Los beneficios que el gobierno federal otorga a los grandes empresarios no existen para la educación, mientras el secretario del ramo, Alonso Lujambio, parece representar los intereses de Hacienda y no los de los más de 33 millones de mexicanos involucrados en el sector, advirtió el investigador Hugo Casanova Cardiel, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El experto, así como la especialista de la Universidad Pedagógica Nacional Etelvina Sandoval coincidieron en señalar que la Ley de Ingresos 2010, que otorga beneficios fiscales a poderosas corporaciones, y el proyecto presupuestal del Ejecutivo para la educación –el cual contempla un recorte de al menos 6.7 por ciento en relación con 2009– muestran dónde están los verdaderos intereses del gobierno de Felipe Calderón.

Casanova Cardiel agregó que ha quedado en evidencia la falta de convicción del titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para asumir el encargo social que tiene, pues la comunidad esperaría que él encabezara la defensa del sector.

Pero mientras a la educación se le recorta presupuesto, Lujambio parece “representar más los intereses de un grupo técnico que no tiene puestas sus prioridades en las políticas sociales, y mucho menos en la educación.

La valoración exagerada de las finanzas y los indicadores macroeconómicos por Lujambio demuestra el poco peso relativo que se sigue concediendo a la educación como un proyecto nacional y ratifica la falta de visión de quienes hoy forman el gobierno en México, abundó.

Casanova, integrante del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, señaló que no existe un aprecio por los factores de largo plazo que construyen la nación, sino un cuidado especial a los poderosos.

Con estos últimos, expresó, el Ejecutivo matiza sus propios dichos y dice que la abrumadora mayoría de empresarios cumple con sus impuestos, luego de haberlos criticado por evasión.

En cambio, a los integrantes del sector educativo se les dice: les tocan menos recursos, y se aguantan. Lo importante para el gobierno es el mundo del dinero, no los intereses de la sociedad, lamentó.

En el fondo, agregó, no hay ninguna sorpresa. Los gobiernos panistas han sido consistentes en el marcado desinterés por la educación y las políticas sociales.

Por separado, la profesora investigadora Etelvina Sandoval expuso que Lujambio no cumple con defender el bien social que significa la educación.

El titular de la SEP llegó al puesto por una definición política, porque había que suavizar las relaciones con Elba Esther Gordillo. Está ahí para cumplir ciertas órdenes, no por tener un proyecto educativo, aseveró.

El programa para la enseñanza fue cedido al sindicato magisterial con mayor claridad en la administración calderonista, destacó.

Así, el planteamiento de que todos se aprieten el cinturón es injustificable cuando resultan privilegiadas las grandes corporaciones y a la enseñanza pública se le recortan recursos. Esto es algo que indigna a todos. La educación no les interesa, insistió.

La enseñanza básica tiene carencias ancestrales, como la falta de inversión en escuelas y la especialización de maestros; en el nivel medio, gran cantidad de aspirantes quedan fuera, y a la educación superior se le restan recursos, lo cual afecta la formación de cuadros y a la investigación científica, denunció.

Alonso Lujambio debería saber que en educación, los daños son irreversibles, finalizó.