Opinión
Ver día anteriorMiércoles 23 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

El desempleo, en el mayor nivel en 15 años

Continúa el peregrinar de padres de víctimas de la ABC

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ara celebrar y demostrar que lo peor de la crisis ya pasó, como insiste el inquilino de Los Pinos, el Inegi documentó ayer que en agosto pasado la tasa oficial de desempleo abierto en el país alcanzó su mayor nivel en cuando menos 15 años: 6.28 por ciento de la población económicamente activa (PEA), o lo que es lo mismo, casi 3 millones de mexicanos en la desocupación total, de tal suerte que a lo largo del calderonato este indicador se ha incrementado un espeluznante 75 por ciento.

Con la más reciente estadística del citado organismo se documenta que algo contundente ha logrado el gobierno que a los mexicanos prometió una vida mejor: en 33 meses de estadía en Los Pinos, alrededor de un millón 300 mil paisanos engrosaron las filas del desempleo, con lo que el acumulado histórico roza los 3 millones de personas. El primer día de diciembre de 2006, la tasa oficial de desempleo abierto involucró a 3.58 por ciento de la población económicamente activa del país; en agosto de 2009 –ya que la crisis se desinfló, según dicen en la residencia oficial– el indicador llegó a 6.28 por ciento.

Lo anterior, por lo que toca a la estadística de toda la República, pero en el ámbito de las grandes ciudades –aquellas con 100 mil o más habitantes, en el que se concentra alrededor de 75 por ciento de la PEA– el logro ha sido aún mayor: de 4.59 por ciento de la PEA el primer día de diciembre de 2006, la tasa oficial de desempleo abierto en las citadas urbes se incrementó a 7.62 por ciento en agosto de 2009, un aumento de 66 por ciento en el periodo.

Por lo que hace al empleo formal registrado en el IMSS, la situación es dramática. De entrada sólo uno de cada cuatro trabajadores en el país está inscrito en el Seguro Social, lo que es de conocimiento de la autoridad laboral (no de ahora, sino de mucho años atrás) y a pesar de ello no hace el menor esfuerzo por combatir la, por llamarle de alguna manera, informalidad formal, es decir, empresas formales con trabajadores informales. Eso sí, ponen el grito en el cielo porque ya no hay dinero y es necesario meterle la mano a las reservas del instituto.

Pero bueno, el hecho es que al cierre de agosto de 2009 el número de trabajadores inscritos en el IMSS (13 millones 918 mil 843) resulta inferior al registrado tres años atrás (agosto de 2006), de tal suerte que este indicador resulta negativo en el calderonato, o lo que es lo mismo, lejos de generar empleo formal lo ha ido cancelando. No es gratuito, pues, que el presidente del empleo apenas mencionó en seis ocasiones, y de pasadita, el tema laboral en su, según dice, tercer informe de gobierno.

Lo dramático de este balance sólo confirma que el modelo económico impuesto en el país es terriblemente deficitario en materia de empleo, especialmente en el formal: en 15 años (diciembre de 1994-agosto de 2009) la generación de plazas laborales en el sector formal e inscritas en el IMSS apenas representa entre 21 y 25 por ciento de la demanda real. En ese periodo el número de trabajadores inscritos en el Seguro Social a duras penas se incrementó en 3.8 millones, contra una demanda real de entre 15 y 18 millones.

Sexenio tras sexenio, la generación de empleo formal ha ido a la baja. Así, por ejemplo, en el de Ernesto Zedillo (el del bienestar para la familia) el número anual promedio de empleos registrados en el IMSS fue de 413 mil; en el de Vicente Fox (el del cambio) se desplomó a menos de la mitad (200 mil por año) y en el de Calderón (el de para vivir mejor) simple y sencillamente ha sido inexistente (de hecho al cierre de agosto de 2009 se reporta una pérdida neta superior a 62 mil puestos de trabajo –sólo en lo que al IMSS corresponde– a lo largo de su administración). ¿Dónde están los mexicanos que, en edad y condición de laborar, infructuosamente han buscado trabajo a lo largo de los últimos años? En Estados Unidos, el desempleo, la informalidad y, uno que otro, en el narco.

Entonces, feliz debe estar el inquilino de Los Pinos por sus logros en la materia y su atinadísima cuan precisa frase de que lo peor de la crisis ya pasó. Más contentos aún los mexicanos que a lo largo del calderonato han engrosado el ejército del desempleo. Pero la dependencia pública que se lleva el premio a la cara dura, y la que una vez más perdió la oportunidad dorada de guardar silencio, es la Secretaría del Trabajo, la cual –con el pianista poblano el frente, se supone– ayer repitió el estribillo: la tasa de desempleo en México se mantiene como una de las más bajas de los países con desarrollo similar, como si su obligación fuera vigilar y contener la desocupación en terceras naciones. El mensaje de Javier Lozano y compañía es por demás sutil: felicidades, mexicanos desempleados, gócenla, que en Brasil, Chile y Argentina, por ejemplo, es mayor el número de personas sin empleo. En fin, lo que natura non da, los mexicanos non prestan.

El reporte del Inegi correspondiente a agosto de 2009 también aporta la siguiente información en materia laboral: 42.3 por ciento de la población ocupada se concentró en los servicios; 20.1 en el comercio; 15 en la industria manufacturera; 13.5 en las actividades agropecuarias; 7.6 en la construcción; en otras actividades económicas (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) 0.9, y el 0.6 restante no especificó su actividad.

En agosto pasado la población subocupada (que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas) representó 8.6 por ciento de la PEA y 9.2 por ciento de la población ocupada. Estas proporciones son más altas que las del mismo mes de un año antes, cuando se ubicaron en 5.9 y 6.2 por ciento, respectivamente. Más hombres que mujeres padecen subocupación: 10.1 y 7.8 por ciento, en cada caso. En dicho mes, 30 por ciento de los desocupados no completaron los estudios de secundaria, en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron 70 por ciento.

Las rebanadas del pastel

Cerca de cumplirse cuatro meses del incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, subrogada por el IMSS, los padres de las víctimas mantienen su peregrinaje para que alguien en este país de sordos y cínicos haga justicia: ayer promovieron ante el Consejo de la Judicatura Federal una queja administrativa contra seis jueces que otorgaron amparos a los dueños de la estancia infantil (entre ellos una familiar de la first lady) y les fijaron una fianza verdaderamente ridícula (2 mil pesos). A estas alturas, ¿alguna autoridad tiene ética, escucha y atiende a los ciudadanos?