Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 25 de octubre de 2009 Num: 764

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El tono de la vida
ERNESTO DE LA PEÑA

Dos poemas
THANASIS KOSTAVARAS

Nicanor Parra: “Ya no hay tiempo para el ajedrez”
JOSÉ ÁNGEL LEYVA

Brandes y Nietszche: un diálogo en la cima
AUGUSTO ISLA

Treinta años de danza mexicana
MANUEL STEPHENS

Maestro Víctor Sandoval
JUAN GELMAN

Leer

Columnas:
Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Naief Yehya
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Kafka en Guantánamo

CAMBIOS EN LOS QUE NO SE PUEDE CREER

Cuando el presidente Obama ganó las elecciones presidenciales, una de sus principales promesas fue cerrar la prisión militar estadunidense en la base de Guantánamo. Ese era el primer paso para concluir una era de abusos, de terror y desprestigio. No obstante, Obama encontró resistencia por parte de las fuerzas retrógradas de la derecha, las cuales comenzaron a berrear, augurando que semejante acción implicaba el fin de la civilización occidental. Senadores y congresistas lanzaron una campaña de pánico para asustar al público al decir que los peores criminales del universo serían liberados o encarcelados en prisiones en Estados Unidos, de las cuales podrían fácilmente escapar y destruir a la nación. Literalmente. La campaña demostró ser un éxito y abrió la brecha a otras expresiones radicales de la derecha, la cual ha incorporado técnicas de manifestación y desobediencia civil –aprendidas de la izquierda– a su repertorio de acciones públicas. Durante todo el verano organizaciones conservadoras, republicanas y religiosas, así como el canal de cable Fox News, blogs derechistas y otros medios de radio y televisión, lanzaron una serie de eventos y acciones para entorpecer las iniciativas del gobierno de Obama, en particular su plan de reformar los seguros de salud. Las manifestaciones en general rayaban en la histeria masiva y destacaban por la apabullante desinformación, distorsión de la realidad y auténtica incitación a la violencia. Lo más alarmante es que lograron tomarle la medida a Obama, quien a pesar de tener mayoría en las dos Cámaras se ha visto paralizado por estas acciones. No hay duda de que la presión que tiene Obama es extraordinaria, pero aparentemente su estrategia ahora es echar marcha atrás, tratar de complacer a la derecha y convencer a quienes lo llevaron al poder de que el cambio y la esperanza prometidas consisten en no hacer nada drástico.

UN NUEVO JOSEF K.

Parecería que el New York Times se ha unido a esta nueva iniciativa para tratar de convencer al público de “lo difícil” que resulta que Obama cumpla con lo prometido. En la pri mera plana de su edición del 4 de octubre se publicó un artículo (Detainee's Case Illustrates Bind Of Prison's Fate) de Scott Shane completamente kafkiano y surrealista. Shane cuenta la historia de Alla Ali Bin Ali Ahmed, un yemenita que fue capturado hace siete años, cuando tenía dieciocho años, en un hostal de Faisalabad, Pakistán. En mayo de 2009, la juez estadunidense Gladys Kessler estudió su caso, revisó la evidencia “secreta” y los cuestionables testimonios de cuatro presos que aseguraron haberlo visto entrenar y pelear con Al Qaeda (Kessler pensó que éstos eran inconsistentes y probablemente psicóticos), y concluyó que su encarcelamiento nunca fue justificado, por lo que ordenó que fuera inmediatamente liberado. El gobierno proponía la teoría del mosaico, de acuerdo con la cual la suma de indicadores de que alguien es un terrorista conforma un caso sólido aún sin tener pruebas contundentes. La juez no consideró convincente esta “teoría”. Es claro que el gobierno no tenía pruebas ni confianza en su caso, por lo que no apeló la decisión de la juez. Sin embargo, Alla Ahmed siguió en prisión hasta octubre, cuando la juez Kessler exigió nuevamente que fuera regresado a Aden.

UNA NUEVA CAMPAÑA PROPAGANDÍSTICA

Para el Times este caso no es una aberración grotesca y un abuso de la ley internacional, sino “un caso altamente ambiguo”. Shane considera sospechoso que Ahmed haya declarado que había ido a Pakistán a estudiar “ciencia y religión” y que su principal motivo para elegir ese país fue que las “universidades islámicas aceptaban a estudiantes con promedios de calificación bajos”, que el hostal donde fue atrapado era usado tanto por estudiantes como por terroristas. Pero lo más importante es que el Times parece entender la principal razón del gobierno de Obama para no liberar a Ahmed ni al resto de los noventa y siete yemenitas que siguen presos en la base de Cuba (quedan 220 presos en total en esa prisión infame): “Incluso si Ahmed no era peligroso en 2002, dice, Guantánamo mismo pudo haberlo radicalizado, exponerlo a militantes y envenenar su mente en contra de Estados Unidos”. De tal manera, el joven que fue injustamente detenido durante casi la tercera parte de su vida se ha convertido en un peligro precisamente por haber sido detenido, y dejarlo regresar a su patria (la cual Estados Unidos y el New York Times consideran “atribulada”) es peligroso, porque ahí Ahmed puede “caer con el creciente contingente de Al Qaeda” y, ahora sí, convertirse en el peligroso terrorista que nunca antes fue. Resulta de vastador pensar que Obama ha heredado y adoptado como suya la lógica dolorosamente retorcida y perversa de la guerra bushiana contra el terror.