Opinión
Ver día anteriorJueves 17 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Jazz

Big Band Jazz, Derbez y nuevos foros

L

a Big Band Jazz de México acaba de cumplir 10 años de existir como tal, y si ya desde sus primeros tiempos en su natal Xochimilco su sonido era una muy disfrutable experiencia de swing y foxtrot, hoy día esta veintena de músicos –comandados por Martín y Ernesto Ramos– ha alcanzado muy altos niveles de madurez y manejo del color; sobre todo cuando la casi inmaculada sección de metales arremete de frente.

Así, ellos –los saxos, trompetas, trombones (y píccolos furtivos)– se encargan de abrir los conciertos (el del Lunario, por ejemplo) con temas clásicos como Remember Clifford y Manteca, en arreglos que emergen amables para los oídos, pero que evidencian un arduo trabajo a nivel técnico y armónico. Puestos a escoger, estos intros son de los mejores momentos de la banda.

Pero la mayoría de la gente se emociona y ovaciona cuando los cantantes salen a escena. Metales y sección rítmica se olvidan entonces de los riesgos y se alinean (y también lo hacen bien). El primer turno es para las gemelas Beaujean: Ingrid y Jennifer, quienes debutaron profesionalmente hace 11 años haciendo coros para Magos Herrera, aunque el próximo 22 de octubre van a cumplir apenas 23 de edad.

No obstante las muchas tablas recorridas –con Magos, con la big band o con su Beaujean Project–, Ingrid luce todavía un poco tensa en el escenario, mientras Jennifer se despliega con más facilidad entre sus sopranos y sus mezzos. Ambas, por supuesto, tienen una voz estupenda, y ahora que se han puesto a estudiar jazz en la Superior de Música los horizontes se encienden todavía con más fuerza, y nosotros suspiramos en espera de su envite mayor. Mientras tanto, ellas cantan Como yo te amé, Voy a apagar la luz y rolas por el estilo con la gran banda.

Después llega Eduardo Vallarta y sin más ya está cantando Call me irresponsible. Su voz no desafina, pero tampoco dice mucho y, a pesar de que es bien arropada por la big band, no proyecta ni emoción ni personalidad. Cumple y se va. Pero el Lunario, repleto y feliz, espera ansiosamente que pase el intermedio para seguir disfrutando del swing y los boleros jazzeados y las canciones de Sinatra y los gratos recuerdos de las grandes bandas.

A la fecha, la Big Band Jazz de México cuenta con tres discos en su haber, uno en solitario y dos más, de reciente aparición, acompañando a Armando Manzanero con canciones de varios compositores y arreglos de Héctor Infanzón, Eugenio Toussaint, Miguel Villicaña y Mario Santos. A este icono de la música romántica mexicana le gusta jazzear y ser jazzeado, y ya prepara una gira por el sureste mexicano al lado de la banda de la familia Ramos.

Alain Derbez regresó al Festival y Coloquio Internacional de Jazz de Guelph, en Ontario, Canadá. Ahí, el 9 de septiembre, dictó la conferencia Escuchar las escenas y mirar la música, y aprovechó para hablar sobre la próxima publicación del libro Aterrizar en la nota equivocada (Jazz, disonancia y práctica crítica), de Ajay Heble, bajo el sello editorial de la Universidad Veracruzana y con la traducción del maestro Derbez. Además, este saxoservidor llevó su soprano para tocar con los jazzistas canadienses Steve Koven (piano), Rob Clutton (contrabajo) y Dave Clark (percusiones). De los aferrados será el reino de lo cierto.

Se siguen abriendo nuevos lugares de jazz en distintos rumbos de la ciudad de México. Por principio de cuentas, Chali Mercado y Octavio Echávarri anuncian que el ciclo ny at mx cambia de sede, abandona el Anthropology y se va al Voilá Acoustique, ubicado en Plaza Antara (Ejército Nacional 843, Polanco). Inaugurarán la nueva etapa con el Caribbean Jazz Project de Dave Samuels, el 30 de septiembre y el primero de octubre.

También abre sus puertas el Makumba Café, con ofertas jazzísticas de todo tipo. El trío de Israel Cupich fue el encargado de dar inicio al reto. Édgar Chávez, director del foro, también monta exposiciones y mesas de debate (Calzada del Hueso 160, Exhacienda Coapa).

Josafat Cuevas ([email protected]) acaba de abrir el Hobos por los rumbos de Coyoacán; mientras la Abadía del Coyote (Miguel Ángel de Quevedo 910, casi esquina Pacífico) programa grupos de jazz desde principios de septiembre. Y la nave va. Salud.