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Privatizaciones y militarización, signos de totalitarismo derechista, dice en foro Jorge Camil

Expertos identifican con el fascismo el decreto de Calderón contra Luz y Fuerza
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Afluencia de trabajadores de Luz y Fuerza del Centro a la sucursal Tlalpan de la paraestatal, donde se tramitan liquidacionesFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de noviembre de 2009, p. 10

La pretensión de desaparecer de un plumazo la empresa Luz y Fuerza del Centro (LFC), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y los empleos de más de 44 mil trabajadores en medio de la peor crisis económica que ha vivido el país, son elementos que identifican a los regímenes totalitarios de nuestro tiempo, sostuvo Jorge Camil, ensayista y especialista en política internacional.

En el foro El fascismo: ¿amenaza vigente en América Latina?, organizado por La Jornada en Casa Lamm, expuso que la marcada inclinación por privatizar los recursos naturales y energéticos, la ausencia de solidaridad con los pobres y la paulatina erosión del Estado laico desde 2000, son –entre otros– factores que nos apartan como país de la transición democrática y nos acercan cada vez más a un totalitarismo de derecha.

A esos componentes, entre otros que identifican al fascismo, se les agrega la militarización del autoritarismo, como la actual guerra contra el crimen organizado; los golpes de timón de la derecha y los acuerdos privados con el gobierno de Estados Unidos, como la aceptación para que opere en el país la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés), apuntó.

“No es curioso que los tres estados latinoamericanos más estrechamente acuñados hoy por la derecha: México, Colombia y Honduras, sean –como el último– impuestos por el ejército o dependan –como en las otras dos naciones– del apoyo decidido y constante de las fuerzas armadas”, explicó.

El gobierno no sabe adónde va

En su participación en el foro, el ex senador Manuel Bartlett Díaz tachó de fascista la forma flagrante y descarada en que se ha violentado la ley para terminar con los derechos laborales de los sindicalistas de LFC.

La extinción de empresa, dijo, forma parte de las acciones propias de un gobierno fascista, efectuadas “en un momento en que la situación es crítica. En un momento en que el propio gobierno (de Felipe Calderón) no ata ni desata, ni sabe adónde va.

Es increíble a qué grado mutilan la ley y desaparecen los argumentos. ¿Cómo se llama eso? Fascismo. ¿Por qué liquidar al sindicato? [Porque] es el único que queda y se opone a las privatizaciones del sector energético, denunció.

Agregó que cuando fue senador en la pasada legislatura padeció el fascismo por apoyar siempre los dictámenes presentados contra las reformas privatizadoras, como a la Ley Federal de Radio y Televisión, conocida también como ley  Televisa.

El escritor y periodista José Steinsleger destacó que el empleo del término fascista –como sinónimo de totalitarismo, despotismo, o acciones de fuerza– obliga a preguntarnos, ¿será que toda forma de violencia, ideológica conservadora, política, económica, excluyente, xenófoba, discriminación sexual, racial, conlleva la semilla del fascismo? El fascismo, entonces, sería todo esto y nada a la vez.