Opinión
Ver día anteriorLunes 14 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

Panistas anónimos

Cruda realidad

Carlos Navarruth

Niños y Padrés

Foto
EN EL ALTAR A LA PATRIA. El presidente Felipe Calderón, acompañado de los secretarios de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, y de Marina, Francisco Saynez, encabezó ayer el homenaje a los Niños Héroes de Chapultepec, en el Altar a la PatriaFoto Marco Peláez
H

ola, soy el PAN, estoy a punto de cumplir setenta años y he perdido mi esencia y objetivos, me ha infiltrado la corrupción y he ejercido tan mal el poder que soy la culpa de mis propias derrotas electorales recientes. Algunos de los responsables de mis tragedias son Felipe Calderón Hinojosa, que ofreció ser el presidente del empleo y en ésa y en otras promesas ha entregado resultados totalmente contrarios; Fernando Gómez Mont, que no supo o no quiso utilizar la Secretaría de Gobernación para frenar las mapacherías de los gobernadores priístas (¡apoyados éstos por las televisoras!), y Germán Martínez, que desarrolló una pésima estrategia electoral peleonera, comenzando por los malos candidatos que fueron designados a dedazo apenas disfrazado. Con la mística perdida y los orígenes desdibujados, muchos me ven ya como otro PRI, distante de la sociedad, sin democracia interna, secuestrado por el mando de Los Pinos, aliado con personajes políticamente macabros como Elba Esther Gordillo.

Tal sería la síntesis teatralizada del análisis hecho en la pasada reunión del consejo nacional por la elite panista que desahogó sus penas y habló con crudeza de las causas de su magna derrota electoral de julio pasado. Panistas distinguidos que en el fondo reconocían que en la borrachera reciente de poder no habían sido partido, sino simplemente una suerte de Acción pinolera equívoca que se desplegó a nivel Nacional: AN, ANistas ANónimos que se hicieron las clásicas Doce Preguntas (¿Ha tratado alguna vez de no beber durante una semana, o más, sin haber logrado cumplir el plazo?, dice la primera de ellas, según el manual clásico de A.A.) y así se dieron cuenta de que estaban enfermos de presidencialismo, que su vida como organización había pasado a ser ingobernable y que podrían entrar en la fase progresiva, incurable en lo inmediato (lo que quede del sexenio trágico) y electoralmente mortal. Pero en lugar de encaminarse, como en los auténticos A.A., a la búsqueda de respuesta y salida en los Doce Pasos y las Doce Tradiciones, los tales consejeros sincerados optaron por una réplica numérica de las tablas felipillas de moda, así que elaboraron un decálogo de lucha por la recuperación política que centra la estrategia en el combate directo al demonio embriagador llamado PRI, exhortando a nuevas cruzadas –cuando el reino panista de los suelos en sus peores condiciones está– contra los señores feudales de tres colores que en grandísima estima son colocados al ser reconocidos como tales, como fuerza imposible de regular, ya no se diga de enfrentar, por el presunto poder imperial de Felipe –I (sí, menos primero, en una nueva nomenclatura regia de graduación inversa).

El beato Carlos Navaleta (o Carlos Navarruth) pasó del No vale nada la vida de su cantado José Alfredo a solamente la primera línea de la Oración de la Serenidad, que así le quedaba a plena conveniencia chaquetera: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Y así se encaminó al cumplimiento de su muy anunciada cita con el destino colaboracionista: foto con el personaje que según los acuerdos del anterior consejo nacional perredista nunca debía ser reconocido como titular del puesto que decían se había birlado: el espurio, el ilegítimo, el rechazado, se volvió ayer el Señor Presidente de la República para el guanajuatense chuchísimo que asistió, republicano, moderno, civilizado, dialogante, a la ceremonia oficial en la que el presunto repudiado le prodigó un fuerte y largo apretón de manos y algunas palabras de aliento y solidaridad. ¡Ah, de allí a la candidatura al gobierno de Guanajuato, en otra posible hazaña de esa izquierda que va ganando posiciones: Vivan los Chuchos que nos dieron Transa!

Beto el cardenal ve las cosas tan del cocol que aprovecha la temporada de remate patrio para poner a los asistentes a la misa dominical catedralicia a rezar por los licenciados Calderón y Ebrard, por sus equipos de trabajo y sus resultados administrativos, y por el Ejército mexicano que es factor fundamental de poder. Y en Hermosillo toma posesión el beneficiario electoral de la tragedia infantil de las guarderías, el panista Guillermo Padrés, que se convirtió en el único candidato importante del kínder pintado de blanco y azul que logró un mmm... triunfo. Con el apoyo involuntario del priísta Bours totalmente exhibido por sí mismo como el gobernador abusivo y corrupto que fue (ya en las últimas, andaba metido en el proceso de vender la televisora estatal mediante una licitación a modo a cuyo final asomaba uno de los hermanos del mandatario, negocito que finalmente no se pudo hacer por las protestas que provocó), más las maniobras del beltronismo para impedir que ese adversario bachoco dejara sucesor, Padrés ganó cuando no tenía probabilidades reales antes de la tragedia mencionada. Los interesados pueden leer en las ediciones anteriores del portal de La Jornada lo escrito el pasado 8 de junio, cuando todo mundo veía el drama infantil, pero aquí, además de eso, se bosquejaban las consecuencias electorales en una columna que así comenzaba: En un par de horas cambió la suerte electoral de Guillermo Padrés, el candidato del PAN a la gubernatura de Sonora. A las 17 horas del viernes pasado debería estar contra las cuerdas, sin defensa posible, ante las acusaciones de ser un mentiroso que en un debate le haría su opositor priísta, Alfonso Elías.

Y, mientras el precandidato Celomar Casaebrar aplica un programa emergente de fiscalización que busca cobrar a grandes contribuyentes lo que hasta ahora se les ha permitido eludir (exigencia de pagos que es plausible, pero no la anterior permisividad que, por lo visto, no habría sido denunciada ni enfrentada de no haber ocurrido problemas presupuestales mayores), ¡hasta mañana, con el escenario y las circunstancias exigiendo de López Obrador mucho más que discursos genéricos y propuestas recurrentes, para que así el movimiento cívico de oposición al calderonato y sus catastróficas consecuencias pueda retomar presencia activa y ofrecer alternativas viables de lucha!