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Adolfo Facussé expone a La Jornada plan para salir de la crisis; prevé que militares sean juzgados

Micheletti debe irse a su casa y Zelaya a juicio, plantea líder empresarial

El gobernante de facto acepta; el obispo Pineda intenta convencer al presidente constitucional

Revivimos el acuerdo de San José, pero ya en términos nacionales, no en los de Arias, dice

Propone que una fuerza multinacional se encargue de vigilar que los convenios se cumplan

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En imagen de archivo, Adolfo Facussé, presidente de la Asociación Nacional de Industrias, en su casa en TegucigalpaFoto Ap
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Periódico La Jornada
Miércoles 30 de septiembre de 2009, p. 20

Tegucigalpa, 29 de septiembre. En su casa tiene dos camionetas enormes y un Jaguar, pero suele vestir pantalones de mezclilla. Es miembro de un clan familiar que domina la industria textil y tiene intereses en la banca. Hace poco le negaron la visa para entrar a Estados Unidos, país en el que estudió economía. Tiene, además, una propuesta para sacar a su país, Honduras, de la crisis. Una propuesta elaborada por él y otros poderosos empresarios, pero que aquí ya nombran Plan Facussé e incluye la reinstalación de José Manuel Zelaya en la presidencia, aunque casi sin poderes, el retiro del presidente Roberto Micheletti a su casa y la intervención de una fuerza armada extranjera que garantice que todos cumplirán sus compromisos.

Se llama Adolfo Facussé y también quiere que los militares que subieron a un avión a Zelaya para botarlo en Costa Rica sean llevados a juicio por ese hecho.

Jura, en entrevista con La Jornada, que ya convenció al presidente de facto y que tiene a un obispo trabajando para convencer a Zelaya.

–¿Qué les dijo Micheletti de su propuesta? Para él, no restituir a Zelaya es un dogma.

–Le preguntamos si estaba dispuesto a regresar como presidente del Congreso Nacional. Nos dijo: Me gusta la propuesta, pero yo no puedo regresar como presidente del Congreso porque violaría la ley, yo lo que puedo hacer es irme a mi casa. Honradamente yo dije: Aquí tenemos un verdadero patriota. El presidente Micheletti acepta irse a su casa si el señor Zelaya es sujeto a juicio por los crímenes que ha cometido. Esta es para nosotros una buena solución.

–¿Micheletti acepta la reinstalación de Zelaya?

–Sí.

–Pero con muchos candados.

–Con las limitaciones, con una fuerza (militar extranjera) garantizando que el señor se va a portar bien, y que va a enfrentar juicio.

Adolfo Facussé es primo de un ex presidente de la República (Carlos Flores Facussé, 1998-2002) y lo ligaba el mismo parentesco con el emblemático líder del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador, Schafik Handal. Es también uno de los empresarios más influyentes de Honduras, miembro de un clan fundado por su tío Miguel. Antes del golpe de Estado, los zelayistas lo consideraban uno de los miembros de la oligarquía más abiertos y progresistas, con el que se puede hablar.

–¿Qué busca su propuesta?

–Romper el hielo. Adicionar y corregir el acuerdo de San José. Ofrecemos medidas con las cuales estaríamos contentos y apoyaríamos. La idea es estimular a que otros hagan sus propuestas y que comience ya un diálogo nacional, para ver si logramos un consenso.

–¿De quién es la propuesta?

–La hicimos un grupo de amigos en la Asociación Nacional de Industriales. Alguien tiene que romper el hielo. Porque San José tiene algunas cosas difíciles, por ejemplo, el retorno del presidente José Manuel Zelaya. El temor de la gente es que si regresa él no va a cumplir con lo que se va a comprometer, que él viene acá al estilo de (Hugo) Chávez cuando regresó del golpe que le dieron a él, que no cumpla.

–Chávez ha dicho que el Chávez pendejo se quedó en 2002.

