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El argentino se gana a la crítica del festival de San Sebastián con El secreto de sus ojos

Juan José Campanella pisa firme en la carrera por la Concha de Oro

El mexicano Rigoberto Perezcano regresa al encuentro con Norteado, para competir por el premio Nuevos Directores

Tiene comedia y esperanza, y eso la hace diferente, comenta

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Soledad Villamil, Ricardo Darín, Juan José Campanella y Javier Gordino, artífices de la cintaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de septiembre de 2009, p. a15

San Sebastián, 20 de septiembre. El argentino Juan José Campanella se ganó hoy a la crítica del festival de cine de San Sebastián: la mezcla de emoción, comedia e intriga de El secreto de sus ojos recibió felicitaciones y pisa fuerte en la carrera por la Concha de Oro, máximo premio del encuentro.

Con El secreto de sus ojos, basada en la novela de Eduardo Sacheri, el director de El hijo de la novia se aleja de sus películas anteriores para adentrarse en el cine negro y narrar la historia de una pasión, envuelta en un crimen sin resolver que ha permanecido en la memoria del protagonista a lo largo de 25 años. Y éste no podía ser otro que su actor fetiche Ricardo Darín.

Juan y yo tenemos mucho camino recorrido juntos y es muy generoso conmigo, dijo Darín. Desde que Campanella le entregó el guión de El mismo amor, la misma lluvia, en el que también actuó con Soledad Villamil, protagonista de El secreto de sus ojos, y le dijo escribimos esto pensando en ti, sintió que le hacían un regalo. Siguieron El hijo de la novia y Luna de Avellaneda. Él es quien maneja mi carrera de alguna manera, añadió el actor, quien dejó patente la buena relación que lo une al realizador desde hace varios años.

El secreto de sus ojos, ubicada entre los años 70 y el presente, está orquestada por los recuerdos de un recién jubilado, quien ya sólo puede mirar hacia atrás para moverse hacia delante, explicó Campanella.

Buena acogida

Cuando el año pasado el joven director mexicano Rigoberto Perezcano llegó al festival de cine de San Sebastián, para conseguir el empujón final a su opera prima Norteado, no imaginaba que 12 meses después regresaría para competir por el premio Nuevos Directores en la sección Horizontes Latinos. Y recién llegado del festival de Toronto, el filme tuvo también buena acogida en la ciudad vasca, donde se efectúa este tradicional encuentro.

La experiencia de Cine en Construcción ha sido la más gratificante que he tenido en mi vida, nunca esperé que fuéramos a ganar tantos premios, señaló el ganador de esta sección, ideada para que los realizadores con menos recursos puedan concluir sus proyectos. Ahora estamos aquí, felices de la vida, nos dio una satisfacción muy grande, dijo Perezcano en una entrevista.

Norteado es una historia de fronteras la experiencia de Andrés, quien llega a Tijuana mirando hacia el norte y tiene que enfrentarse al choque de sentimientos entre lo que dejó en su pueblo y lo que encuentra en esta ciudad que lo adopta. Narrada con una estructura que combina la ficción y el documental, Perezcano busca que se palpe esa libertad que tiene el documental de no sentirse obligado a hacer lo que ya está escrito, a un plan de trabajo, sino más bien ver que sucede en ese momento, explicó.

Sabía que no iba a sentirse cómodo apartándose totalmente de su formación de cineasta, y por eso decidió experimentar. Así, al final el espectador no sabe qué está viendo (...) y eso me gusta, dijo.

Pero además de la originalidad en el modo de narrar, lo más novedoso y sorprendente de esta opera prima es el uso que el director hace del humor para abordar un tema tan espinoso como la migración.

Estaba consciente de que es “un tema muy tratado en el cine internacional y en el mexicano, por eso quise contar esta historia de migración por medio de una comedia. Ése era el verdadero reto. Creo que Norteado es una película que habla con seriedad, con respeto de la migración, con la profundidad que requiere el tema, pero sobre todo hay comedia, hay esperanza, y eso hace que sea diferente”, señaló.

Aunque las salas de México sigan copadas por producciones hollywoodenses –vivir muy cerca de Estados Unidos puede ser la gran fortuna y la peor de las desgracias–, mira con optimismo hacia el futuro: Creo que nadie tendrá la respuesta de por qué la gente no ve películas mexicanas, pero espero que empiece a cambiar y se acerque a ellas.

Horizontes Latinos

Acostumbrado a pensar sólo en la migración como el viaje de los mexicanos a Estados Unidos, descubrir el peligroso traslado que hacen los migrantes centroamericanos a través de México llevó al director Cary Joji Fukunaga a rodar Sin nombre, que presentó en Horizontes Latinos.

Al hacer la investigación para un corto (sobre migración en Estados Unidos), aprendí que los migrantes de centroamérica están obligados a cruzar el territorio mexicano también sin documentos, enfrentando muchos peligros, y era una imagen muy fuerte en mi mente, dijo el director.

Sin nombre, protagonizada por la actriz mexicana Paulina Gaitán y producida por Diego Luna y Gael García, ganó el premio al mejor director en el festival de Sundance.

El Woodstock de Ang Lee

El director Ang Lee revivió este domingo en el Festival de San Sebastián el fenómeno cultural y social que supuso el megaconcierto de Woodstock hace 40 años, al presentar en la sección Zabaltegi la comedia Taking Woodstock.

La formación cultural y artística del realizador, nacido en Taiwán, pasa por Estados Unidos, país al que ha diseccionado en su filmografía con títulos como El tigre y el dragón y Secreto en la montaña.

Todo lo que pasa en Estados Unidos tiene implicación global, dijo el director.

Sin la presión de mostrar su película en competencia, el multifacético cineasta ha demostrado que sabe como pocos reinventarse a sí mismo. Ahora trabaja en un terreno que no había: la espiritualidad.

Afincado en Estados Unidos, comentó que le atraen las historias en las que suele haber elementos en conflicto, pero siempre busca un ángulo diferente para contarlas. No obstante, asegura que es más feliz de director que de guionista.

En el caso del filme que promueve se trata de un decorador de interiores neoyorquino, Elliot, que para salvar de la ruina el modesto y abandonado hotel de sus autoritarios padres decide contactar con los organizadores del concierto de Woodstock.