Opinión
Ver día anteriorMartes 3 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Comer en el Centro

D

esde hace unas semanas, quienes visitan el Centro cuentan con una grata compañía: la Guía para comer bien en el Centro Histórico, publicada por Ritos y Retos, grupo reconocido que integraron desde años Guadalupe Gómez Collada y José Enrique Bravo.

Enamorados de ese núcleo que expresa la identidad de los capitalinos y también en varios sentidos la del país en su conjunto, ambos han incursionado en programas de radio, en muestras de cocina, en el mundo de las publicaciones periódicas, en fin, para ahora entregarnos esta Guía que con su sola lectura provoca el antojo.

Se presentó recientemente en la Universidad del Claustro de Sor Juana; todos los participantes coincidieron en elogiar la iniciativa, sus contenidos, diseño e imagen. La Guía está dividida en restaurantes, terrazas, cafeterías, cantinas tradicionales, fondas, panaderías, lugares de antojitos, mercados e incluso tiendas gourmet como el Café Villarías o la Dulcería de Celaya.

A cada una de estas entradas corresponde un color distinto; en muchos casos hay un breve comentario que destaca las especialidades del lugar, su antigüedad, la calidad de lo que ofrece. Son el testimonio de que Guadalupe Gómez Collada los visitó todos y anotó con escrúpulo sus observaciones. Al final de la Guía aparece un mapa donde se ubican con facilidad los lugares mencionados.

Algunos de estos negocios han visto pasar ante sus ojos a varias generaciones de mexicanos, como La Vasconia, la panadería más antigua del Centro y tal vez de la ciudad, fundada en 1870.

Es interesante ver que la presencia de las cocinas regionales forma parte de este rico mosaico culinario. Se puede comer una birria estilo Jalisco en el mercado de San Camilito, adquirir quesillo, tlayudas y mucho más en Aquí es Oaxaca, probar buena comida yucateca en el restaurante Coox Hanal, o una sabrosa lengua a la veracruzana en el Lincoln.

Algunos restaurantes contribuyeron con sabrosas recetas, como el queso tapado de El Cardenal, los chiles en nogada de la Hostería de Santo Domingo, el pastel de elote del Águila Real o esta especialidad del Salón Corona:

Caldo de camarón

Se ponen a cocer en un litro de agua 150 gramos de camarón seco, 150 gramos de camarón pacotilla fresco, 250 gramos de zanahorias y 250 gramos de papas partidas en cuadritos; tres cucharadas de jitomate molido bien sazonado y chiles de árbol al gusto. No hay que poner sal, pues el camarón seco tiene la suficiente. Se retiran del fuego cuando estén cocidas las verduras y el camarón suelte su sabor. Se sirve bien caliente en vasos acompañado de limón y galletas saladas.