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Reparten más de 7 mil litros de pulque; la finalidad es convivir, no embriagarse

Festeja Hidalgo la feria del charape
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Una mujer prepara dos barriles de pulque, durante los festejos de la feria del charape y el atole en la comunidad de San Nicolás, municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo Carlos Camacho
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 14 de septiembre de 2009, p. 34

Ixmiquilpan, Hgo., 13 de septiembre. Como parte de sus festejos religiosos, los habitantes del pueblo de San Nicolás –la mayoría indígenas de la etnia ñañú– realizaron una vez más la tradicional repartición de más de 7 mil litros de charape (pulque artesanal mezclado con frutas), al que califican de néctar de los dioses.

El objetivo de esta tradición ancestral no es venir a emborracharse, sino demostrar ante nuestro santo patrono y la sociedad que tenemos voluntad de coexistir en armonía y fortalecer nuestros lazos de amistad, señala orgulloso Claudio Contreras Simón, delegado de la comunidad.

Ubicado a sólo cinco minutos de Ixmiquilpan, en la región del Valle del Mezquital, este pueblo se llama como su santo patrono: San Nicolás Tolentino, un fraile agustino nacido en 1245 en Saint Angelo in Pontano, Italia, y fallecido en el mismo país en 1305. Los ñañús lo ven como protector de las ánimas del purgatorio e intercesor en asuntos de justicia, maternidad, infancia y salud.

Desde hace más de 100 años, la fiesta del santo patrono, denominada Feria del atole y el charape, se inicia el 8 de septiembre con la llegada de una banda que recorre con su música las principales calles de la comunidad y luego toca en el kiosco ubicado junto a la iglesia.

La responsabilidad de las fiestas patronales se reparte entre tres mayordomías: la de música, la del castillo de juegos pirotécnicos y la de la santa cera, que son asignadas cada año.

A a los mayordomos de música les corresponde elaborar y distribuir el charape, adornar la iglesia y ofrendar cientos de cuelgas, frutos, flores y pan entrelazados con tiras de hinojo, que se reparten al término de la misa.

El charape puede elaborarse con guayaba, piñón, mamey, nuez, plátano, arroz, y el popular curado. Desde temprano los mayordomos maceran ceremoniosamente los frutos en metates y ponen los zumos y bagazos en ollas de barro; los mezclan con azúcar y canela, y después el néctar se vierte en barriles para batirse junto con el pulque.

Esta vez correspondió preparar y repartir charape a María Cruz Santana López, quien termina, según sus palabras, re bien cansada por el trajín, pero contenta por tener la oportunidá de venerar al santito y compartir con los vecinos aunque sea un traguito de pulque.

En la procesión ritual, acompañada por estruendosos cohetones, música e incienso, los mayordomos trasladan el charape hasta la explanada de la plaza principal de la comunidad, y en la iglesia se oficia misa para los lugareños ataviados con indumentarias tradicionales, quienes llevan jarros llenos de charape y adornados con flores para ofrendarlos a San Nicolás Tolentino.

Al término de la ceremonia religiosa, el párroco se traslada a la plaza cívica acompañado de media docena de sacerdotes; realiza una oración y bendice los más de siete mil litros de charape, sagrado fruto de la tierra. Entonces Nazaria Peña ofrece una probadita de charape de piñón y dice tener gran tranquilidad espiritual por agradecer a San Nicolás los alimentos que nos ha dado.