Economía
Ver día anteriorDomingo 27 de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Acusan a Profeco y la Ssa de no evaluar la eficiencia del PABI

IP impide que el gobierno federal regule la publicidad y venta de comida chatarra
Foto
Estante en una tienda de autoservicio en la ciudad de MéxicoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de septiembre de 2009, p. 26

La organización El Poder del Consumidor (EPC) acusó a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Secretaría de Salud y Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de no haber evaluado la eficiencia del llamado Programa de Autorregulación en Publicidad de Alimentos y Bebidas Infantil (PABI), promovido por el sector privado para evitar que el gobierno federal impusiera una nueva normatividad al respecto.

El PABI, recordó, entró en operación desde enero de 2009 y las dependencias mencionadas se comprometieron a evaluarlo en un plazo de seis meses, pero no lo han hecho a pesar de que es un asunto de interés público y está por terminar el noveno mes del año.

Para El Poder del Consumidor, el PABI no puede ser más que un engaño pues sus resultados negativos quedan en evidencia con los anuncios que siguen vigentes en la televisión e Internet, los cuales no han dejado de promocionar comida rápida o alimentos industrializados, cuya contenido de grasas, azúcar y sales supera los niveles que requieren niños y adolescentes por día.

Fomentan obesidad

Para demostrarlo una vez más, la organización difundió una nueva investigación de Consumers International (CI), la red internacional a la que pertenece, sobre la publicidad para niños de las tres cadenas de comida rápida más importantes en el mundo: McDonald’s, Burger King y Kentucky Fried Chicken (KFC).

“Las conclusiones de este estudio son aplicables a México y es de destacar que la cantidad de publicidad de comida chatarra por hora en televisión abierta durante las barras infantiles es mayor al resto del mundo”, señaló EPC e insistió que dichos anuncios inciden en el deterioro de los hábitos alimentarios y de la epidemia de sobrepeso y obesidad que se registra en México, pero en particular entre la población infantil.

Denominado Frito y comprobado, el análisis de Consumers International advierte que las cadenas de comida rápida promueven menús para los menores de edad que aportan un porcentaje alto de la cantidad diaria recomendada (GDA, por sus siglas en inglés) para grasas, azúcar y sal: en el caso de los niños es de 40 o 50 por ciento y para los adolescentes llega hasta 60 por ciento.

Si bien la organización reconoció que tales empresas han logrado avances en la reformulación de sus productos para reducir el consumo de grasas, azúcar y sal en la comida destinada a los infantes y que incluso llegan a ofrecer alternativas más sanas, no han dejado de promocionar el consumo de refrescos entre los menores de 12 años, pese al compromiso de las refresqueras más importantes del mundo, Coca Cola y PepsiCo, para frenarla.

Tampoco, remarcó, han prescindido del uso de dibujos animados, juguetes de colección y juegos como parte de sus estrategias de comercialización.

Por lo anterior, Consumers International refrendó que debe existir un código internacional sobre la promoción de alimentos poco nutritivos dirigidos a la población infantil que, entre otros puntos, dejen de ser promovidos en la radio y televisión entre las 6 y 21 horas, pero también en Internet o mensajes de texto e incluso que dejen de venderse en las escuelas.

La organización también condenó que para vender la comida chatarra las empresas recurran a celebridades, personajes de dibujos animados, concursos, regalos, juguetes u otros atractivos para los niños.

Alejandro Calvillo, presidente de El Poder del Consumidor, indicó que dicha práctica continúa en México no sólo por las cadenas de comida rápida sino por la mayoría de las industrias procesadoras de alimentos que elaboran y publicitan productos para niños, como Bimbo, Pepsico, Coca Cola, etcétera, y advirtió que nada ha hecho el PABI, el instrumento de autorregulación creado por el sector privado, por lo que es juez y parte.