuntó el director de la Compañía Nacional de Teatro, nadie, desde Nietzche, ha sondeado más profundamente en la fuente de la esencia del teatro como Grotowski. Nadie, desde Artaud, se ha aproximado más al deslumbramiento de esa esencia. Nadie, desde Stanislavski y Vakhtangov, ha descifrado el enigma de la actuación como Grotowski. Nadie, desde Brecht, ha cuestionado más sobre el sentido y el destino del teatro en el espectador, como lo hizo él. Su admirable búsqueda nos ha heredado un caudal de preguntas sobre el significado de sus hallazgos asombrosos.

Hoy, cuando la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha declarado 2009 como Año de Grotowski, qué mejor que conocer esos hallazgos de la fuente original, que de las interpretaciones que hacen terceros de sus ideas.

Como parte de la conmemoración por el décimo aniversario luctuoso de Jerzy Grotowski, además de dicha conferencia en la que participaron la diplomática polaca Joanna Addeo, el teórico teatral Tibor Bak-Geler, el crítico Fernando de Ita y el creador escénico Nicolás Núñez, organizador de la misma, se escenificará El príncipe constante, en versión de Enrique Olmos de Ita, con la actuación de Nicolás Núñez y compañía, en el teatro El Galeón (atrás del Auditorio Nacional) el 21, 22, 23 de agosto, a las 20, 19 y 18 horas, respectivamente.