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La crisis mundial es económica, de instituciones, de la moral y el lenguaje, manifiesta

No creo que se escriba para salvar al mundo, dice Le Clézio

Discreta visita a México del premio Nobel de Literatura 2008

El narrador franco-mauriciano dictó una conferencia en el CIDE

 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de septiembre de 2009, p. 4

Sólo soy un ser humano, dijo sonriendo Jean-Marie Gustave Le Clézio, mientras terminaba de firmar un libro.

–No. Usted es un premio Nobel –dijo una de sus lectoras, que segundos antes le había pedido déjeme tocarlo y de inmediato puso la mano en el hombro del escritor franco-mauriciano, quien llegó el domingo pasado al país como le gusta: alejado de los reflectores y de la prensa.

El narrador y ensayista había terminado su conferencia en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) enfocada en la Relación de Michoacán, y después una ronda de preguntas.

En sus respuestas habló de la crisis en México y el mundo, lo que ofrece la literatura para enfrentar la situación, y si existe una salida.

No soy el señor Krugman (Nobel de Economía), pero espero que sí haya una salida porque para países como Mauricio, que es muy chiquito y que vive del turismo, es tremendo, es muy difícil. La solución es compartir, no hay otra. No tiene nada que ver con los bancos, respondió a pregunta de La Jornada cuando se disponía a abandonar el auditorio.

Encuentro con estudiantes

“América Latina –prosiguió Le Clézio– desde luego tiene una fuerza enorme, juntos son más fuertes que todos los países del norte del continente. Hay que encontrar un medio para compartir entre ellos, para que los que tienen recursos puedan compartirlos con los que tienen menos y no esperar los regalos envenenados de los poderes bancarios”.

El Nobel, quien viajará a Michoacán en visita privada, estimó que México puede volver a ser el faro que era en 1930, cuando era el faro de América, en tiempos de Diego Rivera, que la gente venía desde lejos para estudiar aquí, porque era el lugar brillante.

Auditorio lleno; varios estudiantes y trabajadores del CIDE llevaban libros con la esperanza –cumplida– de que los autografiara en esta visita sigilosa, pues sólo estudiantes y funcionarios estaban al tanto de la llegada del autor, quien tiene en su obra unos 50 libros entre ficción y ensayo.

Después de un encuentro privadísimo con estudiantes del CIDE, ofreció la conferencia El libro absoluto: la Relación de Michoacán.

El choque más fuerte

Jean-Marie Le Clézio es alto, muy alto, de pequeños ojos claros, habla castellano con fuerte acento francés. Llegó por primera vez a México en 1967 y el choque más fuerte, del que creo que aún no me he recuperado, fue la riqueza de la herencia indígena de México. Ese choque lo llevó a Michoacán, donde se enamoró del libro que narra la fundación, auge y caída del imperio purépecha.

Michoacán es como mi patria chica, dijo. Por eso el Nobel de Literatura que se le entregó el año pasado supo a México.

En lo que podría ser su primer balance después de una larga ausencia, dijo que el país padece un periodo bastante difícil de su historia, al igual que Mauricio y Francia, pero se trata de una crisis que comenzó hace mucho tiempo y amenaza también la identidad indígena, ante la dificultad de mantener la tradición cuando en las comunidades sólo quedan niños, mujeres y ancianos porque los hombres tienen que emigrar.

Frente a esta crisis mundial, de las instituciones, la moral y el lenguaje, la literatura poco puede hacer: La literatura es algo muy egoísta, no creo que se escriba para salvar al mundo. En el mejor de los casos el escritor es más un testimonio, una especie de tambor que resuena, pero no puede oponer nada, excepto en encuentros como éste, cuando le dan la oportunidad de expresarse puede dejar pasar su amargura, su reivindicación, estos apetitos de venganza.

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Jean-Marie Gustave Le Clézio, ayer, durante la firma de libros de su autoría, en las instalaciones del Centro de Investigación y Docencia EconómicasFoto Carlos Cisneros

Su trabajo literario y ensayístico se ocupa de los que menos tienen. Este interés nace por mis orígenes; toda mi familia es de isla Mauricio. Francia es el lugar donde nací por suerte, porque había guerra, pero el lugar de origen de mi familia es Mauricio, más antes es Bretaña, dos países que fueron tocados por la miseria. Para mí no es exótico, no es una elección intelectual, es algo que siento en mí mismo: tengo que hablar de estos problemas que le tocaron a mi familia y a mi pueblo.

Reprocha el apetito por acaparar la riqueza

Mónica Mateos-Vega

La injusticia social generalizada no se va a resolver con milagros, como proponen algunos economistas, señaló el premio Nobel de Literatura 2008 Jean-Marie Le Clézio, quien, de manera discreta, llegó a México para participar en el ciclo para celebrar los 35 años del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

El escritor francés ofreció ayer la conferencia El libro absoluto: la Relación de Michoacán en la sede de esa institución académica. El encuentro fue transmitido en vivo por Internet y seguido en línea por una veintena de cibernautas.

Luego de la disertación, se preguntó al Nobel acerca de la situación actual de México.

El autor francés respondió que la solución para el problema del narcotráfico en el país debe venir del norte, donde se encuentra el mayor número de consumidores de estupefacientes.

Respecto de Michoacán, tierra que lo hospedó durante sus años de investigación de las culturas prehispánicas, consideró que “es un estado donde la vida es muy compleja. Cuando llegué ahí, en los años 60, había, por ejemplo, muchos pleitos entre freseros por la posesión de tierras.

“Es muy injusto. Michoacán ha padecido periodos difíciles por mucho tiempo y no creo que la situacion haya empeorado. La dificutad ahora es el tráfico de drogas, pero no hay que olvidar que el cliente es el norte; entonces, la solución debe venir de ahí, no del sur.

“Si se resuelve en el norte el consumo se resolverá necesariamente el problema del sur. Respecto de la crisis económica, me parece que la que padece México es la misma que hay en Francia, Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos.

“Vivo en Nuevo México y ahí la mayoría de las grandes tiendas han cerrado; hay mucho desempleo y más entre la poblacion recién integrada.

“La crisis no es de un país, es mundial y no sólo económica, sino de las instituciones, de la moral, el lenguaje, en todos los sentidos. Es una crisis debida al hecho de que por mucho tiempo se ha aumentado la fractura entre ricos y pobres, entre los que tiene recursos y los que nada tienen.

Hay un apetito enorme de gente inconsciente que quiere acaparar toda la riqueza, y esto es sólo un ejemplo de lo que construye la crisis a escala mundial. Siento indignación al ver que los jóvenes no tienen trabajo, pero esto no es de hoy, puntualizó el autor de El pez dorado.