–Exacto. Entonces hay que limitar bien las atribuciones que va a tener Zelaya si regresa de presidente y poner una fuerza externa, militar, de países amigos, que se encarguen de vigilar que eso se cumpla. Porque el acuerdo de San José tiene una comisión de verificación, pero si verifican que hay violaciones, no hay remedio. Limitamos estrictamente las facultades del señor y ponemos una fuerza de países amigos que no vienen aquí más que para ayudar y luego se van de vuelta a su casa.

Facussé y sus amigos proponen una fuerza integrada por soldados de tres países amigos de Estados Unidos, pese a que en la entrevista el empresario deja ver su enojo con la potencia del norte. Se trataría de tres mil hombres de Panamá, Colombia y Canadá. Inaceptable, son puros amigos de los golpistas, dice la resistencia.

La propuesta de los empresarios supone la salida de Roberto Micheletti de la presidencia.

Se lo plantearon hace un par de días y Micheletti les dijo que sí, aunque hasta el momento el presidente de facto no lo ha aceptado en público.

El Plan Facussé también supone que una vez reinstalado en la casa presidencial, Zelaya enfrentaría en los juzgados las acusaciones en su contra.

El juez le diría cuáles son las acusaciones y le daría casa por cárcel. Porque el error de la vez pasada, cuando se le mandó a capturar por orden de la Suprema Corte, era para que lo presentaran, no para que lo fueran a tirar a Costa Rica.

–¿Fue una decisión del estado mayor de las fuerzas armadas o de quién?

–A nosotros no nos pareció.

–¿Zelaya sería un presidente bajo juicio?

–Volvemos al punto cero, regresa Zelaya y enfrenta el juicio. Sabemos que según San José se le cancelan los crímenes políticos, pero no los comunes. No vamos a perdonar que se robaban el dinero, que lo sacaban en carretillas del Banco Central, él tiene que responder y sus allegados también.

–¿Casa por cárcel?

–Y si sigue incitando a la rebelión, un sitio donde pueda tener menos contacto con la población.

–¿Cuáles son las atribuciones que no quieren que tenga Zelaya?

–Las que son sustanciales, como ser comandante general de las fuerzas armadas, eso lo delegamos en el consejo de ministros, y proponemos que ese consejo lo nombren los partidos políticos en proporción al número de votos que tuvieron en la elección anterior. Entonces realmente estamos proponiendo un consejo de ministros con el poder efectivo mientras se realizan las elecciones.

El precio de sacarlo en pijama es restituirlo

¿Y qué? De todos modos aquí va a haber elecciones en noviembre. Eso decía Facussé un par de semanas después del golpe de Estado. La actitud displicente se ha esfumado. Ahora el acaudalado empresario respira hondo cuando habla de “romper el impasse” y se lanza contra el mediador: “Revivimos el acuerdo de San José, pero ya en términos nacionales, porque por más buen mediador que sea don Óscar Arias, y sus buenas intenciones, no entiende el problema nuestro, no entiende que desconfiamos del señor Zelaya por toda la guerra que nos hizo antes del 28 de junio.

Reconocemos que fue un error haberlo metido en pijama al avión, y el precio es restituirlo, pero tiene que pagar sus crímenes.

–¿Por qué lo señalan a usted como uno de los artífices del golpe de Estado?

–No sé. Yo he sido muy amigo de Zelaya, él fue miembro de mi junta directiva cuando fui presidente de la empresa privada. Yo traje Petrocaribe de Venezuela, yo invité a los venezolanos aquí, apoyé a Zelaya con la Alianza Bolivariana, pero yo le dije, y se lo repito, que no estaba de acuerdo en violentar la Constitución.

–Entonces Petrocaribe estaba bien, la Alba estaba bien. ¿Cuál era el problema, la Constituyente?

