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A veces no están preparados para actuar con más sensibilidad

Los soldados deben salir de las calles: Iglesia católica

Advierte que la aceptación social del Ejército se puede venir abajo

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Carlos Aguiar, presidente de la CEM, y Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, al término de la reunión que sostuvieron ayerFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de noviembre de 2009, p. 16

Lago de Guadalupe, Méx. 10 de noviembre. El Ejército debe salir de las calles una vez que se profesionalicen las corporaciones policiacas, pues si bien ahora los militares tienen una aceptación social importante, ésta se puede venir abajo e irse desgastando si permanecen en tareas de seguridad pública. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que los soldados a veces no están preparados para hacer las cosas con más sensibilidad y pueden caer en atropellos al asumir dichas funciones.

Durante los trabajos de la 88 Asamblea Plenaria de la CEM, los obispos de Tabasco, Benjamín Castillo, y de Valle de Chalco, Artemio Flores, consideraron que la presencia militar en labores de seguridad debe responder a una coyuntura. Debe ser algo eventual, porque al Ejército le corresponde otro trabajo. Al referirse al tema central de la reunión –la seguridad pública–, sostuvieron que lo ideal es que la policía sea protectora de los ciudadanos y no cómplice de los delitos.

La jerarquía católica discutió el tema con el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien acudió a explicar la estrategia gubernamental para el combate a la delincuencia y el crimen organizado. En reunión privada reconoció que enfrentar dicho esos asuntos es la prioridad del gobierno, y reconoció la gravedad del problema.

Entrevistado al término de su encuentro con los obispos –encabezados por Carlos Aguiar Retes, presidente de la CEM–, Gómez Mont aseguró que sociedad y gobierno deben colaborar para recuperar la tranquilidad pública. Que el gobierno tenga funciones muy especiales que no pueden ser delegadas a nadie más no significa que no pueda ser más potente con la ayuda de la sociedad, que se decide a colaborar para perseguir el crimen y el delito.

Agregó que otra forma de colaboración social es la exigencia, para evitar cualquier acto de distorsión, corrupción o desviación, que no deben ser tolerados en esta lucha. Resaltó que la actual administración ha promovido la más importante y profunda transformación al marco legal, pero creo que hay que perseverar en los caminos que estamos haciendo para reconstruir las instituciones de seguridad y blindarlas de la corrupción y el temor.

–¿Hay vacío de autoridad?

–Hay preguntas no meditadas. ¿Vacío de autoridad? ¿Dónde? ¿En este país? ¡Por favor, hombre! –cortó el secretario.

Durante la conferencia de prensa de los obispos, cuestionados sobre una eventual excomunión a quienes participan en la delincuencia organizada, señalaron que no es sólo un asunto de penas y castigos. Quizá ni siquiera les importe, porque ya están alejados de la comunión y de la sociedad. Las penas espirituales y las sanciones legales no cambian a los delincuentes, sino la formación interna.

Subrayaron que enfrentar la violencia en el país es, inclusive, un asunto cultural, pues cuando las conductas agresivas se generan en la familia tienden a reproducirse en la sociedad. Tiene que crearse una cultura de paz, la cual debe inculcarse desde los núcleos familiares, lo cual incluye una formación de conciencia respecto de la persona y de la vida, porque nadie es totalmente perverso. Todos tienen la oportunidad de cambiar, no existe el mal absoluto. Siempre hay destellos de luz, de conversión.