Sociedad y Justicia
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Quienes los padecen están más expuestos a alteraciones siquiátricas

Llama dermatóloga a no minimizar la gravedad de los males de la piel
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de septiembre de 2009, p. 36

Existe una tendencia a minimizar la gravedad de las enfermedades dérmicas, y se las reduce sólo a algo estético, pese a que tienen evidentes repercusiones y afectan de manera importante a quienes las padecen, porque la piel es nuestra tarjeta de presentación, es el órgano más extenso del cuerpo y el más expuesto.

Por esto cualquier cambio en ella, sobre todo en áreas visibles, como el rostro y las manos, generan efectos sicológicos y son fuente de discriminación social y laboral, señaló Gladys León Dorantes, coordinadora de la Clínica de Soriasis del Hospital General de México.

La dermatóloga precisó que entre los padecimientos que generan más consultas médicas están el melasma (manchas pardas en la cara), el vitiligo (despigmentación por mal funcionamiento de las células encargadas de producir melanina, los melanocitos), el acné y las inflamatorias, como la dermatitis atópica y la soriasis.

Estudios clínicos han evidenciado que quienes padecen alguno de estos males presentan 20 por ciento más riesgo de desarrollar alteraciones sicológicas o siquiátricas y experimentan con exacerbación el temor a la desaprobación de quienes los observan.

En tales circunstancias no quieren salir de su casa, no se sienten atractivos e incluso tienen problemas para relacionarse con el sexo opuesto.

Autoinmune y crónico

En conferencia de prensa, León Dorantes precisó que la soriasis es un mal autoinmune, crónico y tiene un componente genético. En esta enfermedad, que se calcula padece 2 por ciento de la población mundial –en México más de 2 millones de personas–, hay lesiones evidentes en la piel, recubiertas por escamas y algunos individuos desarrollan pústulas o ampollas.

No obstante, el aspecto que adquiere la piel de quienes padecen soriasis, indicó, pueden recuperar su aspecto normal hasta en 100 por ciento con tratamientos tópicos, medicamentos tomados, inyectados y fototerapia.

Advirtió, sin embargo, que algo que deben entender quienes tienen enfermedades a la piel es que la mayoría son tratables, se requieren cuidados constantes. Tal es el caso de la aparición de manchas y la soriasis.

En esta última, además de la predisposición genética existen factores disparadores como las infecciones faríngeas, la toma de ácido acetilsalicílico, ingerir antinflamatorios no esteroideos, medicamentos para controlar la presión arterial, o bien estar sometido a estrés sicológico (30 por ciento de los pacientes con soriasis la desarrollan después de un momento sicológico adverso), estrés físico, fumar, beber alcohol o vivir en climas fríos y con poco sol.

La soriasis también tiene relación con enfermedades crónicas degenerativas inflamatorias como la obesidad, las dislipidemias, la hipertensión y la diabetes mellitus.

Tras apuntar que la soriasis no es contagiosa, insistió en que se debe dejar de estigmatizar a quienes padecen enfermedades de la piel. Si hubiera mayor cultura y conocimiento de estos males no habría tanta discriminación contra estas personas.

El tipo de soriasis más común en México es la de grandes placas, 20 a 30 por ciento de los casos corresponden a ésta y este mal se presenta por lo general entre la segunda y tercera década de la vida. En el caso del vitiligo, el cual es más común en las personas de piel oscura, aparece en cerca de la mitad de los afectados antes de los 20 años, mientras que el acné por lo general ocurre durante la adolescencia.