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El músico presentó en el Teatro de la Ciudad su más reciente producción discográfica

Ernesto Anaya estremeció el alma del público con una velada huapanguera

Eugenia León fue la invitada especial y con su voz abrigó a los asistentes

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Ernesto Anaya, la noche del miércoles, durante la presentación de su nuevo disco Huapangueando: la Huasteca en coloresFoto Alejandro Amezcua
 
Periódico La Jornada
Viernes 13 de noviembre de 2009, p. 4

El músico Ernesto Anaya presentó su más reciente producción Huapangueando: la Huasteca en colores, que reúne sones jarochos y huastecos tradicionales con piezas atrevidas en las que combina las jaranas con el sonido del saxofón, el contrabajo y el arpa.

El Teatro de la Ciudad Esperanza Iris fue el escenario de la velada huapanguera que propició el rencuentro del público mexicano con la música de los años 40 y 50 del siglo pasado.

La cantante Eugenia León, invitada especial, abrigó a los asistentes con su voz y sentimiento.

En el concierto Huapangueando, dedicado al quehacer de los músicos que preservan las raíces del país, también participaron los cantantes Carlos y Emiliano Ávila, Claudia Montiel, Alejandra Robles y Juana Vargas.

Esta noche vamos a jugar con el huapango. Tocaremos huapangos y sones tradicionales de los años 40 y 50, que son del dominio popular, expresó Ernesto Anaya.

La velada permitió al espectador escuchar las nuevas propuestas de música mexicana, con las voces y destrezas musicales de los amigos de Anaya.

El ritmo de las jaranas y el requinto estremeció el alma del público, que aplaudió la interpretación de Lucas Hernández, Carlos García y Gustavo Calzada.

Todo fue alegría al compás de los huapangos de nuestra tierra mexicana.

Cada vez me siento más orgulloso de mi país; aquí he tocado varios instrumentos y acompañado a mi amiga Betsy Pecanins. Más que un concierto, es una fiesta dedicada a todos esos músicos que me han acompañado a lo largo de mi quehacer musical y de quienes he aprendido tanto, dijo Ernesto Anaya.

Alejandra Robles, con su potente voz, cautivó al espectador mientras cantaba: “traigo el corazón deshecho… y aunque el tiempo camine no se acaba la pasión”.

En el disco Huapangueando, Ernesto Anaya recreó el género del huapango desde los sones jarochos y huastecos tradicionales, pasando por otros compuestos como canciones en la década de los 50, hasta llegar a las composiciones recientes.

Después de presentar al cuarteto de saxofones Anacrusax (Samuel García, Octavio Yñigo, Roberto Benítez y Omar López) se escuchó el solo, sin tu cariño, voy caminando, voy caminando y no sé qué hacer, de la canción Cielo rojo, de Juan Záizar, en la voz de Anaya.

Escuchar melodías mexicanas entusiasmó tanto al público, que éste empezó a dialogar con el artista: ése es mi amigo. También querían verlo bailar, cuando en el escenario apareció un pequeño títere manipulado por Emanuel Márquez.

La riqueza de la música huasteca, la tradición del son y el canto de grandes intérpretes, como Juana Vargas, hizo que la velada fuera fantástica con el sonido del arpa de Malena Duarte.

Huapangueando, del compositor, arreglista y cantante, sorprendió al público, el cual no dejó de aplaudir al escuchar la música tradicional mezclada con ritmos de jazz y orquesta.

Durante el concierto, antes de un breve intermedio, se presentó el video de la canción Cielo rojo, donde desfilan músicos y actores mexicanos como Eugenia León, Aleks Syntek, Roberto Sosa y Héctor Bonilla.

Al tratarse de su proyecto, Ernesto Anaya se dio varios gustos y tuvo de madrina a Eugenia León, quien lo impulsó con el lanzamiento del disco. Asimismo recordó a sus ex compañeros Los Folkloristas e interpretó La madrugada.

En compañía de amigos y fieles seguidores de la música mexicana, el multinstrumentista concluyó la presentación de Huapangueando con la presencia de Eugenia León.

Ernesto Anaya se presenta hoy a las 19 horas en el auditorio Alejo Peralta de la Unidad Profesional Adolfo López Mateos (avenida Wilfrido Massieu s/n, esquina con avenida Instituto Politécnico Nacional, Zacatenco). El costo de la entrada es simbólico.