Política
Ver día anteriorSábado 19 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Se trata de una actividad que perfectamente puede realizar la industria nacional

Impulsar inversión privada en petroquímica, plantea Calderón

Demanda dejar atrás mitos y tabúes que impiden al sector ser verdadera potencia mundial

Llama a legisladores de todos los partidos a preguntarse en serio qué cambios se necesitan

Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 19 de septiembre de 2009, p. 3

Matamoros, Tamps., 18 de septiembre. El presidente Felipe Calderón anunció que impulsará reformas de fondo en la industria petroquímica y en otros sectores para no distraer recursos públicos en actividades que puede realizar la empresa privada.

Sin que el gobierno federal haya concretado aún la reforma energética aprobada en noviembre pasado, el titular del Ejecutivo pugnó por explotar el enorme potencial del sector.

Al inaugurar una planta de la empresa Mexichem Fluor de Matamoros, demandó dejar atrás los mitos y tabúes que han impedido a muchos sectores, como el petroquímico, ser verdaderas potencias mundiales.

Con ese fin, adelantó que propondrá de buena fe y con honestidad intelectual reformas que permitan producir energéticos de calidad y revitalizar industrias cruciales para el progreso del país.

Para ello, invitó respetuosamente a legisladores de todos los partidos políticos a que se planteen en serio qué cambios deben hacer a fondo para poder reconstruir la industria petroquímica nacional con el fin de que pueda volver a producir, a tener superávit y no se dependa de otros países en esa materia.

Un cambio que no nos haga distraer los cada vez más escasos recursos públicos que necesitamos para la educación, la salud, para combatir la pobreza, para la infraestructura, la seguridad, de actividades que, perfectamente, como queda demostrado en esta planta, puede realizar la industria nacional, planteó.

Al argumentar en favor de estas transformaciones, se quejó de que el sector petroquímico nacional vinculado con Petróleos Mexicanos (Pemex) registra un déficit crónico en su producción, con lo cual, aseveró, se pierden oportunidades de empleo para jóvenes ingenieros y trabajadores mexicanos.

Calderón puso la planta citada como ejemplo de las bondades de la inversión privada en petroquímica. Así, se preguntó: ¿cómo es posible que pueda haber una empresa como muchas otras que, cuando su cadena de valor no depende directamente de Petróleos Mexicanos, sino del sector primario, puede desarrollar proyectos de alta tecnología y convertirse en líder del mundo en su materia?

Tras hacer un recorrido por las instalaciones de esta firma mexicana, convocó a impulsar políticas contempladas desde la reforma energética de 2008 que van adelante con los resultados esperados y profundizar otras transformaciones en el sector.

Prometió que no claudicará en el impulso de los cambios que requiere el país, y retomó una frase de Juan Pablo del Valle, presidente de Mexchem, para plantear que lo imposible es refugio de los cobardes.

Los primeros pasos para privatizar la industria petroquímica se dieron desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando se desarticuló en cuatro organismos subsidiarios de Pemex, lo que dejó al Estado pocos productos para su elaboración exclusiva.

A partir de entonces se permitió a la iniciativa privada incursionar en la industria mencionada con 49 por ciento, y 51 para el Estado, lo cual no fue atractivo para los empresarios.

En el sexenio de Ernesto Zedillo se hizo un nuevo intento, y en el de Vicente Fox estuvo cerca de concretarse con el Proyecto Fénix, el cual contemplaba una producción anual de un millón 669 mil toneladas de etileno, polietileno y aromáticos.

Ese intento fracasó ante la negativa de la Secretaría Hacienda a dar un precio preferencial a la iniciativa privada de la materia prima requerida (naftas).

Empresas nacionales y trasnacionales han pretendido tener la propiedad total del sector petroquímico y suministro confiable de las materias primas, lo que la paraestatal no ha logrado garantizar y, por tanto, no ha prosperado.