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El dúo hizo un concierto para prensa e invitados en San Ildefonso

Susana Zabaleta repite con Armando Manzanero y presentan Amarrados
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de septiembre de 2009, p. a10

Susana Zabaleta desea que todos estemos amarrados. Al comienzo de una relación, dijo, se prometen muchas cosas, entre ellas amor eterno, pero el tiempo hace cosas terribles, va desatando los nudos. Por lo tanto, hay que amarrarnos bien: Habría que jalar de un lado y convencer al otro para que jale también, para quedar amarrados, explicó durante el concierto para invitados y prensa, en el anfiteatro del Colegio de San Ildefonso. Por eso le puso Amarrados a su reciente disco con Armando Manzanero.

En la fila para entrar, una mujer que se había ganado los boletos en una estación de radio, comentó que quiso traer a su marido para que se echara un taco de ojo. Cumplió su cometido. Como dijo Manzanero cuando salieron al escenario: Me dijo que se vistió para salir, pero hizo todo lo contrario. Y añadió, acerca del vestido morado que dejaba poco a la imaginación: Es la crisis: los modistos cada vez usan menos tela.

Manzanero y Zabaleta jugaron los papeles de la bella provocadora y el hombre maduro que la seduce con sus composiciones. Aunque en realidad, de seducción hubo poco: todo era bastante explícito y misterio no había, ni inocencia. “Esta es la casa que le voy a comprar, señora –dijo Manzanero–; acá se va a vestir (el escenario) y allá a desvestir, y allá voy a estar yo.” Comentarios y bromas de este estilo abundaron y fueron celebradas por el público, casi tanto como las canciones.

El yucateco compuso casi todas las canciones incluidas en Amarrados, varias dedicadas a Zabaleta, presumió la cantante. Ambos ya han hecho presentaciones juntos, como las llamadas De la A a la Z. Manzanero y Zabaleta, sueño de todos los hombres, según el compositor, se iban turnando en el micrófono, y algunas piezas las cantaban ambos, acompañados por músicos (violín, guitarra, teclado, saxofón, batería, bajo), y un par de piezas sólo con el piano de Manzanero, como Qué bonito amor, transformada por Zabaleta de la oda al amor de José Alfredo Jiménez a canción de autoestima: se dio besos por todo el cuerpo y cantó: qué bonita yo (si no me lo digo yo, quién me lo dice). Y siguió: “Si algo en mí cambió, te lo debo a ti –en serio, Armando–, porque aquel cariño, que quisieron tantas (chifla una mentada y con la mano hace lo mismo), me lo diste a mí”. No lo dijo, pero es sabido a qué cantantes dedicó aquel amable gesto.

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La mayoría de los temas de Amarrados son del compositor yucatecoFoto Jesús Villaseca

Al inicio tuvieron problemas con el sonido. Por lo que la cantante dijo: Hay algo que da la edad: desvergüenza, y pidió que arreglaran el problema, para no hacerle esta peladez al público.

En cuanto la hija, el esposo y la madre de Zabaleta se sentaron en la primera fila, un enjambre de cámaras los rodeó. El micrófono de una televisora apuntaba a la pequeña, mientras una locutora con estirada sonrisa la interrogaba. La niña parecía contenta con la atención o el acoso mediático, como se le quiera ver. Al final, se repitió la escena.