Opinión
Ver día anteriorMartes 27 de octubre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Argentina, Brasil, Chile y el azadón
P

ido al eventual lector venza el aburrimiento de leer algunas cifras. Sin ellas no podemos dimensionar nuestro atraso tecnológico; por tanto, tampoco nuestra competitividad internacional ni nuestra calidad de vida cotidiana, y por tanto nuestras posibilidades de progreso futuro (empleo e ingreso per cápita).

No voy a comparar a esta tierra tecnológicamente yerma con Estados Unidos, Japón, Finlandia o Dinamarca. Tampoco con la media de la OCDE, de la que somos socios. Le presentaré a un México puesto al lado de nuestros compatriotas latinoamericanos: Argentina, Brasil y Chile.

La de México –ya sabemos– es una economía grande, pero es la aguda concentración de su ingreso la que explica, fundamentalmente, las negativas cifras que a continuación verá. (Salvo en el número de computadoras, cuya fuente es International Telecommunication Union, el resto de las cifras están tomadas del Inegi, que se basa a su vez en información internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE–, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entre otros organismos especializados.)

Por su tamaño absoluto Brasil es a escala mundial, según datos de 2008, la economía número nueve, México la 11, Argentina la 23 y Chile la 44. Por su ingreso per cápita, vamos mejor: México es la número 55, Chile la 57, Argentina la 59 y Brasil la 78. Pero ya está claro: entre 2009 y 2010 perderemos esos lugares y bajaremos en la escala.

Revise estos números dentro de cinco años y podrá ver nuestro deterioro. Brasil estará volando, y Argentina y Chile se encontrarán en una condición mucho mejor que nosotros, porque no dependen de un mercado casi exclusivo: Estados Unidos, que vive una crisis de largo plazo y al que nos une un cordón umbilical que no sabemos cortar.

También irán mejor porque, siendo economías frente a las que hoy no nos vemos mal en términos de ingreso per cápita, sus bases tecnológicas son mejores y crecerán aún más rápido de lo que ocurre en México. En 2007 todavía no estábamos tan mal parados, aunque nuestro dinamismo apuntaba a lo que ya ocurre: nuestro país va para abajo y ellos para arriba. Comparativamente, en un ranking de competitividad que ubicaba a Estados Unidos en el lugar uno, Chile ocupaba el lugar 26, México el 47, Brasil el 49 y Argentina el 51. Ése fue en un momento dorado de la economía mexicana, enchufada al núcleo industrial (la industria automotriz) de nuestro vecino del norte. Pero eso se acabó: la industria automotriz sufrirá cambios drásticos en el futuro.

En 2008 Chile tenía 31.4 computadoras por cada 100 habitantes, mientras Brasil tenía 22.2, Argentina 20.7 y México 19.3.

Esas diferencias en algunos casos no son nada menores; tapar tales brechas implicaría un gran esfuerzo. Por ejemplo, la diferencia entre Chile y México es 62.7 por ciento. Para igualar esa cifra tendría que haber cambios formidables en el ritmo de crecimiento, en la distribución del ingreso, en la estructura de la economía, en la educación, que no están a la vista en absoluto. Y el número de computadoras en Chile seguirá creciendo.

Las líneas telefónicas por cada mil habitantes, en 2008, eran más que en México, en 25.2 por ciento (Argentina), 11.0 (Brasil) y 8.8 (Chile).

El número de servidores de Internet por cada 10 mil habitantes, en 2004, era mayor que en México, en 66.9 por ciento (Argentina), 30.5 (Brasil), y no había diferencia con Chile.

Los usuarios de Internet por cada 10 mil habitantes en 2008 eran mayores que en México, en 34.2 por ciento (Argentina), 61.6 (Brasil) y 55.1 (Chile). Es extraordinariamente difícil transmitir el significado de esas gigantescas diferencias en la era de la información y el conocimiento. Estamos muy lejos de estos países, dinámicamente vistos, y no tenemos un proyecto económico de nación que pueda cerrar esas brechas que, exactamente al contrario, en el futuro se ampliarán.

El número de usuarios de telefonía móvil por cada mil habitantes en 2008 era mayor que en México, en 65.9 por ciento (Argentina), 11.6 (Brasil) y 25.2 (Chile).

Nuestros hermanos latinoamericanos están instalándose en sociedades de innovación tecnológica –evidentemente Brasil muestra mayor vigor– y escapando de la economía de azadón, a la que podemos encaminarnos como país echados en la hamaca. Y una ruta tecnológica así no se sostiene sino mediante una vigorosa estructura de investigación científica y tecnocientífica.

Siendo éstos los datos en que se expresa el gasto que como nación hacemos en ciencia y tecnología, aun así se nos ocurre gravar telecomunicaciones y, no conformes con destinar una miseria al rubro de ciencia y tecnología para 2010, queremos hacerle recortes porque, sabe usted, son caras y, evidentemente, para este gobierno no son prioridad. Carstens no lo sabe, pero le gusta más el azadón, aunque es difícil imaginar sus destrezas en el manejo de esta tecnología compleja.

No vamos a salir de la recesión gastando menos, sino gastando más y mejor. El tamaño del producto depende del volumen de la inversión y del contenido. Y de este gasto depende el empleo, y del empleo depende el gasto de consumo, todo lo cual acrece el producto. Hoy es imprescindible una política anticíclica de endeudamiento que financie inversión productiva, como la infraestructura, las telecomunicaciones, la educación superior, la ciencia y la tecnología. Ya modificaremos esta política cuando la economía esté en crecimiento.