Lago de Guadalupe, estado de México. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lanzó un ¡ya basta! a quienes están involucrados en el negocio sucio del narcotráfico y exhortó a los gobernantes a perseguir lo que lo fortalece, el dinero sucio y las compli- cidades ilícitas, así como a procurar verdaderamente la justicia, superando la corrupción y la impunidad.

Durante la clausura de la 88 Asamblea Plenaria de la CEM, Carlos Garfias Merlos, obispo de Nezahualcóyotl; Domingo Díaz Martínez, arzobispo de Tulancingo, y Miguel Ángel Alba Díaz, obispo de La Paz, señalaron que la razón de fondo en el aumento de la violencia e inseguridad en el país radica en la prevalencia del desprecio por la vida, del hecho de haber convertido al ser humano en mercancía, en objeto desechable.

Corrupción en las instituciones

Sin embargo, remarcaron que el avance del crimen no podría explicarse sin la corrupción que invade las instituciones, la pobreza, la desigualdad, la impunidad, la falta de oportunidades, el afán de lucro y de ganancia fácil y la insensibilidad de los actores sociales que velan sólo por sus intereses. Destacaron que el negocio de la droga es un ídolo que seduce, ya que promete bienestar y vida, pero sólo engendra violencia y muerte.

Sobre las cuentas gubernamentales del combate al crimen y la percepción de que la violencia se exacerbó con esta lucha, Alba Díaz –en nombre de la CEM– señaló que aunque el gobierno diga que hay menos homicidios, el sentir parece ser otro.

El secretario de Gobernación (Fernando Gómez Mont, quien los visitó el pasado martes) nos afirmó rotundamente que en números absolutos, actualmente hay menos homicidios en México que en años pasados, pero no sé qué tan confiable pueda ser esa información; lo que sí se sabe es que la violencia, los homicidios, los asesinatos crueles e inhumanos ya han llenado las páginas de los medios informativos, y nos hacen sentir que hay mucha más violencia a partir de esta lucha en contra del narcotráfico.

En conferencia de prensa, los obispos antes mencionados leyeron un comunicado signado por el relecto presidente de la CEM, Carlos Aguiar Retes, y su nuevo secretario general, Víctor Rodríguez –no estuvieron presentes–, en el que sostienen que a la Iglesia católica le “desgarra la sangre derramada de los niños(as) abortados; las mujeres asesinadas; las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones; los que han caído en la confrontación entre las bandas; quienes han muerto en la lucha contra el crimen organizado y de los que han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumanas”.

Los prelados insistieron en que la respuesta está en la sociedad, pues si cada quien hace lo que le corresponde de manera adecuada, podrá haber avances en el tema. Señalaron que el problema no sólo se solucionará con la aplicación de la justicia y el derecho, sino fundamentalmente con la conversión.