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Del 3 al 6 de este mes los perredistas debatirán entre refundarlo o quedar en simulación

Va el sol azteca a su congreso nacional en medio de la crisis más grave de su historia

Enfrenta serio retroceso electoral, pérdida de credibilidad, burocratismo y violación de estatutos

 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de noviembre de 2009, p. 8

Refundación o simulación, es la disyuntiva que enfrentarán los perredistas frente a su congreso nacional, del 3 al 6 de diciembre. Cuatro días de discusiones en busca de transformar al Partido de la Revolución Democrática (PRD) que, a 20 años de su fundación, enfrenta la crisis interna más grave de su historia.

El partido de izquierda que hace tres años alcanzó su más alta votación hoy día enfrenta un serio retroceso electoral que lo ha hecho perder grandes bastiones, como en el estado de México. Además ha menguado su credibilidad ante la ciudadanía y acusa violación sistemática de sus normas internas, burocratismo a consecuencia del pago de lealtades y cuotas de corrientes, un padrón viciado y más, mucho más.

Tras casi tres meses de discusión, ya sea en foros estatales o en ponencias y propuestas elaboradas por intelectuales, académicos y militantes de ese partido, surgieron esos textos para el debate que sostendrán unos mil 100 congresistas nacionales en torno a línea política, estatutos, principios y programa.

Los planteamientos de cambio fueron muchos y muy críticos, por los vicios que permean al partido, en un complicado escenario nacional e interno. Pero, como es habitual, en el PRD al final fueron los dirigentes de las corrientes, representadas en la Comisión Política Nacional, quienes determinaron los textos que en días pasados se dieron a conocer.

Sesionaban prácticamente de manera paralela a los trabajos que, se supone, tenía a su cargo la comisión de reforma para la refundación del PRD, encabezada por el senador Alfonso Sánchez Anaya.

Esos documentos, aprobados por las corrientes, reflejan los problemas políticos e ideológicos a que se enfrenta el partido: la pérdida de identidad política entre las bases militantes perredistas y la incongruencia teórico-práctica en gran parte de nuestros dirigentes.

En el de línea política se lee que se ha impuesto el pragmatismo, se diluyó el objetivo transformador de nuestro partido, cuando en ciertos ámbitos la disputa por puestos ocupó el espacio de la política, y dio la impresión de reducir todo a una lucha de intereses personales y de grupo.

A consecuencia de los comicios internos de marzo de 2008, en el PRD se comenzó a desdibujar lo que al paso de los meses se convirtió en la debacle electoral que hoy enfrenta, e introdujo una nueva variante en el ámbito de confrontación entre las corrientes, entre los lopezobradoristas integrados en el bloque de Izquierda Unida y los que optaron por deslindarse de acciones emprendidas por Andrés Manuel López Obrador y sus simpatizantes.

Se prevé que este choque se manifestará una vez más en los días de trabajo del congreso nacional refundacional cuando, según Dolores Padierna, dirigente de Izquierda Democrática Nacional, René Arce, uno de los más evidentes líderes de Nueva Izquierda, antagónica al ex candidato presidencial, intente desbordar los ánimos y romper el congreso, tras sus amagos recientes de renunciar al partido.

En el documento de declaración de principios, en tanto, se plantea que el partido pretende resolver sus desaciertos y limitaciones por medio de su rencuentro con la sociedad y las luchas populares, con base en la congruencia con los principios éticos, el combate al patrimonialismo, el nepotismo, el egoísmo, el sectarismo y el individualismo que, como herencia de la política tradicional del país, se ha presentado en sus filas.

Pero lo cierto es que ya se advierte entre algunos perredistas, como Alfonso Ramírez Cuéllar, que sólo habrá cambios accesorios, porque lo que existe en el PRD es un agotamiento de modelo de partido que por sí mismo está incapacitado para operar reformas democratizadoras. Es partidario de que haya elección interna en agosto próximo para renovar todas las dirigencias, a lo cual se oponen la mayoría de las corrientes, incluido el propio presidente del partido, Jesús Ortega, quien ha defendido que su gestión concluye en 2011 y no está dispuesto a renunciar.

Pese a esas diferencias, los líderes del perredismo ya alcanzaron algunos acuerdos, como reducir la burocracia, que implica contar con un secretariado y una comisión política nacional, para regresar al esquema de comité ejecutivo nacional. También iniciar, en 2010, un proceso de depuración de su padrón, mediante la afiliación y reafiliación, y salvaguardar el año próximo, por ser electoral, para hacer comicios internos. Pero faltan puntos clave como el método de votación que aplicarán y si se respetará la paridad de género.

Toda la discusión se centrará en el congreso nacional, el cual será antecedido en Oaxtepec, Morelos, por un consejo nacional, donde se discutirán las reglas para la participación.