Economía
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El paquete presupuestal obligará a revisar metas como crecimiento e inflación: Scotiabank

Es deseable ampliar la recaudación, pero el ambiente político es adverso

La propuesta sería combinar nuevos y mayores impuestos y elevar precios y tarifas públicas

 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de septiembre de 2009, p. 21

En vísperas de que el Ejecutivo entregue este martes al Congreso de la Unión su propuesta de proyecto del Presupuesto para 2010, el impacto económico e inflacionario de éste es aún incierto y podría motivar revisiones importantes en el crecimiento, la inflación y el tipo de cambio, advirtieron analistas de Scotiabank.

De acuerdo con la Secretaría de Hacienda, existe un faltante esperado en el presupuesto para 2010 de cerca de 300 mil millones de pesos. Si bien parece deseable y necesario implementar una reforma fiscal más profunda para ampliar significativamente la recaudación, el entorno político se vislumbra adverso para ello, refirieron.

El área de estudios económicos y planeación estratégica de Scotiabank destacó que la propuesta más relevante que está en la mesa de discusión es la homologación de la tasa del IVA, que podría aportar algo así como 250 mil millones de pesos, pero esta propuesta es claramente impopular y ha sido rechazada repetidas veces por el PRI y en fechas recientes también por el PAN.

Parece entonces que la respuesta probable al problema fiscal será una combinación de nuevos y mayores impuestos, corrección de precios y tarifas públicas (gasolinas, gas y electricidad) y la aceptación temporal de un mayor déficit fiscal.

Esta respuesta tendrá repercusiones importantes sobre varios factores relevantes. Una de las probables consecuencias de la problemática fiscal es que muy probablemente habrá ajustes en precios y tarifas públicos con un impacto inflacionario que, a pesar de que en principio debe ser transitorio, desviará a la inflación de la trayectoria anticipada por el Banco de México.

Los especialistas recordaron que la inflación se mantiene muy por arriba del objetivo oficial de 3 por ciento, y que el nivel pronosticado por el Banco de México se ha revisado recientemente en cuatro ocasiones al alza, lo que de alguna forma ha restado credibilidad al papel de ancla nominal que tiene la política monetaria. Además, dado que los precios que podrían aumentar (gasolinas, gas, electricidad) son insumos importantes para muchos procesos productivos, es probable que tales impactos tengan un efecto adicional sobre otros precios, lo que a su vez representará una amenaza de alza para las expectativas de inflación.

Por otro lado, si el tipo de cambio regresa a niveles más elevados a consecuencia de un entorno financiero global difícil, es de esperarse algún impacto sobre la inflación.

Si bien la inflación viene presentando un ritmo menor al previsto debido a la fuerte recesión y a la menor presión cambiaria, para el próximo año el contexto inflacionario internacional y nacional irá al alza con la reactivación económica, mientras resultan altamente probables ciertos impactos inflacionarios derivados del presupuesto. De igual forma, no descartamos que aún esté por materializarse cierto impacto del movimiento cambiario hacia la inflación.

Ahora, si se recurre a un aumento significativo en el déficit fiscal y en el endeudamiento, se estaría poniendo presión sobre el tipo de cambio, la inflación y las tasas de interés, lo que repercutiría en un menor nivel de crecimiento económico.

Si la respuesta que den las autoridades financieras y el Congreso no resulta convincente para por lo menos ganar tiempo sin poner en riesgo significativo la estabilidad de la economía, entonces no sólo podría concretarse el riesgo de una baja en la calificación de la deuda soberana, sino que sería posible que se mantenga la perspectiva negativa para dicha calificación, lo que limitaría más el acceso a los mercados financieros globales y lo haría más costoso.

Los siguientes dos meses tendrán especial relevancia, ya que en septiembre se manda el paquete económico al Congreso.