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En ocho años, el cinerrealizador recorrió 17 países y 30 fuertes para la filmación

Presenta Canal 22 el documental El Caribe fortificado, de Eduardo Lizalde

Doscientas horas de grabación en cuatro capítulos se transmitirán cada semana a partir de hoy

 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de noviembre de 2009, p. 6

Todo comenzó con el asalto de los piratas –y de los imperios enemigos que los financiaban– contra las riquezas que el imperio español saqueaba de sus colonias en América y enviaba a la metrópoli vía puertos caribeños, como Veracruz, Cartagena de Indias, La Habana, Santo Domingo, San Juan o Portobelo.

Ahora, en el siglo XXI, ese sistema arquitectónico es la principal y más espectacular riqueza tangible del Caribe, aún no declarada en su conjunto como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas por la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), pese a los daños en algunas fortificaciones, como la de San Juan de Ulúa, en Veracruz.

Esa historia económica, política, social, bélica, arquitectónica y de enorme diversidad cultural –muy cercana a la novela de aventuras, pero con corsarios reales como Francis Drake, Henry Morgan, John Hawkins o Lorenzillo– es contada en la serie El Caribe fortificado, dirigida por el videodocumentalista Eduardo Lizalde Farías, explorador contemporáneo de la región.

Se trata de un recorrido por 17 países del Caribe y Europa, casi una treintena de fortificaciones, más de 200 horas de grabación y ocho años de trabajo, condensados en cuatro capítulos de 52 minutos cada uno, que comenzarán a transmitirse semanalmente por el Canal 22 este domingo 8, a las 20 horas.

Es, además, una historia que abarca los siglos XIX, XX y XXI: los procesos de independencia de los países del Caribe, las nuevas invasiones militares y disputas imperiales, las revoluciones sociales, el actual predominio de las trasnacionales y los contrastes entre la pobreza social y la rica diversidad cultural de raíz europea, americana y africana, ésta última derivada del tráfico de esclavos negros durante la Colonia.

Cuando me decidí por el tema, en 2001, me di cuenta de que las fortificaciones eran un pretexto para hablar de otros asuntos del Caribe, pues en torno a ellas sucedieron muchos de los hechos históricos más importantes de la región, comenta en entrevista Lizalde Farías, quien ya desde 2003 había producido un documental, estrenado ese año durante el Festival Afrocaribeño en el puerto de Veracruz.

Entre las fortificaciones que más me impresionaron está el Castillo de San Cristóbal, en San Juan de Puerto Rico, que es una locura en la que subes y bajas niveles, te metes por pasadizos y sales a jardines, y ahí hay otros baluartes y fortificaciones. Es enorme, aunque es muy difícil decir cuál es la más grande. Otra es San Carlos de la Cabaña, en La Habana, también monumental, pero más fácil de recorrer, más lógica y serena. La belleza de una fortificación no depende sólo de su tamaño, agrega.

Lizalde Farías, con trabajos como Ébano, la tercera raíz de México y La movida regia, y quien en todos los viajes por el Caribe y Europa sólo pudo ser acompañado por otro documentalista ante la escasez de presupuesto, destaca: Una más a la que costó mucho trabajo llegar fue la Citadelle, el monumento militar más imponente del Caribe fortificado, construido en Haití por el rey negro Henry Christophe contra el imperio francés, en las montañas, a mil metros de altura.

Caso San Juan de Ulúa

Presente en la entrevista, realizada en las instalaciones del Canal 22, Carlos Flores Marini, arquitecto, presidente de la Organización del Gran Caribe para los Monumentos y los Sitios y uno de los casi 20 expertos, entre arquitectos, restauradores e historiadores, consultados por Lizalde Farías y su equipo de trabajo, comenta: El problema de las fortificaciones es que no tienen uso práctico hoy día. En líneas generales, casi todas están en buen estado de conservación porque en muchos de los pequeños países del Caribe, sobre todo las Antillas, el sistema fortificado es uno de los más importantes recursos turísticos-culturales que tienen.

Acerca del caso de San Juan de Ulúa, Flores Marini, coguionista de El Caribe fortificado junto con Lizalde Farías y el especialista venezolano Ramón Paolini, agrega: Es un caso patético. Es la única fortificación y de los pocos monumentos en el mundo que ha estado tres veces nominado como patrimonio en peligro por ser uno de los monumentos más dañados. Aunque en la actualidad se hace una serie de obras internas, el problema de San Juan de Ulúa es externo, pues está en medio de instalaciones industriales.

Flores Marini plantea que mientras no exista voluntad política para cambiar de lugar, por ejemplo, la terminal de contenedores o el arsenal de la Marina, que está a un lado, el deterioro seguirá. El problema es que está asentado sobre un manto coralino, el cual tiene diferentes niveles. Y con los barcos de gran calado que ahí llegan, el choque contra la cimentación, que es ese manto, es muy fuerte. Ahí sí se han hecho trabajos importantes, pero no se ha llegado a la salvación definitiva.

Lizalde Farías agrega: En Santo Domingo, República Dominicana, se logró mover el muelle, el puerto completo, para salvar la ciudad histórica. Ambos concluyen: En los demás países del Caribe sus fortificaciones son prioridad.