Opinión
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Penultimátum

Violencia por la adicción a los videojuegos

E

l bebé hizo que me mataran y por eso lo maté”, declaró Luigi Durán ante el jurado que lo juzgó en España. Durán, de 19 años, es aficionado al juego de video Mortal Combat. El bebé, hijo de su compañera sentimental, tocó la Play Station con la que estaba jugando Luigi y este perdió el juego. Molesto, mató a golpes al bebé. Después continuó jugando como si nada. El juicio duró meses. La fiscalía pedía para Durán una pena de 24 y 25 años de cárcel, respectivamente, por asesinato con las agravantes de alevosía y parentesco.

Lo condenaron a 18. El abogado defensor solicitaba una máxima de dos años alegando que Luigi fue víctima de una enajenación mental transitoria provocada por su adicción a los videojuegos violentos y por llevar varios días y noches dedicado casi ininterrumpidamente a un juego cuyas imágenes fueron calificadas de aterradoras por el fiscal en su exposición final. En su celda, el asesino tiene televisión, reproductor de dvd... y una Play Station.

Este caso estremeció hace dos años a Europa y resucitó el debate sobre la influencia de la violencia en la televisión, los juegos de video y la Internet entre los jóvenes. Las voces que criticaban los excesos en estos medios se habían callado en los últimos meses, ante el estruendo de las medidas para frenarlos.

Además, la violencia, principalmente en juegos de video, pasaba por una crisis. Los grandes fabricantes habían apostado por otro tipo de entretenimiento, más familiar. Y el público aceptó con gusto este cambio. Sin embargo, 15 por ciento de los juegos violentos continúa cosechando tragedias.

Por ejemplo, un tailandés de 18 años fue acusado de posesión de arma, robo y asesinato de un taxista de 50 años, inspirándose en el juego Grand Theft Auto. Podría ser condenado a la pena capital. En reacción, la policía de Tailandia retiró del mercado todos los títulos de esta serie, generosa en violencia y sexo. La de Tailandia no ha sido la única muerte real que ha inspirado.

En 2005, un adolescente mató en Estados Unidos a dos agentes de policía y a un empleado del servicio de emergencias. Dijo que lo motivó dicho juego para cometer esos crímenes.

Más recientemente, Daniel Petric, de 17 años, mató a tiros en Ohio a su madre e hirió a su padre (un pastor religioso) porque le quitaron un videojuego en el que el objetivo es disparar contra monstruos extraterrestres. El padre pidió una sentencia benigna, alegando que su hijo estaba tan obsesionado con los videojuegos que podría haber creído que la muerte de su madre no era real, como en los juegos.

El juez lo condenó a 23 años de prisión y narró cómo Daniel entró a la habitación de sus padres y les pidió que cerraran los ojos. Tengo una sorpresa para ustedes, les dijo. Cuando esperaban algo grato, recibieron un disparo en la cabeza.