Opinión
Ver día anteriorViernes 28 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Cepal aplaca versiones triunfalistas sobre la crisis

México de nuevo se engancha al FMI

P

ara todos aquellos que de forma por demás temeraria anuncian que hay datos muy alentadores en lo que a resurgimiento económico se refiere –en especial en aquellos países altamente dependientes de Estados Unidos, como México comprenderá–, la Cepal ayer les envío un atento saludo: la recuperación será lenta, gradual y tal vez inconstante, por la magnitud del efecto negativo y el rezago en el mercado del trabajo. Las principales causas de la lenta recuperación son: una débil demanda global, un elevado desempleo y balances financieros aún no decantados... Dado el rezago con que opera el mercado del trabajo respecto de la inversión y la producción, luego de dos semestres recesivos en las economías industrializadas, las economías de la OCDE operarán en 2009 y 2010 con tasas de desempleo cercanas o algo superiores al 10 por ciento. Esta tendencia agrava la incertidumbre respecto de la solvencia de los bancos y el rebrote de medidas proteccionistas.

El organismo regional divulgó su Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe, en el que subraya que detrás de la crisis financiera subyacen desequilibrios estructurales que será necesario resolver, por mucho que algunos gobiernos intenten disfrazarlos de coyunturales. De nada sirve fingir que todo se resuelve con una serie de parches para que todo siga igual porque más temprano que tarde la economía y las finanzas reventarán de nueva cuenta, con consecuencias cada vez más profundas.

Así, la perspectiva de una lenta recuperación sigue sujeta a numerosos riesgos y depende, en gran medida, del tiempo que requerirá el saneamiento de los balances de los bancos en los distintos países. El saneamiento no se trata solamente de desclasificar las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, sino también aquellas derivadas de la recesión y la desaceleración económica que afecta a las tarjetas de crédito y a los créditos bancarios tradicionales. Además, se requiere una mayor capitalización de los bancos, particularmente en Europa, y cerrar las brechas de financiamiento en Europa oriental y central.

Uno de los principales retos es que se requiere una regulación global de la economía, tanto en la corrección de los desequilibrios estructurales como en la regulación financiera. La crisis reveló que los mercados financieros desregulados no se auto corrigen ni aumentan la eficiencia económica y social. En ausencia de reglas externas al sector financiero, así como de una mayor ética interna, será difícil evitar la externalización de riesgos y costos, con lo cual los actores se traspasan riesgos y costos, priva el parasitismo y el mercado termina corrigiéndose sólo a costa de crisis severas. En un contexto financiero global, la regulación no puede ser estrictamente nacional, ya que las finanzas se mueven globalmente. Para lograr la eficacia de la regulación financiera es imprescindible la implementación de normas globales o una razonable convergencia en las normas nacionales de las economías más grandes pues, de otro modo, operará el arbitraje regulatorio, que anulará la eficacia de los esfuerzos nacionales aislados. Cualquier reforma regulatoria al respecto debería cubrir los siguientes temas: cuidar niveles de capitalización del sistema financiero; evitar la excesiva dependencia del financiamiento de corto plazo; acotar la toma de riesgos limitando el uso de instrumentos complejos y operaciones poco claras; implementar una contabilidad efectiva de las operaciones y reflejarlas en el balance de las empresas; aumentar la transparencia; modernizar los marcos normativos, y aumentar la capacidad técnica de los supervisores financieros.

Para la Cepal, el mundo financiero ya no será igual. No parece posible que la reactivación en las economías de la OCDE nos lleve de retorno a los excesivos niveles de riesgo, apalancamiento y opacidad en los instrumentos financieros que se registraron antes de la crisis. Además, se observa una drástica reducción en las riquezas acumuladas en todo el mundo, principalmente en los países industrializados. Con este hecho, cambia el escenario de liquidez virtualmente infinita y con bajo riesgo por otro de liquidez acotada y riesgos variables. El vínculo entre los flujos financieros y los productivos y de comercio exterior tendrá que redefinirse. Una menor liquidez mundial conducirá a una reducción en los flujos de capital hacia los países en desarrollo, en tanto, como ya se indicó, las elevadas necesidades de financiamiento de los gobiernos de la OCDE competirán con las de los países en desarrollo.

En el ciclo expansivo 2003-2007, los ahorros del sur financiaron buena parte de las burbujas financieras en los mercados inmobiliarios y bursátiles del norte, fundamentalmente a través de los excedentes en cuenta corriente de China, del resto de las economías asiáticas y de las economías petroleras. En este lapso, el motor de demanda global fue la economía estadunidense, gracias a un gasto privado que creció muy por encima del producto potencial y sin presiones inflacionarias, dada la abundante oferta de manufacturas (básicamente de origen chino) a bajo precio. Ello generó un elevado déficit comercial y de la cuenta corriente en Estados Unidos y elevados superávit en China. La contraparte de este gigantesco desequilibrio comercial fue la acumulación de activos financieros norteamericanos por parte de China, lo que permitía a Estados Unidos financiar su déficit, sin necesidad de elevar las tasas de interés. De este modo, a finales de 2007, antes de que estallase la crisis hipotecaria, Estados Unidos absorbía 49 por ciento del ahorro mundial, en tanto China (21), Japón (12) y Singapur (2) generaban más de un tercio de tales ahorros. Estas tendencias a un marcado déficit de ahorro en Estados Unidos y a un superávit no menos gigantesco en China ya no podrán continuar, pues las familias estadunidenses deberán ajustar su portafolio desendeudándose, con lo cual dejarán de jugar el rol de dinamizador de la economía mundial, al menos en el grado en que lo hicieron en el ciclo de auge.

Las rebanadas del pastel

Y ahora con ustedes, una vez más, la gustada obra teatral México en el fondo y con el Fondo: así comenzamos y 30 años después seguimos igual. Porque lo peor ya pasó, el FMI de nueva cuenta se asoma y desinteresadamente otorga una línea de recursos al gobierno mexicano por el equivalente a 4 mil millones de dólares, dinero adicional a la Línea de Crédito Flexible anunciada el año pasado para blindar la economía... Un enorme abrazo para la dueña de mi sistema cardiaco, por concederme 11 hermosos años de su vida.