–Si usted quiere cambiar las bases constitucionales de esta república tiene que lograr un consenso, tiene que enamorarnos a nosotros de algo mejor. Y el señor no optó por enamorarnos, sino en basarse en la fuerza de Chávez, antagonizar al Congreso, a la Corte Suprema, pelearse con el ejército, con las iglesias, con empresa privada. Si alguien quiere cambiar la Constitución en lo que no se puede cambiar, tendría que ser con un gran consenso nacional, tendría que enamorarnos a todos.

–Con todo lo que ha ocurrido, ¿no tienen razón quienes dicen que los golpistas no calcularon las consecuencias?

–Aquí teníamos gran disputa con Zelaya por lo que estaba haciendo, queríamos que rectificara, y si no, que fuera sometido a juicio.

–¿La única salida era el golpe?

–No. Era un presidente que no estaba atendiendo sus funciones, y nosotros estuvimos de acuerdo en que se le enjuiciara. Cuando lo agarran y no lo enjuician sino que lo mandan afuera, no nos pareció.

–Pero tardaron varias semanas en decirlo.

–Yo no. Yo lo declaré públicamente, pedí que las fuerzas armadas sean juzgadas por esto, ahí que vean ellos qué explican de sus razones,

–¿Qué opinan los generales de que venga una fuerza multinacional a Honduras?

–Tal vez no les guste, pero en realidad creemos que tiene que ser alguien de afuera, que no tenga parte ni arte en esta cuestión, y como los militares tuvieron arte y parte, queremos a alguien independiente. Es feo tener que hablar de gente de afuera, pero es una solución pragmática, somos gente de negocios y queremos una solución a este conflicto. El acuerdo de San José no nos gusta mucho, pero, bueno, es lo que quiere la comunidad internacional, entonces hay que perfeccionarlo.

–¿Van a poder meter a los militares a los cuarteles después del protagonismo que les han dado?

–Bueno, precisamente...

–¿A los cuarteles? Hoy mismo el general Romeo Vásquez Velázquez dio entrevistas a diestra y siniestra, incluso a su no muy querida Telesur.

–Esto depende de la inteligencia del movimiento de resistencia del señor Zelaya. Si Zelaya llama a la subversión, llama a su gente para que saquee o incendie negocios, para que pinten “el que mata a un turco hace patria’, cuando yo soy de origen árabe y aquí nos llaman turcos. Si él sigue haciendo esos llamados y destruyendo negocios, la reacción de la gente va a ser: ‘Venga ejército y sálvenos’ y van a volver a poner al ejército como árbitro de la sociedad hondureña.

El desvisado de todos tan temido

Cuando Estados Unidos decide quitar las visas a los magistrados de la Suprema Corte, dice Facussé, “está destruyendo nuestras instituciones e igual cuando el mundo decide que no reconoce las elecciones y quita la ayuda…”

–Instituciones que son débiles, para decir lo menos.

–Entonces lo que tienen que hacer es darle ayuda al sistema de elecciones, mandar observadores, ayudarnos a construir nuestra democracia, pero nos la destruyen. ¿Quién manda entonces aquí? Este país será chiquito pero es país.

–Cuando Micheletti no deja entrar a funcionarios de la OEA, decreta el estado de sitio, ¿no destruye las instituciones?

–No estamos de acuerdo con ese decreto.

–¿Quién va a convencer a Manuel Zelaya?

–El obispo auxiliar de Tegucigalpa, Juan José Pineda, tomó la iniciativa de ir a hablarle y después fue a hablar con Micheletti. Él es el portavoz de nuestra propuesta con Zelaya. Esperamos que tenga éxito. Mientras tanto nosotros estamos teniendo reuniones con la gente más sensata y más inteligente de la resistencia, para decirles que tenemos que dialogar y no esperar que el Departamento de Estado o don Óscar Arias compongan Honduras.

–¿Usted sigue teniendo visa?

–No. Iba a una reunión en Miami, con un grupo importante de ese estado, para exponer el punto de vista de la empresa privada sobre la crisis política… Ese gran defensor de la libertad de expresión que es Estados Unidos le niega la libertad a uno.