Cultura
Ver día anteriorMartes 8 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La periodista vuelve a la ciencia ficción con su novela Memorias de un delfín

Manú Dornbierer desiste de hacer libros políticos; no llevan a nada

Las grandes editoriales se han convertido en una mezcla de bancos extranjeros y televisoras duopólicas, dice a La Jornada

“No tengo por qué ocultar lo que pasó con mi obra Foxtrot

Foto
Trato de resarcir la necesidad de una escritora por ser escritora y no estar hablando sólo de Felipe Calderón, expresa Dornbierer, en imagen tomada de la contraportada de su novela
 
Periódico La Jornada
Martes 8 de septiembre de 2009, p. 4

Subersiva y rebelde, así define la periodista Manú Dornbierer su pluma, que ahora se deleita en la ciencia ficción para dar a luz la novela Memorias de un delfín, en la cual describe la transformación de un científico humano en un cetáceo y lo que sucede a partir del rencuentro de las dos especies más inteligentes del planeta.

En entrevista con La Jornada, la escritora señala que fue en los años 60 del siglo pasado, poco antes de adentrarse en la crítica política, cuando se inició con ese tipo de relatos Edmundo Valadés, editor de la ya legendaria revista literaria El Cuento.

En esa época, añade Dornbierer, “era el mero mole de la ciencia ficción, género que es maravilloso, porque, como decía Arthur C. Clarke, son historias subversivas contadas como cuento de hadas. Qué bonito, ¿verdad?

Por eso me parece una estupidez que muchas personas lo consideren un género menor, pues ahí está Julio Verne, quien se dejó ir con su fantasía, nunca salió de Francia pero hizo viajes maravillosos por el mundo a través de sus obras, las cuales no se pueden tomar como si fueran una vacilada.

Por salvar al planeta

En Memorias de un delfín (Libros del Sol), Dornbierer plantea que cuando un científico mexicano (refugiado español) se transmuta en delfín, conserva su conciencia humana y se esfuerza por transmitir sus experiencias a una corresponsal que escribirá ese testimonio.

Así es como se devela el maltrato que sufren los cetáceos, pero también el amor que han inspirado en las décadas recientes y que mueve el interés de cientos de personas por salvar al planeta común.

Sin dejar de lado la publicación de sus columnas políticas en diversos diarios de provincia (cumple ya 35 años en el oficio periodístico), la autora afirma que se decidió a abordar este tema cuando se hartó de hacer libros políticos que, si bien se venden mucho, no te llevan a nada.

Explica que con ese tipo de proyectos los editores ganan dinero, pero van matando al escritor que una lleva dentro; por eso con esta novela estoy tratando de resarcir la necesidad de una escritora por ser escritora y no estar hablando sólo de Felipe Calderón, por ejemplo, lo cual seguiré haciendo, pero sólo en los periódicos, ya no en mis libros.

La periodista narra el porqué de su decepción ante los grupos editoriales grandes que en México se han convertido, considera, en una mezcla de bancos extranjeros y televisoras duopólicas.

Relata que publicó unos 12 libros en Grijalbo, pero en 2002 “me vi obligada a enojarme mucho con ellos porque aceptaron editarme Foxtrot y después lo desaparecieron.

“Les firmé un papelito que decía que si me devolvían todos mis derechos y me daban algunos libros no iba a contar esto, pero me da la gana violar mi palabra ahora, no tengo por qué estar ocultando lo que pasó: el libro Foxtrot iba a ser el primero que hablaría de Vicente Fox como presidente. Se los dejé listo, me fui de viaje y cuando regresé el libro estaba distribuido, sí, pero sólo en las centrales camioneras, no en las grandes librerías.

“Me enojé mucho porque luego me enteré de que Marta Sahagún había metido las manos en el asunto, pues el libro no era nada favorable ni para ella ni para su marido. Ella quería que lanzaran un libro donde la pusieran como una heroína tipo Evita Perón, lo vimos con muchos de los títulos que salieron después acerca de su personita.

“En Foxtrot, si bien la menciono, hablo de cosas más amplias, por ejemplo de la alianza de Fox con los gringos. Fue así que se murió mi colaboración con esos muy buenos editores en cierto momento. Ahora ya no estoy dispuesta a ser un objeto para ellos.”

Por eso, Memorias de un delfín aparece bajo un sello editorial impulsado por la propia Manú, con el cual no hago negocio, sino libros, añade al detallar que Libros del Sol “está abierto a todos los escritores que lo deseen; simplemente ellos se financian, yo los voy guiando, los presento con personas que he conocido en estos años, hay tanta gente valiosa.

En Libros del Sol hago esos títulos que otros no quieren reditar nunca, por supuesto no están las novedades del día de antier, cuando Calderón dijo pío, ni libros de autoayuda o ésos de las cabronas mueren de noche, o las cabronas esto o lo otro. Los distribuyo a través del trato directo con las librerías, las cuales se han portado muy bien conmigo, concluye.