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La escritora y ensayista presenta su poemario Bomarzo en la Casa del Poeta

Cross busca una intuición más profunda del sentido de las cosas

La gran poesía debe tener como simiente la reflexión y la emoción, expresa a La Jornada

Publicado por Ediciones Era, el libro se divide en 18 cantos sobre el abismo y los sueños

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Elsa Cross, en imagen de febrero de 2008, durante la lectura de un texto luego de recibir el Premio Xavier Villaurrutia en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas ArtesFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de noviembre de 2009, p. 4

De acuerdo con Elsa Cross, cuando las razones de la razón y las del corazón se juntan surge una intuición más profunda del sentido de las cosas.

De allí que la poeta y ensayista, nacida en 1946, esté convencida de que toda gran poesía debe tener como simiente una argamasa entre reflexión y emoción.

Autora de una veintena de poemarios y dos libros de ensayo, ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 2007 y, en ese mismo año, del Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe, que se otorga en Quebec, Canadá, Elsa Cross presenta hoy a las 19 horas su libro Bomarzo, en la Casa del Poeta (Álvaro Obregón 73, colonia Roma).

Coeditado por Era y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), se trata de un volumen integrado por un extenso poema escrito entre junio y octubre de 2005, dividido en 18 cantos o pasajes, en el que Bomarzo, ese célebre parque con esculturas del siglo XVI ubicado en el centro de Italia, es el elemento unificador y catalizador.

Problemas como el vacío, el laberinto, el abismo, los sueños, el umbral y los límites del lenguaje son las principales inquietudes que irrumpen a lo largo de esta obra de 66 páginas.

En fin, aunque parece un catálogo de lugares comunes de la posmodernidad, en el poema no surgen de una reflexión sino de una experiencia vital muy directa, precisa Elsa Cross en entrevista con La Jornada.

En realidad, siento que es un libro que debía haber escrito hace 30 años, en que vivía en medio de todo eso y hablaba de Bomarzo. Lo que me sorprende es que estas cuestiones hayan sobrevivido en alguna capa del subconsciente por tanto tiempo.

Forma natural de composición

–¿Por qué tomar de referencia o materia de inspiración para este poema el parque de Bomarzo? ¿Ese lugar representa para usted una suerte de metáfora?

–No fue una referencia que yo decidiera, sino algo que ocurrió. Salieron de modo espontáneo los primeros tres versos del libro, y en ese momento yo no tenía idea de la forma en que iba a crecer el poema.

“Nunca había estado en Bomarzo, que había sido para mí –como en el libro– sólo un tema de conversación; tampoco había encontrado la extraordinaria novela de Mujica Láinez, que se llama Bomarzo, la cual leí cuando el libro estaba terminado.

De hecho mis trabajos e intereses del momento eran totalmente ajenos y distantes de ese lugar; inclusive, hay muchas referencias a sitios de México que están presentes en el poema, explícita o implícitamente.

–¿Qué la motivó o impulsó a emprender esta obra de largo aliento? ¿Es común en usted hacer ese tipo de ejercicio poético?

–No me motivó nada en especial, así salió. En mi trabajo ha sido muy frecuente el poema largo. De hecho, hace 10 años publiqué una compilación bastante extensa (más de 400 páginas) de poema largo que titulé Espirales y contiene nueve libros completos.

“Mi primer poema largo, La canción de Arnaut, fue escrito en 1970, así que para mí ha sido una forma natural de composición poética.

“En algunos casos –como en Bomarzo– hay una especie de hilo vagamente narrativo que da estructura al poema. Otros han sido Bacantes, que va a reditar la Universidad de Puebla; Pasaje de fuego, Canto malabar y El diván de Antar.

–¿Puede considerarse a la poesía de largo aliento como un desafío o una confrontación que debe encarar todo poeta en cierto momento, acaso en su madurez (en el caso de México, en López Velarde, con La suave patria; José Gorostiza con Muerte sin fin, u Octavio Paz, con Piedra de Sol)?

–Siento más bien que depende de las necesidades expresivas de cada poeta, la forma que tomen sus poemas. Puede haber poemas muy breves que sean igualmente ricos e importantes. Y en el caso de López Velarde lo fundamental de su poesía no creo que se encuentre en La suave patria, sino en sus otros libros.

–¿Hasta dónde se presta este tipo de poesía para una reflexión más de naturaleza ontológica, filosófica, que emocional, sentimental? ¿Será una vertiente más propicia para imprecar las razones de la razón que las del corazón?

–Es muy posible que una poesía reflexiva pueda encontrar aquí mayor posibilidad de expresión; pero eso no excluye la otra faceta. Creo que toda gran poesía incluye las dos. Cuando las razones de la razón y las del corazón se juntan surge una intuición más profunda del sentido de las cosas.

Introspección con respuesta

–¿Qué tanto hay en Bomarzo un afán de búsqueda introspectiva o de la naturaleza humana, así como de experimentación en el terreno del lenguaje o la estructura poética?

–No creo que en este poema, ni en general en mi poesía, haya mayor experimentación. Lo que ha habido es mucho trabajo formal en toda mi poesía, un ejercicio de rigor hasta donde yo lo entiendo, aunque a final de cuentas se trate de una forma poética bastante tradicional.

“Siento que está muy bien que hagan experimentación de todo tipo aquellos poetas que la necesitan o la quieren, pero no es mi caso, y en este sentido considero más honesto permanecer dentro de mi propia convicción.

“Lo que Bomarzo sí deja traslucir es una introspección acerca de la naturaleza humana y también no humana; hay un interrogante sobre el sentido de la existencia que vuelve una y otra vez a formularse en los distintos cantos, que encuentra al final una respuesta.”