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El presidente Barack Obama se reúne hoy con su colega de Rusia, Dimitri Medvediev

EU no abandonará el desarrollo de un sistema estratégico de defensa antimisiles: expertos

Desechado el escudo, se pone el acento en buques de guerra con interceptores tácticos SM-3, señalan

George W. Bush despilfarró 50 mil mdd en el proyecto; requería una cantidad casi igual para concretarlo

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de septiembre de 2009, p. 26

Moscú, 22 de septiembre. Con una actitud realista, y al margen de la satisfacción que produjo aquí el anuncio, el Kremlin ha tenido el acierto de no calificar como victoria suya la reciente decisión del gobierno de Barack Obama en el sentido de que cancela los planes de instalar componentes del escudo antimisiles de Estados Unidos en Europa oriental.

Porque los expertos locales, a partir de las filtraciones interesadas y de los adelantos que han formulado altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos para tranquilizar a sus aliados de la Organización de Tratado del Atlantico Norte (OTAN), concluyen que la Casa Blanca modifica su concepción, pero de ningún modo abandona la intención de continuar desarrollando un sistema estratégico de defensa antimisiles propio o se plantea sustituirlo por un escudo conjunto con Rusia de protección global, si bien trata de involucrar a este país en medidas contra la proliferación de esa clase de armamento.

Tras sopesar costos y beneficios de establecer una tercera zona de posicionamiento de su escudo antimisiles en Europa oriental, la administración de Obama apuesta por una solución más barata, congruente con su política de austeridad en tiempos de crisis.

La decisión se sustenta en tres hechos indisputables: que Irán no representa peligro, esgrimido como pretexto formal, y carece de capacidad para fabricar misiles de largo alcance en los próximos años que pudieran llegar al centro de Europa y mucho menos a Estados Unidos; que los componentes que se pensaba colocar en la República Checa y Polonia nada tienen que hacer frente a los misiles rusos de nueva generación con ojivas múltiples, y que el gobierno anterior, de George W. Bush, despilfarró ya 50 mil millones de dólares en el escudo estratégico antimisiles y que todavía se requerirían, sin ninguna garantía de efectividad, otros 60 mil para concretar los planes ahora descartados.

Todo indica que, en lugar de la estación de radares en la República Checa y los 10 interceptores GBI (Ground-Based Interceptor) en Polonia, Estados Unidos busca instrumentar un sistema de defensa antimisiles móvil en cuatro etapas hasta 2020.

De entrada, parece que se pondrá el acento en buques de guerra con interceptores tácticos SM-3, integrados en el sistema de guiado de misiles Aegis, que toma su nombre de la égida (escudo) en la mitología griega.

Las embarcaciones pueden variar constantemente su posición en cualquier eventual teatro de guerra y pueden llevar cada una hasta 100 misiles SM-3, que son 10 veces menos costosos que los GBI que se quería emplazar en territorio polaco.

También podrían usarse sistemas instalados en tierra, como los THAAD (Terminal High Altitude Area Defense) y PAC-3 (Patriot Advanced Capability). Poco a poco, la geografía de dichos sistemas se iría extendiendo a países de Europa central y del sur.

El Cáucaso, en la mira

Estados Unidos no renuncia a contar con una efectiva red de radares en el Cáucaso, aunque todo apunta a que esperara unos años para no irritar a Rusia y, por ahora, propondrá compartir el uso del radar ruso en Gabalá, Azerbaiyán, y de la estación que mantiene en la localidad rusa de Armavir.

En su momento, lo ofreció el Kremlin al gobierno de Bush a cambio de cancelar el escudo en la República Checa y Polonia, pero mientras Moscú estaba dispuesto a compartir sólo la información, Washington quería que sus militares participaran in situ en la recolección y análisis de datos obtenidos por los radares rusos. ¿Habrá cambiado algo?

A la luz de lo anterior, más lo que seguramente aún no ha trascendido, salta a la vista que Rusia y Estados Unidos entienden de manera diferente su posible cooperación para detectar riesgos y evitar la proliferación de misiles.

En este nuevo contexto, más allá de las apariencias derivadas de una buena noticia como es la decisión de dar marcha atrás en colocar componentes del escudo antimisiles en Europa oriental, mucho es lo que tendrán que discutir los presidentes Dimitri Medvediev y Obama, cuando se reúnan este miércoles en Nueva York.